Iglesia Familiar de Restauración: IFRAN Bogotá Norte
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Siendo verdaderos discipulos

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Introducción

Tal vez recuerden que por allá en abril cuando tuve la oportunidad de predicar, les comenté que cada vez que estuviera aquí iba a tener el propósito de llevar una palabra para invitarnos a llevar estilos de vida que transformen, ni hoy ni dentro de ocho días va a ser diferente; les diré: ¡Esto dice el Señor Soberano! Hoy vengo a compartir y tal vez a confrontarnos como una iglesia de creyentes en algo que es parte de nuestro ADN como IFRAN y es formar “discípulos” maduros. Es el momento de entrar cuestionandonos realmente qué somos o qué creemos ser o mejor aún qué deberíamos ser. ¿cuántos creyentes en Jesús tenemos en este lugar el día de hoy o viéndonos por las redes sociales?, tal vez todos, existen incluso no creyentes que escuchan de Jesús  y pasan por cristianos, disfrazándose de ovejas, que no creen sino admiran a Jesús, incluso la palabra muestra que también los demonios reconocen y hasta creen, y tiemblan al oír sobre Jesús; es decir, hoy no vengo a cuestionar tu creencia en Jesús, seguramente estás acá en una iglesia o tal nos ves porque crees en Jesús, y es precisamente por eso que vengo hablarte el día de hoy, porque Jesús le dijo a la gente que creyó en él algo que debería ser parte de nuestro ADN de vida como cristianos protestantes, y es no identificarnos como conocedores de Jesús, tampoco como admiradores de Jesús, incluso ni siquiera como creyentes de Jesús, lo que nos debería estar marcado cada fibra de nuestra identidad, nuestra forma de hablar y la manera de comportarnos o de tomar decisiones es que somos discípulos de Jesús y seguiremos con Él hasta el final.

Quiero comenzar leyendo una carta anónima de un pastor africano, que cuentan que la escribió la noche antes de morir y que ha sido leída en otras oportunidades porque fue publicada en diferentes medios, yo la tome de un blog, y dice así:

“Soy parte de la comunidad de los que no se avergüenzan. Tengo el poder del Espíritu Santo. Mi suerte ha sido determinada. Yo he cruzado la línea. La decisión ha sido tomada. Soy uno de sus discípulos. No voy a mirar atrás; o pausar, o detenerme, o devolverme, o quedarme quieto.  Mi pasado ha sido redimido; mi presente tiene sentido y mi futuro está seguro. Ya yo he terminado y no quiero saber nada de vivir a medias, deambular por las aceras; no quiero saber de sueños pequeños, rodillas suaves, visiones tímidas; de hablar mundano, de dar poco y de metas pequeñas.

Ya no necesito prominencia, prosperidad, posición, promoción, aprobación o popularidad. No necesito tener la razón, ser el primero, ser lo máximo, ser reconocido, ser honrado, ser estimado o recompensado. Ahora vivo en su presencia; confío en la fe; amo con paciencia; soy levantado por la oración y vivo con poder.

Mi rostro ha sido fijado en una dirección; mi caminar es rápido; mi meta es el cielo; mi camino es estrecho; la carretera es rústica; mis compañeros son pocos; mi Guía es confiable y mi misión es clara. No puedo ser comprado, desacreditado, desviado, seducido, devuelto, diluido o retrasado. No pestañearé frente al sacrificio; no dudaré en la presencia de la adversidad; no negociaré en la mesa de mis enemigos; ni consideraré la popularidad; ni daré vueltas en medio de la mediocridad.

No me rendiré; ni callaré; ni pausaré; ni me cansaré hasta que haya predicado, orado; pagado, acumulado para la causa de Cristo.

Soy un discípulo de Jesús. Tengo que seguir hasta que Él venga; dar hasta que me caiga; predicar hasta que todos conozcan y trabajar hasta que Él pare. Y cuando Él venga a recoger los suyos, Él no tendrá problemas en reconocerme. Mis colores serán claramente visibles.”

Ser discípulos implica abandonar mi estilo de vida y vivir completamente el estilo de vida de mi Maestro.

Juan 8:31-32

Formar discípulos no es algo nuevo o exclusivo de IFRAN, es una necesidad que a lo largo de la historia ha tenido la iglesia, en ocasiones mal entendido por enormes comunidades que atiborran a los creyentes con múltiples cursos, talleres, diplomados, capacitaciones y activismo académico religioso; se tiene la intención de dar conceptos doctrinales y enseñar aplicaciones de las doctrinas eclesiásticas para convertirlos en seguidores de la iglesia donde se congregan; y eso del todo no está mal, uno no tiene que comer entero y debe saber el lugar donde se encuentra, lo que se cree o se aplica o no, e incluso debe aprovechar los espacios que la iglesia ofrece para profundizar aún más en la palabra del Señor. En el caso de IFRAN, por ejemplo, están el Instituto bíblico o el espacio de escuela infantil o el de jóvenes e incluso los diferentes ministerios y por supuesto, el espacio donde profundizamos y nos formamos aún más que son los Grupos de Vida (haré una invitación).

 

Sin embargo, en ocasiones creemos que formarnos discípulos es cuestión de aprender algo o tomar “x” o “y” curso de formación discipular, cuando en realidad es un proceso de decisión que dura toda la vida, porque no implica algo externo, sino que nos lleva a que seamos y mostremos con nuestro estilo de vida el carácter de Jesús y eso ¿por qué es necesario?, acompáñenme a leer Juan 8:31-32 (NTV):

 

“Jesús le dijo a la gente que creyó en él: Ustedes son verdaderamente mis discípulos si se mantienen fieles a mis enseñanzas; y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres.”

Jesús, se dirige a las personas que hemos creído en Él, ¿cuántos creyentes estamos aquí?, entonces seguramente ya nos están hablando. Miremos que interesante, “ustedes son verdaderamente mis discípulos…”, ¿te has preguntado alguna vez si realmente eres un verdadero discípulo de Jesús?, tú o yo podrías decir: “¡por supuesto que sí!, no me ves aquí sentado, mira todos los años que llevó como cristiano, además he sido bautizado, y hasta rebautizado, además asisto a todos los servicios, he hecho todos los cursos acá y en otros sitios, tengo títulos teológicos en donde he aprendido a conocer sobre Cristo; 

por favor no me cabe la menor duda que yo soy un gran discípulo y yo creo que hasta de los favoritos”. Como te dije al iniciar nuestra predicación, no voy a cuestionar lo que crees de ti mismo ni mucho menos sobre qué tan creyente o no eres, pero te invito a que permitas que el Espíritu Santo nos examine y nos revele qué tan discípulos somos.

 

Comencemos diciendo lo qué significa ser “discípulo”, aquí no hay controversias teológicas ni gramaticales, sencillamente un discípulo es alguien que aprende de un maestro, es un aprendiz que está permanentemente en un proceso de aprendizaje y quiere aprender no sobre su maestro, sino quiere aprender y vivir el estilo de vida como de su maestro, su forma de hablar, de comportarse, su manera de hacer las cosas y por supuesto tener la sabiduría de su maestro; buscando ser como Él. Un discípulo, es más que un creyente o un seguidor o un conocedor del maestro, el discípulo tiene una relación cercana con su maestro y pretende adoptar su estilo de vida como propia, esta aprendiendo y adoptando su forma de pensar, hablar, sentir, comportarse e incluso tratar a los demás.

 

Recordemos cuando la extensa y grata enseñanza del pastor Cesar sobre el sermón del monte, como los discípulos iban más allá de la enseñanza que era para todos los creyentes o seguidores, recordemos Mateo 5:1-2, Jesús está enseñando, algo que siempre hace, Él es el gran Maestro que está dispuesto a enseñar a quien desea ser enseñado; pero a diferencia de los creyentes o seguidores, los discípulos no querían tener un conocimiento de sus enseñanzas ni siquiera tener un dominio académico de su palabra, sino lo que un discípulo busca es que lo que está aprendiendo de su Maestro se convierta en su forma de ver y llevar su propia vida, porque se recibe, se cree y se vive como la verdad sobre la realidad. Querida IFRAN, ser discípulo no es aprender sobre unos temas, eso lo hace cualquiera, tampoco es llevar años en el evangelio, ni tampoco como alguien con quien iba a leer la palabra me contestó sobre la Biblia afirmado: “yo esa historia ya me la sé”; el discípulo no está aprendiendo historias ni repitiendo versículos, el discípulo está aprendiendo la forma de vida de una persona, y esa persona es Jesús.

El verdadero discípulo busca estar con su Maestro todo el tiempo y en todo momento, no se limita a escuchar sus palabras, busca llevarlas permanentemente a la práctica, busca hacerlas parte de su manera de vivir y busca que sean su estilo permanente de vida, su manera de hablar y comportarse de forma habitual demostrando que no es un asistente, un conocedor, ni siquiera un creyente, sino que es mucho más que todo eso, es verdaderamente un discípulo, su estilo de vida es diametralmente diferente a un no creyente, porque no es una persona que “sigue” a Jesús; porque ahora en muchos lugares y muchos cristianos, ya no dicen con orgullo soy cristiano, sino soy un seguidor de Jesús, así como algunos pastores ya no son pastores sino que ahora son coach espirituales, ¡que ridículo!

 

Tal vez no nos gusta el vernos como discípulos porque requiere un compromiso exclusivo de vida y hasta la muerte. Un discípulo requiere mantener y adoptar sus enseñanzas, “Ustedes son verdaderamente mis discípulos si se mantienen fieles a mis enseñanzas…” pero no sólo conocen sino ejemplifican la forma de vida, mostrando de quien las ha aprendido; pero si no estás con Jesús permanentemente escuchándole, viéndole, practicando lo que aprendes, haciendo preguntas, dejándote guiar por su Espíritu, mi querido hermano y hermana es muy difícil por no decir imposible que aprendamos a ser como Él y ser verdaderamente sus discípulos. Es lamentable ver como la iglesia en general hemos fracasado en formar discípulos, es difícil y a veces imposible distinguir, por el estilo de vida, entre un creyente con uno que no lo es, un discípulo con alguien que es un simple asistente, un religioso que conoce que, con una persona entregada a Jesús, eso es muy doloroso, deberíamos estar siendo luz en medio de tantas tinieblas, deberíamos estar marcando la diferencia frente al mundo y ser faros que guíen a otros.

 

Pero tal vez tampoco nos gusta vernos como discípulos porque esto tiene implicaciones que nos llevan a morir, a dejar todo lo demás, incluyendo nuestra propia vida por la de Él. Acompáñame un momento a Lucas 14:33 que dice: “Así que no puedes convertirte en mi discípulo sin dejar todo lo que posees” (NTV). 

La única carta de renuncia que un verdadero discípulo debe pensar en pasar es la de dejar todo por Jesús, vivir hasta su último suspiro que se encuentre de este lado de la gloria haciendo lo que Dios le mandó, lo único que se debe abandonar son todos los compromisos actuales que nos impiden darle todo el tiempo a nuestro Maestro; Jesús deja muy claro que estar salvando nuestra vida antigua o tener otras prioridades diferentes a Él, no es una opción, ser discípulos implica abandonar mi estilo de vida y vivir completamente el estilo de vida de mi Maestro. 

 

Puede estar pensando, pero este predicador qué está diciendo, yo me siento cómodo viniendo a la iglesia una vez por semana, no tengo tiempo para asistir a esos grupos de vida, yo tengo una vida que vivir y dedicarle un par de horas a eso pues no, además también anochecer con Dios, o estar involucrado en un ministerio no, Dios debe entender que primero está esa película o serie en la plataforma, incluso yo veo contenidos cristianos y edificantes; o estoy en las redes sociales donde hasta comparto de Jesús con versículos que coloco; además está mi familia, pasar tiempo con mi esposa o mi esposo,  pues Dios me los dio y entiende que no puedo descuidarlas, así como todo lo demás. Tranquila IFRAN, nada hay nuevo debajo del cielo y la tierra, tal vez, solo tal vez, vas a decir y escuchar lo mismo que otros discípulos y ¿qué fue?, acompañame a leer para ir cerrando Juan 6:60-67:

“Muchos de sus discípulos decían: “Esto es muy difícil de entender. ¿Cómo puede alguien aceptarlo?” Jesús estaba consciente de que sus discípulos se quejaban, así que les dijo: “¿Acaso esto los ofende? ¿Qué pensarán, entonces, si ven al Hijo del Hombre ascender al cielo otra vez? Solo el Espíritu da vida eterna; los esfuerzos humanos no logran nada. Las palabras que yo les he hablado son espíritu y son vida, pero algunos de ustedes no me creen”. (Pues Jesús sabía, desde un principio, quiénes eran los que no creían y también quién lo traicionaría). Entonces les dijo: “Por eso dije que nadie puede venir a mí a menos que el Padre me lo entregué” A partir de ese momento, muchos de sus discípulos se apartaron de él y lo abandonaron. Entonces Jesús, mirando a los Doce, les preguntó: ¿Ustedes también van a marcharse”?

Amada IFRAN hoy Jesús nos está preguntando, ¿ustedes también van a marcharse? Ser discípulo es difícil y ofensivo para el mundo que nos rodea, es extremadamente incómodo para nuestra carne y se vuelve un ataque directo a nuestro enemigo; tal vez decidas que es más fácil apartarse de Él, abandonar, renunciar y lo mejor es seguir siendo un creyente dominguero como uno más del montón, tal vez te guste seguir siendo uno de los miles y miles que se reúnen cada fin de semana en las iglesias para sentirse bien porque asistieron a la reunión dominical y eso es suficiente, pero hoy debo decirte que centrarse en sí mismo no es amor verdadero, es un amor egocentrista, es el amor del “yo”, y eso se aleja diametralmente de lo que es ser verdaderamente un discípulo, no puedo dejar de decir algo para concluir y es que tú y yo tenemos una misión fundamental, y es la de convertirnos como creyentes en verdaderos discípulos, no por obligación sino por amor, por amor al Maestro quien ensancha permanentemente nuestro corazón día a día para ayudarnos a obedecer el evangelio, y que Él sabe que cuando obedecemos su palabra, estando en donde debemos estar y haciendo lo que debemos hacer como verdaderos discípulos, los más beneficiados somos nosotros.


Amados hermanos y hermanas, ¿cuánto tiempo llevas allí sentado como un creyente o como un espectador más que conoce acerca de Jesús?, hoy Jesús, en el que decimos creer, nos invita a dejar nuestras dudas a un lado y formarnos como verdaderos discípulos para luego ayudar a hacer a otros discípulos, mostrando al Maestro cuando estamos trabajando, reunidos con alguien, dando un consejo, opinando sobre un tema o lo que sea que hagamos todo el tiempo; es el momento que la cercanía con Jesús nos lleve a oler y llevar un estilo como la del Maestro, para que el mundo pueda identificarnos como personas que estamos permanentemente con Jesús, y nosotros podamos proclamar y orar como el salmista decía: “Perseguiré tus mandatos, porque tú aumentas mi comprensión”, ¡decide iglesia ser o no ser su discípulo!, llegó el momento de nuestra decisión, abandonar o asumir nuestra responsabilidad de ser verdaderamente sus discípulos e ir hacer discípulos a otros, esto es la voluntad de Dios y es parte de nuestra gran comisión.

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Giovanny Paredes Predicador

Siendo verdaderos discipulos

📖 Juan 8:31-32

🗓20 de octubre de 2024