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La actitud detrás de la acción

Prédica La actitud detrás de la acción - Pastor

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Propósito:

“Es imposible tomar en serio a Jesús sin tomar en serio las Escrituras; es imposible creer que Jesús

Yo quisiera pedirles hoy que me permitan romper con la armonía de la predicación, pero quiero que juntos vallamos al antiguo testamento y meditemos en estos textos:
1º Crónicas 28:9
Salmo 51:16-17

Cuando tu oras y oras, y oras por algo, y ves que no sucede nada algunas personas terminan diciendo: “Dios está muy ocupado y no me escucha”.

Y yo creería que lo Dios está tratando de decirte es: examina tu corazón (salmo 139:23-24 ), has un alto en el camino y evalúa tu oración:

-. ¿Lo que me estás pidiendo es un acto de adoración?
-. ¿A quién glorifica?
-. ¿has desarmado tu mente y tu corazón?

Desde el principio del sermón del monte Jesús se enfoca en lo interno, en cómo son los hombres en sus mentes y corazones. ese es el sentido principal del texto de Mateo 5:21-48 que estaré predicando los próximos domingos.
Y el sentido principal es que el señor vuelve a enfatizar las normas divinas para vivir en su reino, las normas divinas que ya ha previsto en la ley del Antiguo Testamento, en contraste con la tradición judía.

Al contrario de la justicia externa, superficial e hipócrita que caracterizaba a los escribas y fariseos, la justicia que Dios requiere es ante todo interna. ¡Si no existe en el corazón, no existe en lo absoluto! a pesar de haber sido olvidada por mucho tiempo o rechazada por la mayoría de judíos de la época de Jesús, esa verdad les fue presentada a todo lo largo del Antiguo Testamento.

Lo que tu y yo debemos entender es que Dios está interesado sobre todo en cómo son los hombres en su interior, es una verdad central en ambos testamentos. un buen acto externo es validado delante de Dios solo cuando representa sinceramente lo que hay en el interior.

Hoy la Biblia dice en Jeremías 17:10; “yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras”.

En el último libro de la Biblia el señor advierte a la iglesia en Tiatira: “yo soy el que escudriña la mente y el corazón; y os daré a cada uno según vuestras obras”.

La conducta externa correcta le agrada al señor solo cuando corresponde a actitudes y motivos internos correctos.

las supuestas buenas obras de los orgullosos escribas y los vanidosos fariseos no venían de las actitudes del corazón que Jesús dice que son características de los ciudadanos del reino: pobreza en espíritu, lamento por el pecado, misericordia, hambre y sed de Justicia etc.

El señor Jesús, ha dado en la primera parte del sermón del monte, la descripción de la naturaleza del cristiano por medio de las bienaventuranzas, e inmediatamente indica el propósito del cristiano, el cual es ser sal de la tierra y luz del mundo; y luego, pasa a describir su relación con la Santa Ley de Dios, que como indican los versos 17-20 de Mateo 5, implican un compromiso con dicha ley cumplida perfectamente por Cristo, y que los creyentes deben amar también y ponerla por obra porque Cristo no vino a abolirla sino a cumplirla.

Pero la relación del creyente con la ley no se trata de un cumplimiento buscando justificación y salvación por obras, sino un fruto de agradecimiento por la salvación que Dios ha dado, mediante un entendimiento claro de lo que esta ley significa, de lo que esta ley realmente demanda, esto es, una verdadera justicia, que no es precisamente la justicia ostentada por los escribas y fariseos como se indica en el verso 20 de este pasaje.

Así entonces, al hablar de verdadera justicia que da entrada al reino de los cielos, sabemos que se trata de la justicia de Cristo la que necesitamos para ello, esa justicia de Cristo cumple toda la ley tal como Dios la ha dado, a la cual como creyentes estamos comprometido

Entre los cambios más asombrosos que Jesús hiciera a la enseñanza tradicional estaba su insistencia en que la tradición y las escrituras se hallaban en conflicto, y que la justicia interior, no la formalidad externa, es la característica central y necesaria de una correcta intimidad con Dios.

El énfasis espíritu de la Ley

En esta sección, mediante varias ilustraciones acerca de la correcta interpretación de la ley, Cristo señala cuál es el verdadero espíritu de la ley, su intencionalidad, los principios que nos enseña y que debemos poner en práctica. Así nos dice que el espíritu de la ley:

A. No se limita a la letra
No se limita a relacionar meros actos reprensibles. Y aquí empieza a marcar la diferencia con la enseñanza de los maestros de antaño y de la época de Jesús encarnado, quienes daban a la ley una interpretación equivocada, haciendo una mera relación de actos considerados reprensibles por la ley. 

Para ellos, lo importante era no cometer alguno de los actos relacionados en su catálogo de tradiciones que eran vistas al mismo nivel que la Santa Ley de Dios. Para ellos, no matar físicamente, era suficiente para demostrar que habían cumplido la ley de Dios, y esto estaba bien en su relación con el Señor. 

No veían la ley en todo su contexto y no lograban entender la intencionalidad verdadera de la ley y se limitaban a la letra de la ley. A esto se refiere también el apóstol Pablo al señalar que dicha interpretación de la ley mata (2 cor. 3:6). Pero el espíritu de la ley, no se limita a la letra,

B. Implica principios que van más allá de la letra
Así en esta sección y casi hasta finalizar el sermón del monte, el Señor Jesús nos demuestra, que la ley de Dios no debe considerarse en función de hechos solamente, sino que son de vital importancia los pensamientos, las motivaciones y los deseos del ser interior. De modo que para Dios importa principalmente lo que conduce a los hechos reprensibles por la ley, es decir, lo que Dios ve y reprende, “el corazón”,

C. Cristo ilustra estos principios para que conozcamos mejor a Dios
Aun el Sermón del Monte no se trata de un catálogo cerrado de actos prohibidos o permitidos para los ciudadanos del reino, sino principios aplicables a toda nuestra vida cotidiana mientras estamos en este camino hacia la consumación de su reino, de modo que experimentemos cada día un mejor conocimiento de Dios mismo, lo que Pedro también llama, crecer en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo (2 Pedro 3:18).

Así la ley de Dios no es meramente la prohibición de hacer lo malo, sino el mandamiento de hacer lo bueno y amar lo que es bueno, Miq. 6:8, al entender esto y ponerlo por obra, experimentaremos en verdad lo que es la buena voluntad de Dios, que sus mandamientos no son una molestia, sino la verdadera y gozosa libertad. ¿Estamos creciendo en nuestro conocimiento del Señor cada día?, ¿terminamos cada día revisando qué reglas cumplimos, o si estuvimos viviendo para la gloria de Dios?

Entre los cambios más asombrosos que Jesús hiciera a la enseñanza tradicional estaba su insistencia en que la tradición y las escrituras se hallaban en conflicto, y que la justicia interior, no la formalidad externa, es la característica central y necesaria de una correcta intimidad con Dios.

Cinco principios básicos resumen la idea central De Mateo 5:21-48.

El primer principio
El espíritu de la ley es más importante que la letra. la ley no fue dada como una serie mecánica de reglas por medio de las cuales en sus propias fuerzas los hombres pudieran gobernar la vida exterior. Fue dada como una guía para el tipo de carácter que Dios requiere.

El segundo principio
La ley es tanto positiva como negativa. su propósito no solo es prevenir el pecado interno y externo sino promover la justicia tanto interna como externa.

El tercer principio
la ley no es un fin en sí misma. Su propósito más profundo va más allá de purificar las vidas del pueblo de Dios. su propósito supremo es glorificar a Dios mismo.

El cuarto principio
Solo Dios está calificado para juzgar a los hombres, 1ª co. 4:4-5 (roja) mis amados ojo con este texto; recuerde que hay que entenderlo en su contexto.
Solo Dios puede juzgar los corazones de los hombres; solamente el creador tiene el derecho y la capacidad de juzgar los procesos internos de cada uno de sus hijos.

El quinto principio
A todo ser humano se le ordena vivir de acuerdo con la norma divina hacia la que la ley señala. Puesto que es imposible que el hombre cumpla ese mandato, Dios mismo ha proporcionado el cumplimiento a través de su hijo Jesucristo. el demandador de Justicia también es el dador de Justicia; el legislador también es el redento

¡¡¡AMÉN!!!

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