El Sermón del Monte y la Ley - Parte 3

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Propósito:
“DIOS, promete su gracia y todo bien a quienes cumplen sus mandamientos.”
Introducción:
El estudio de los diez mandamientos cuestiona a cualquier creyente verdaderamente convertido y lo primero que viene a su mente es discernir cuando oramos, cuando buscamos a Dios, a Dios Jehová de los ejércitos, el Dios vivo de la Biblia, qué Dios vemos o en qué Dios creemos; y tú como creyente debes evaluar esta pregunta: ¿crees en un dios circunstancial? ¿crees en un dios emocional? ¿crees en un dios bombero “apagaincendios”? o ¿crees en el Dios de la Biblia?
En el Dios de los cielos, Elohim, el todo poderoso, grande, fuerte, sublime, temible, lento para la ira y pronto en misericordia, omnisciente, omnipresente, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos; para los que creemos en ese Dios, los diez mandamientos son gozo, cuidado y amor incondicional.
Yo creo que antes de entrar de lleno en el estudio del tema que nos atañe hoy debemos entender el porqué del estudio. La Biblia dice en Deuteronomio 6:1-4
“Estos, pues, son los mandamientos, estatutos y decretos que Jehová vuestro Dios mandó que os enseñase, para que los pongáis por obra en la tierra la cual pasáis vosotros para tomarla, (¿hoy, quieres las bendiciones que tu Dios te ha prometido?).
Para que temas a Jehová tu Dios, guardando todos sus estatutos y sus mandamientos que yo te mando, tú, tu hijo, el hijo de tu hijo, todos los días de tu vida, para que tus días sean prolongados.
Oye, pues, oh Israel (I.F.R.A.N), y cuida de ponerlos por obra, para que te vaya bien en la tierra que fluye leche y miel, y os multipliquéis, como te ha dicho Jehová el Dios de tus padres.
¡Oye, Israel (I.F.R.A.N): Jehová nuestro Dios, Jehová uno es!”
Hemos venido hablando de lo que significan los diez mandamientos; ya hemos visto los primeros cinco:
1- No tendrás dioses ajenos delante de mí.
2- NO TE HARÁS ÍDOLOS O IMÁGENES PARA POSTRARTE Y ADORARLAS.
3- No tomarás el nombre de Dios en vano.
4- Acuérdate del día de reposo.
5- Honra a tu padre y a tu madre para que te vaya bien en la vida.
SEXTO MANDAMIENTO: “No matarás”.
La razón por la que no se debe matar estriba en que el dador y dueño de la vida es Dios; sólo él tiene potestad para dar y quitar la vida, y darla en abundancia. De allí, nadie tiene el derecho ni la potestad de quitar la vida del ser humano. En varios países se está considerando esto cuando se aplica a la pena de muerte. Otra razón es porque Dios es vida y no muerte. Él es la fuente de vida.
En este mandamiento se establece una clara diferencia entre matar y asesinar. Y en este caso específico del sexto mandamiento, se establece claramente el no asesinar.
Y para que se tipifique este acto se requieren dos condiciones:
1.– Que la víctima sea inocente.
2.- Que la víctima esté en estado de indefensión, que este indefensa.
Si miramos bien detenidamente el concepto de “no matarás”, el aborto es asesinato, y de los más viles y miserables, así la ley lo apruebe como en el caso de nuestro país hasta la semana 24. Aquí me viene a la mente algo que alguien decía: “no todo lo que es ley es moral; pero todo lo que es moral es ley”.
El asesinato es un crimen, no solo en el acto físico sino también del corazón, de la motivación. El Señor Jesús coloca la ira en la misma categoría que el asesinato, ya sea que esté secretamente guardada en el corazón o expresada apasionada y calurosamente por medio de las palabras. O sea que el alma puede ser asesinada por palabras despreciativas o iracundas como su cuerpo por un cuchillo.
Hay dos palabras griegas utilizadas para ira: una significa ira que se inflama rápidamente pero pronto se apaga, y la otra ira que es alimentada hasta quedar profundamente arraigada, que se clava en el corazón para convertirse en amargura, en odio hacia ese semejante. El señor Jesús emplea la segunda acepción. El odio y el menosprecio son el semillero del asesinato. Un corazón lleno de odio, resentimiento y desprecio es un corazón asesino. A los fariseos no les preocupaba el estado del corazón del ofensor, pero Jesús va más allá, va a lo profundo, a lo íntimo.
Jesús denuncia toda clase de ira, toda palabra despreciativa y apasionada y amplía el concepto de asesinato para incluir la motivación, o las palabras que las precedian. Dejando de lado el acto del asesinato, elevó la norma que rige la culpa, señalando la motivación maligna.
Cuando una persona que tenga cierto poder e influencia, se para frente a una multitud, haciendo arengas y con discursos populistas calentando los ánimos de los oyentes y de una manera subliminal incitando a la violencia, al odio y al sectarismo, eso se tipifica dentro de este mandamiento.
La murmuración es la injuria y también es un acto de asesinato, ¿sabe por qué?, porque acaba con la vida de la persona, la estigmatiza, la señala, la condena. Alguien decía “que la vida es algo mucho más integral que simplemente dejar de respirar”. Cuantas personas han perdido su trabajo por un chisme, por una injuria; se han visto afectadas en su vida sentimental, emocional o han sido víctimas de malos procedimientos.
El antídoto de este pecado es la restitución y la reconciliación, Mt. 5:23,24. Dios está más interesado en relaciones interpersonales correctas, en las relaciones significativas, que en ofensas. La reconciliación precede al sacrificio.
No permita que la sociedad le haga creer que el sexo no tiene ningún valor, y lo convierta en una necesidad meramente fisiológica, algo que tiene que ser satisfecho a toda costa, o un deporte hedonista y extremo.
SÉPTIMO MANDAMIENTO: “No cometerás adulterio”.
Definamos que es adulterio:
Es romper con los esquemas legítimos establecidos por la ley. ¿Que dice Génesis 2:24-25? Un hombre, una mujer, lo que está por fuera de esto traerá sus consecuencias.
Quizás la primera razón que justifica este mandamiento es el hecho de que el matrimonio es la primera institución creada por Dios.
El espíritu de este mandamiento es la fidelidad plena a Dios. El primer adulterio espiritual se cometió en el Jardín del edén, cuando nuestros primeros padres le fallaron a Dios.
El Señor Jesús fue el esposo que padeció de infidelidad cuando su pueblo infiel cambio su amor por el amor perverso de Satanás. El primer adulterio se cometió contra el mismo Dios. Por lo tanto, asechó el primer hogar, la primera familia, y por ende a la primera institución establecida por Él mismo.
El adulterio atenta contra un hogar establecido, el egoísmo humano sale a relucir cuando se está en ese acto, estado o condición. “El adulterio es el acto más vil y egocéntrico del ser humano”. “El adulterio encierra la mayor cantidad de pecados en un solo acto”.
Por la dureza de los corazones del pueblo de Israel y para proteger a las mujeres desamparadas, Moisés tuvo que ceder al darles carta de divorcio. Se llegó a tal extremo que se podían divorciar por cualquier cosa. La violencia intrafamiliar era la práctica de aquellos días; tal práctica ha trascendido hasta nuestros días.
El Señor Jesucristo fue más allá de Moisés en su sermón de la montaña, cuando explica de una manera acertada el asunto del adulterio. Él dijo: “Cualquiera (llámese viejo, joven, soltero, viudo) que mira a una mujer y la codicia en su corazón, ya adulteró con ella en su corazón”.
El adulterio no se limita a lo legal, es un asunto ético y moral. Va más allá de donde los testigos ven. Dios no quiere que suframos por este cáncer que se produce y carcome el corazón, iniciando por los ojos malvados y codiciosos. No llevar una vida inmoral. Tener un corazón honrado y sincero. No engañar, no mentir, no hacer sufrir al otro. No llevar una doble vida que por otro lado no trae bendición a la vida, sino maldición.
Dios provee la manera de abandonar las malas prácticas y pecados sexuales a través del arrepentimiento y la conversión: 1ª a los corintios 6:11 dice: “y esto erais algunos…”
Dios ofrece lavar nuestro pasado pecaminoso y darnos un corazón limpio y puro. El sexo dentro del matrimonio es puro y bueno: el autor de hebreos nos deja ver la verdad del adulterio en cap. 13:4: “Honroso sea en todos el matrimonio, y el lecho sin mancilla; pero a los fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios”.
No permita que la sociedad le haga creer que el sexo no tiene ningún valor, y lo convierta en una necesidad meramente fisiológica, algo que tiene que ser satisfecho a toda costa, o un deporte hedonista y extremo.
CONCLUSIÓN
Lea las advertencias de Salomón acerca del atractivo de la inmoralidad y sus consecuencias en comparación con la dicha de un amor comprometido (Proverbios 5:1-20).
La conclusión de Salomón es: “Sea bendito tu manantial, y alégrate con la mujer de tu juventud, como cierva amada y graciosa gacela. Sus caricias te satisfagan en todo tiempo, y en su amor recréate siempre.
Y ¿por qué, hijo mío, andarás ciego con la mujer ajena, y abrazarás el seno de la extraña?” (Proverbios 5:18-20).