La oración no mecánica
Parte 7

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Introducción
Hoy en día es común escuchar la frase “diálogos de paz” y sobre todo si se trata de personas involucradas en la esfera política de nuestro país. Y otra frase que acompaña a la anterior es “Perdón y olvido” la cual es una ideología que pretende limpiar la mente de las víctimas de la violencia y declarar inocentes a los criminales.
Por otro lado, en la esfera social es notoria cada día la agresión de diferentes maneras: verbal, física, de forma violenta, muchas veces terminando con la vida de personas y a su vez las mismas personas queriendo hacer justicia por sus propios medios.
Así mismo, al ver y escuchar de los hechos que diariamente se comenten en nombre de la violencia y la criminalidad, se ha vuelto común escuchar la frase: “Eso no tiene perdón de Dios”, como manifestando un rechazo. Pero que decir de faltas a la moralidad cristiana como la fornicación, el adulterio, la mentira, el engaño, la deshonestidad, el chisme, etc., ¿eso sí tiene perdón de Dios?… ¿o será que más bien nos hemos acostumbrando a estos actos y por eso no los rechazamos?.
La palabra pecado no es muy popular hoy en día, a nadie le gusta que lo llamen pecador y que por tal razón su destino final será el infierno. Pero el problema radica es en que la mayoría de las personas tienen un concepto errado del pecado.
Cuando uno comparte el evangelio y persuade a la persona de que necesita un salvador, lo primero que escucha es “pero si yo no soy malo, no soy pecador, no le hago daño a nadie, no robo, no mato, no he estado en la cárcel por criminal” …más bien vivo una vida decente, normal, respetable… y por eso las personas concluyen que el pecado nada tiene que ver con su estilo de vida.
Y surge entonces la pregunta: ¿Qué es pecado?
Hay personas que caen en un estado de pecado y descomposición moral porque no han encontrado una mano que les apoye y por el contrario han hallado indiferencia y falta de compasión…nos han encontrado a nosotros evangélicos con apariencia de inmaculados pero ciegos, sordos, insensibles.
Mateo 6:9-13
- DEFINICION DE LA PLABRA PECADO
El Nuevo Testamento, en su original del idioma griego, hace referencia a 5 palabras para definir que es pecado:
- HAMARTIA: No dar en el blanco. El pecado es fallar en ser lo que nos había sido posible y para lo cual teníamos la capacidad de lograrlo…es decir ser santos.
De aquí surge la palabra Hamartiología, rama de la Teología Sistemática que estudia la doctrina del pecado.
- PARABASIS: El pecado es pasarse de la raya que separa el bien y el mal.
¿Será que es la línea que divide la honestidad de la deshonestidad?… ¿será que es la línea que divide la verdad de la falsedad?… ¿será que es la línea que divide la amabilidad y la cortesía del egoísmo y la altanería?
- PARAPTOMA: Deslizarse al otro lado; algo que nos hace perder el equilibrio. Es como un impulso, un deseo, una pasión que momentáneamente hace perder el equilibrio, generando una caída.
Yo creo que Dios le está diciendo a alguien hoy: ¡quita tus pies del resbaladero a tiempo porque la caída puede ser desastrosa!.
- ANOMIA: Ilegalidad; relacionado con violar una ley. Es cuando una persona sabe lo que debe hacer y sin embargo no lo hace, o hace lo contrario. Es como cuando vamos conduciendo un vehículo y vemos la señal y en vez de parar aceleramos más.
- OFEILEMA: Deuda. Es faltar al pago de lo que se debe. Esta es la palabra más cercana en el contexto del versículo leído. Como pecadores somos deudores con Dios Padre.
- PERDONANOS NUESTRAS DEUDAS (leer verso 12 nuevamente)
El pecado es un mal universal que está en todas las personas, por tal motivo la oración del Padre Nuestro incluye la expresión: “perdónanos nuestras deudas” la cual deja al descubierto nuestra miseria moral, esta que nosotros mismos nos empeñamos en ocultar, disimular, o incluso justificar.
Entonces, decir: ¡PERDON! es algo que nos cuesta muchísimo ya que tal exclamación implica humillación para quien la dice y es muy duro descender a tal punto donde el ego y el amor propio son quebrantados dolorosamente.
Así que, cuando oramos: “perdónanos nuestras deudas” estamos aceptando que:
-) Todos somos pecadores, nadie es perfecto. La Biblia lo declara en Romanos 3:23: Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios.
-) Los hijos de Dios cometemos Pecados: esto significa que no siempre hacemos la voluntad de Dios. El salmista David, exclamo: “contra ti he pecado y hecho lo malo delante de tus ojos” Salmo 51.
El pecado del hombre quebranta la comunión con Dios y entorpece la habilidad para dialogar con él. El pecado se puede concebir de varias maneras, por ejemplo, cuando desobedecemos su Palabra, cuando hacemos lo opuesto a lo que él nos dice que hagamos, cuando lo desconocemos al despreciar la identidad que él nos ha dado como hijos.
Cuando oramos: “perdónanos nuestras deudas” incluye reconocer que pecamos en cosas que pueden parecer pequeñas pero que ofenden a Dios, y también reconocemos las faltas mayores que quebrantan el corazón de Dios. El rey David en su oración pidió perdón a Dios por sus rebeliones, por su maldad, por su pecado…y yo siempre he dicho que su oración es un referente para que oremos por perdón. (Salmo 51).
Cuando oramos: “perdónanos nuestras deudas” es una expresión en plural y quiere decir que mi preocupación no debe limitarse únicamente por mis pecados, sino que debo sentir responsabilidad por los pecados de mis semejantes.
Debemos reconocer que nuestro comportamiento hace eco en el ambiente que nos rodea, nuestras reacciones de mal humor, nuestras palabras hirientes, nuestros silencios de complicidad, nuestros gestos humillantes, nuestra indiferencia, nuestras mentiras y murmuraciones… todas estas faltas pueden causar reacciones en cadena y generan daños graves a otras personas.
Por ejemplo, un hombre que ha tenido una fuerte discusión en casa con su esposa, sale enojado y en medio del trafico congestionado de la ciudad es intolerante y agrede a otro hombre que se atravesó en su camino… ¿tiene en esto alguna responsabilidad su esposa que lo irritó antes de salir?
Solamente Dios que escudriña nuestros corazones, sabe que, muchas veces cuando un hermano peca, en ves de decir: “Dios mío perdónalo” más bien lo correcto es suplicar: ¡Dios mío perdónanos!
- NO HACER LO BUENO TAMBIEN ES PECADO
Los hijos de Dios también pecamos cuando nos abstenemos de hacer el bien ya que obtenemos una deuda moral. Es decir que igual de grave es un pecado por omisión que uno por comisión. Escrito está en la carta de Santiago 4:17 Por tanto, el que sabe hacer lo bueno y no lo hace, comete pecado.
Hay personas que caen en un estado de pecado y descomposición moral porque no han encontrado una mano que les apoye y por el contrario han hallado indiferencia y falta de compasión…nos han encontrado a nosotros evangélicos con apariencia de inmaculados pero ciegos, sordos, insensibles…ahí también surge nuestra necesidad de implorar a Dios “perdónanos nuestras deudas”.
Es necesario reconocer que nuestro pecado causa una deuda moral con Dios y no podemos auto justificarnos por nuestros propios méritos, pues no hay nada que el pecador pueda hacer por sí mismo para pagar dicha deuda; ya que la Palabra de Dios confronta de manera fuerte en Isaías 64:6 Mas todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia.
Así las cosas, solamente hay una solución: El perdón gratuito de Dios que recibimos por Su Gracia, pero no porque sea gratuito significa que sea fácil. Jesucristo pagó el incalculable precio por nuestras deudas. Dios nos revela su misericordia por medio de la obra expiatoria de Jesucristo en la cruz: 1 Juan 2:1 Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.
Somos perdonados y justificados gratuitamente pero solamente a través de Jesucristo y él nos garantiza su perdón cuando suplicamos “perdónanos nuestras deudas” Escrito está en Romanos 3:24 Siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús.
- LLAMADOS A PERDONAR A NUESTROS DEUDORES (Vr.14-15)
Cuando oramos “como también nosotros perdonamos a nuestros deudores” nos recuerda que suplicar el perdón de Dios para borrar nuestros pecados nos obliga a perdonar a nuestros ofensores y hay que reconocer que, esta es una condición para ser perdonados por nuestro Padre Celestial. Expuesto de otra manera, los que no perdonan no pueden recibir perdón.
Cuando cerramos la puerta de nuestro corazón para no perdonar al que nos ha ofendido, agredido o agraviado también estamos cerrando la puerta para que no entre el perdón de Dios a nuestra vida.
Cuando oramos “como también nosotros perdonamos a nuestros deudores” nos estamos dando la oportunidad de vivir en la esfera del perdón, marcada por tres principios poderosísimos:
- Vivir en el perdón que nos ha sido otorgado por Dios
Nuestra deuda con él era inmensa y Él la ha cancelado totalmente y para siempre. Efesios 4:32 Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo
Nuestro Padre toma nuestros pecados y no hace memoria de ellos y a cambio nos da la visa para entrar y ser ciudadanos en su reino eterno. Así que nosotros también debemos perdonar y olvidar.
- Vivir siguiendo el ejemplo de Cristo
Él, cuando le maldecían no respondía con maldición, sino que clamaba: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”
Jesucristo nos dejó su ejemplo en todos los actos de su vida, incluyendo el otorgar el perdón a quienes nos agreden y nos hieren.
- Vivir experimentando la acción del Espíritu Santo en nosotros
A través de él, el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones. Si el amor de Dios no se manifiesta en nuestro comportamiento, ¿podremos asegurar que el Espíritu Santo mora en nosotros?
Romanos 8: 9 Pero vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros.
Conclusión
Los perdonados por Dios somos llamados a perdonar, y respondemos diligentemente y con humildad a ese llamado. (De lo que hemos recibo por Gracia, por gracia lo damos).
Por nuestra practica del perdón, tienen cumplimento otros principios contenidos en la oración del Padre Nuestro, como: -Que el nombre de Dios sea santificado, -Que su reino sea visible, -Que su voluntad se cumpla en la tierra como reflejo del Cielo.