El divorcio: colapso moral

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Propósito:
“La verdadera justicia implica verdad en todo.””.
La falta de credibilidad no es el resultado del tiempo moderno, no es el resultado de los sistemas progresistas, no es el resultado de políticas de gobierno, no es el resultado de los conceptos inclusivos o de igualdad.
Ha existido desde la caída, y continuamente ha sido una de las características principales del sistema mundial. Satanás es el príncipe de este mundo, y ya que no solo es en sí un mentiroso, sino que también, como dice el apóstol Juan en el capítulo 8, es padre de mentira, no debería sorprender que el sistema que dirige esté caracterizado por la mentira.
Debido a que todos los hombres nacen en pecado por consiguiente todos nacen mentirosos.
El profeta Jeremías dice: “hicieron que su lengua lanzara mentira como un arco, y no se fortalecieron para la verdad en la tierra; porque de mal en mal procedieron, y me han desconocido dice Jehová; guárdese cada uno de su compañero, y en ningún hermano tenga confianza; porque todo hermano engaña con falacia, y todo compañero anda calumniando. Y cada uno engaña a su compañero, y ninguno habla verdad; acostumbraron su lengua a hablar mentira, se ocupan de actuar perversamente”.
Esta sociedad del siglo XXI se ha acostumbrado a vivir en la mentira, en el engaño, y la ha convertido en algo normal, la ha culturizado, es más, para el creyente la mentira ya no es un pecado, es una cultura y por lo tanto no es necesario confesarla como pecado.
La falta natural de credibilidad se amplía aún más por medio de las novelas, las películas, la televisión, la música y la publicidad popular, en todas las cuales la verdad, la fantasía, y la mentira pura se mezclan en formas imposibles de descifrarse.
La verdad es tan escasa que casi todo el mundo es sospechoso.
“La verdad es tan difícil encontrarla, que es más fácil encontrar una aguja en un pajar que un ser humano que ande en verdad”. Toda nuestra sociedad está construida en gran parte en una red de mentira, de una verdad manufacturada.
Ensombrecemos la verdad, engañamos, exageramos, se falsifican deducciones de impuestos, se hacen promesas que no tienen la más mínima intención de cumplir, se inventan excusas y se traiciona la confianza; todo como un asunto de la vida cotidiana normal.
Sin embargo, hasta las sociedades más corruptas y engañosas siempre se han dado cuenta de que, al menos en ciertos ámbitos, es necesaria la auténtica verdad.
En los tribunales de Justicia se exige a través del juramento que los testigos digan la verdad, toda la verdad, y nada más que la verdad. Sin la verdad, hasta una apariencia de Justicia sería imposible.
Individualmente los seres humanos están inclinados a la verdad solo cuando ésta los beneficia, pero colectivamente siempre han conocido algo de su importancia y legitimidad.
Alguien dijo: “la verdad es lo más exaltado que un hombre puede experimentar”, y alguien más dijo: “no hay nada tan poderoso como la verdad, y a menudo nada más extraño.
No tenemos que impresionar a nadie mostrando una imagen equivocada de lo que somos, no tenemos que buscar quedar bien con los demás y decirles mentiras o tratarlos con hipocresía. Somos llamados a agradar a nuestro Dios como siervos de Cristo, como cristianos, miembros del pueblo de Dios, la Biblia dice en Gálatas 1:10
Mateo 5:33-37
Los antiguos rabinos judíos, cuyas tradiciones antibíblicas y su ligereza con la verdad, De manera moralista consideraron la mentira, junto con la burla, la hipocresía y la calumnia, como uno de los cuatro grandes pecados que dejaban fuera de la presencia de Dios a una persona.
Ellos los antiguos rabinos judíos moralistas sustentaban que: El Mundo se mantiene en pie sobre 3 cosas: “la justicia, la verdad y la paz”. Ellos sostenían que “el que ha dado su palabra y luego cambia es tan malo como el idólatra”.
Los judíos de la época de Jesús veneraban la idea de verdad en principio, pero en la práctica se encontraba sepultada bajo el sistema de tradiciones que tenían.
En el sermón del monte en este capítulo 5, el señor Jesús procede a poner al descubierto sus distorsiones y contradicciones prácticas de la revelación divina que afirmaba amar y enseñar.
Lo primero a observar es que la Ley exige verdad en todo al invocar el nombre de Dios
El señor Jesús inicia su enseñanza citando una combinación de ideas basadas en levítico 19:12 (verde) y Números 30:2 y Deuteronomio 23:21
Tanto el perjurio como los juramentos son dos términos griegos diferentes pero muy relacionados entre sí. El primero significa mentir, jurar en falso, hacer falsos votos. El segundo literalmente significa estar encerrado. La verdad de un juramento o voto está encerrada, unida, y por tanto fortalecida por aquello que es invocado en su nombre
El tercer mandamiento nos dice: “No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano; porque no dará por inocente Jehová al que tomare su nombre en vano”.
El tercer mandamiento requiere el uso santo y reverente de los nombres, los títulos, los atributos, las ordenanzas, la palabra y las obras de Dios”. Es decir, el nombre de Dios debe usarse de una manera santa y reverente, al considerar quién es Dios, el tres veces santo, el fiel y verdadero, el que no tolera el pecado, el que lo ve y lo sabe todo.
Dios exige verdad, Al hacer un voto o juramento
Encontramos una descripción clara de un juramento en el libro de hebreos cap. 6:16.
El nombre de algo o alguien mayor que la persona que hace el juramento se invoca para dar mayor credibilidad a lo que se dice. Cualquier juramento en el que se invoca a Dios lo invita a presenciar la veracidad de lo que se dice, o a vengarse si se trata de una mentira. Por tanto, un juramento se tomaba generalmente como la verdad absoluta, La cual ponía fin a cualquier controversia, porque invitaba el juicio sobre aquel que violaba su palabra.
Al prometer algo o presentar juramento, se exige verdad de corazón, no una mera formalidad o palabrería, sal. 15:1-4. Cumplir juramentos hechos a Dios es la característica de un verdadero adorador. Dicho de otra manera, los verdaderos hijos del reino aborrecen la mentira.
Dios mismo hizo juramentos en ciertas ocasiones: Abraham en génesis 22: 16-17, salmo 89:3, 49, jeremías 11:5 y muchos más.
En hebreos 6:13 leemos que es evidente que las promesas del señor hechas con un juramento no fueron más veraces o vinculantes que cualquier otra cosa que prometió. No es que Dios hace un juramento porque de otro modo su palabra sería cuestionable o no fiable, sino porque desea enfatizar a los hombres una importancia o urgencia especial relacionada con la promesa.
¡Dios exige veracidad a su pueblo!
El noveno mandamiento dice “No hablarás contra tu prójimo falso testimonio”. “El noveno mandamiento requiere que sostengamos y promovamos la verdad entre nosotros como también nuestro buen nombre y la de nuestro prójimo, especialmente al dar testimonio”.
El pueblo de Dios es llamado a hablar verdad siempre, como comunidad del pacto de gracia. Como pueblo escogido por Dios.
El tercer y noveno mandamiento van de la mano, pero los maestros de la tradición en la época de Cristo desligaron estas exigencias de la ley de Dios para dar su propia interpretación falsa.
El exegeta William Hendriksen dice: “lo que tenemos aquí en Mateo 5:33-37 es la condenación del juramento ligero, pecaminoso, inadecuado y a menudo hipócrita, usado con el fin de impresionar o sazonar la conversación diaria. Frente a ese mal Jesús elogia la veracidad sencilla en pensamiento, palabra y hecho”
Debemos notar algo que es obvio, la falsa enseñanza estimula la mentira, contrariando las exigencias de la ley de Dios. En el verso 33 el Señor Jesús muestra la declaración de los falsos maestros, quienes impartían una falsa interpretación de la ley de Dios, estimulando la mentira en ciertas ocasiones, reduciendo la ley de Dios a la mera formalidad de cumplir aquellos juramentos en los cuales se nombrará específicamente el nombre de Dios.
Parece que habían clasificado las promesas y juramentos en categorías, algo así como: uno, de estricto cumplimiento; dos, cumplimiento deseable, o tres, de cumplimiento opcional.
Pero con esto, estaban estimulando la mentira y por ello el falso juramento, Esta gente era experta en sutileza para evadir el cumplimiento de la ley, y en apariencia se mostraban como cumplidores.
¿Ha conocido gente experta en presentar sus mentiras como si fueran verdades?, ¡cuántos falsos maestros hoy engañan a multitudes que creen van al cielo y en realidad están siendo conducidas al infierno! Muchos hablan falsamente en nombre de Dios, dicen “así dice el Señor”, pero Dios no los ha mandado, y ellos están Usando en vano el nombre del Señor Por hablar mentiras en su nombre, por no dar honor a su nombre, y enseñar a otros a no temer a Dios, a seguir su avaricia, sus mentiras, olvidando que Dios no dejará sin castigo al que tome su nombre en vano como dice el tercer mandamiento.
Muchos siguen hoy enseñando lo falso como si fuera verdadero, muchos escuchan estas mentiras y siguen el error, pero Dios un día ejecutará sus juicios como ocurrió con los falsos profetas y el pueblo apóstata en épocas del profeta Jeremías, cap.23:25-26
Las enseñanzas que estimulan la mentira y la hipocresía son detestables al Señor, y aunque tengan apariencia de verdad su fruto será solo mentira e hipocresía.
Cristo demanda andar en verdad
El planteamiento del señor Jesús era que Dios es el creador y señor de todo y que es el Dios de verdad en todo. Invocar de manera irresponsable y deshonesta a cualquier parte de la creación como testigo de un falso juramento era deshonrar al mismo Dios, ya sea que su nombre se invocará o no.
Deshonrar y comprometer cualquier verdad es deshonrar y comprometer la verdad divina. El cielo es de Dios, la tierra es de Dios, Jerusalén es de Dios, y la cabeza de una persona es de Dios. De ahí que es perverso y pecaminoso usar cualquier cosa de Dios, sea su nombre o una parte de su creación, como testigo de algo que es deshonesto, engañoso, insincero, astutamente falso en lo más mínimo.
Dios no tiene categorías separadas entre lo sagrado y lo secular. Todo lo que le pertenece es sagrado, y toda verdad es su verdad, así como toda la creación en su creación.
Toda mentira es contra Dios y por tanto todo falso juramento deshonra su nombre. La verdad no tiene grados ni matices. Una verdad a medias es una mentira completa, y una mentira blanca en realidad es negra. Dios nunca ha tenido ninguna norma inferior a la veracidad absoluta.
De toda persona ÉL desea verdad en lo íntimo; entre las cosas que el Dios Jehová de los ejércitos aborrece está especialmente la lengua mentirosa, y los labios mentirosos son abominación a Jehová. Así como Dios odia la mentira también lo hacen quienes le pertenecen.
Mis amados el destino de los mentirosos es el lago de fuego.
El Señor Jesucristo demanda hablar con verdad: “Pero yo os digo: No juréis en ninguna manera”, “sea vuestro hablar: Sí, sí; no, no; porque lo que es más de esto, de mal procede (o procede del diablo)”. Cristo nos dice que reflejemos al Dios de la verdad.
Si hemos sido limpiados por Dios mismo, si han sido purificados nuestros corazones, entonces debemos reflejar al Dios de la verdad siendo veraces en lo que somos, hacemos, y decimos. Recuerda que: “de la abundancia del corazón habla la boca”.
Si el corazón está lleno de la verdad de Dios, ¿puede hablar mentiras?, ¿puede andar en hipocresías?, ¿es esto fruto de la obra de Dios?
Somos llamados a ser imitadores de Dios como hijos amados, Dios es veraz, fiel y verdadero, digno de confianza. Así deben ser sus hijos, conocidos por ser veraces, no tienen que contestar a sus afirmaciones diciendo “¿en serio?, dígame la verdad”. Debe ser gente confiable, como su padre celestial es confiable y trae paz.
Si Dios te ha dado esa paz, eres confiable, y no necesitas estar jurando a cada momento, sino que al decir que algo es cierto, solamente debes decir “Sí”, y si niegas algo, solamente tienes que decir “no”, y nadie tiene que poner en duda lo que dices.
La veracidad de ese si y de ese no nace desde mi casa, de la contundencia que nuestra palabra como padres tiene.
Andar en verdad quiere decir: Hablando siempre con verdad. No con verdades a medias, no con mentiras blancas, no con sutilezas para esconder la mentira y el incumplimiento, sino simplemente diciendo la verdad, sí es simplemente sí; no es realmente no. Si al hablar no dices verdad, esto no procede de Dios sino del diablo, No estás reflejando a Dios sino al diablo quien es el padre de la mentira.
No tenemos que impresionar a nadie mostrando una imagen equivocada de lo que somos, no tenemos que buscar quedar bien con los demás y decirles mentiras o tratarlos con hipocresía. Somos llamados a agradar a nuestro Dios como siervos de Cristo, como cristianos, miembros del pueblo de Dios, la Biblia dice en Gálatas 1:10
Conclusión
Hermanos, Dios conoce nuestro corazón que es malo y engañoso, somos incapaces sin la gracia de Dios, de tener esa justicia verdadera que exige la santa ley de Dios, no basta con “no jurar en falso en nombre de Dios”, se trata de una integridad de corazón de andar en verdad en todo, lo cual se expresa en relaciones sinceras, en conversaciones honestas y verdaderas, en compromisos serios y veraces, en una vida que refleje al Dios de verdad digno de total credibilidad y confianza.
¿Somos totalmente veraces en lo que vivimos, estamos habituados a decir verdad?, o ¿tenemos miedo del qué dirán, o queremos quedar bien con los demás y somos tentados a decir mentiras?
Que Dios nos ayude, para que aprendamos a hablar verdad cada uno con nuestro prójimo como nos manda la Palabra de Dios, que aprendamos a ser veraces en todo, aprendiendo de nuestro maestro y pastor, Cristo Jesús.
¡¡¡AMÉN!!!