Iglesia Familiar de Restauración: IFRAN Bogotá Norte
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Introducción

En una de las prédicas de mi querido amigo y consiervo Giovanny Paredes, habló sobre una carta anónima que escribió un pastor africano, y no se si a ud le paso, pero a mí me enfrento y me puso a pensar. Yo quisiera retomarla: – una de las cosas que me llamó la atención es que parece ser que la escribió la noche antes de morir

“Soy parte de la comunidad de los que no se avergüenzan. Tengo el poder del Espíritu Santo. Mi suerte ha sido determinada. Yo he cruzado la línea. La decisión ha sido tomada. Soy uno de sus discípulos. No voy a mirar atrás; o pausar, o detenerme, o devolverme, o quedarme quieto.  Mi pasado ha sido redimido; mi presente tiene sentido y mi futuro está seguro. Ya yo he terminado y no quiero saber nada de vivir a medias, deambular por las aceras; no quiero saber de sueños pequeños, rodillas suaves, visiones tímidas; de hablar mundano, de dar poco y de metas pequeñas.

Ya no necesito prominencia, prosperidad, posición, promoción, aprobación o popularidad. No necesito tener la razón, ser el primero, ser lo máximo, ser reconocido, ser honrado, ser estimado o recompensado. Ahora vivo en su presencia; confío en la fe; amo con paciencia; soy levantado por la oración y vivo con poder.

Mi rostro ha sido fijado en una dirección; mi caminar es rápido; mi meta es el cielo; mi camino es estrecho; la carretera es rústica; mis compañeros son pocos; mi Guía es confiable y mi misión es clara. No puedo ser comprado, desacreditado, desviado, seducido, devuelto, diluido o retrasado. No pestañearé frente al sacrificio; no dudaré en la presencia de la adversidad; no negociaré en la mesa de mis enemigos; ni consideraré la popularidad; ni daré vueltas en medio de la mediocridad.

No me rendiré; ni callaré; ni pausaré; ni me cansaré hasta que haya predicado, orado; pagado, acumulado para la causa de Cristo.

¿Sabe por qué me impactó? Por que hace algunos años escuche al Dr Billy Graham decir:

“Señor no permitas que muera sin antes haber evangelizado al último que tu quieras”. 

¿Y sabe porque más? Yo me encuentro a puertas de mi pensión y de entregar esta Iglesia y de verdad no quiero escribir en la agonía de mi vida una carta como la que leímos. Más bien yo quisiera decir como el apóstol Pablo: “he peleado la buena batalla, he terminado la carrera y he permanecido fiel. Ahora me espera el premio, la corona de Justicia que el señor, el juez justo, me dará el día de su regreso; y el premio no es solo para mí, sino para todos los que esperan con anhelo su venida” (2ª Timoteo 4:7-8 – N.T.V)

Pero antes yo tuve que haber exclamado con pasión, con fuego, con angustia: ¡TE SEGUIRÉ!

Déjeme le comparto algo: Ningún asunto es tan importante para la vida del creyente como el que concierne a vivir en la presencia del Señor. 

¿Y Por qué es tan importante?:

Porque es a través de ella que podemos estar seguros del camino  a esa  “nueva tierra”. Además, nos permite discernir las acechanzas del maligno en los momentos más difíciles de nuestra vida.

la presencia divina nos da la certeza que aun cuando pasemos por las más diversas pruebas, es allí donde más sentimos que Dios está con nosotros: el profeta Isaías dice al respecto: “Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti”

 

Si alguien sabía lo que era estar en la presencia de Dios Jehová era Moisés.

El pueblo de Israel tenía una sensible inclinación a dejar la presencia de Dios por otros dioses. Ellos no seguían a Dios, la mirada de ese pueblo estaba en el hombre, tanto así que

En el capítulo 32 del libro de Éxodo, ellos tomaron la decisión de buscar otro guía, representado en un “becerro de oro”, para que les condujera a la tierra prometida. 

Tal pecado produjo la ira de Dios hasta negarles su presencia en la continuación del viaje por tan grande desenfreno. 

Sin embargo, Moisés, quien sí sabía lo que significaba  la presencia divina, tomó la siguiente decisión: 

“Si tu presencia no ha de ir conmigo, no me saques de este lugar”.

¡¡Este debería ser el texto lema para todo creyente!!

La respuesta de Dios para su siervo no pudo ser más alentadora: “Mi presencia irá contigo, y te daré descanso”

Éxodo 33:13-17

Dios Jehová de los ejércitos entra en un espectacular diálogo con su siervo Moisés y el tema central eran dos temas: o te sigo o te veo

¿De qué nos sirve hacer planes y hasta tomar decisiones si no contamos con la presencia del Señor? Tú y yo estamos en este tiempo en un proceso de renovación, hemos gemido delante del señor: perdona mi pecado, sana nuestra tierra, renuevanos, cámbianos, hazme un Odre nuevo etc. ¿De qué nos sirve ese gemir, si no estamos en la presencia del Señor?

Veamos, pues, la importancia de tomar la decisión de entrar en su presencia y conocer el mapa de ruta para seguirlo

 

  1. NO ES LO MISMO LA GUÍA DE UN ÁNGEL QUE LA GUÍA DE DIOS v. 2-3(N.T.V)

 La idolatría es un pecado condenable. (¿Recuerdan lo del becerro de oro?)

Este anuncio produjo gran pesar en el pueblo, y sin duda gran preocupación en Moisés, quien no ignoraba que Israel era “de dura cerviz”. Nosotros sabemos que solamente Dios es todopoderoso, perdonador y misericordioso para que pueda guiarnos en tan difícil viaje.

Sólo Dios es el único que nos puede dar descanso como se lo prometió a Moisés. 

 

II.LA PRESENCIA DEL SEÑOR PUEDE SER INTERRUMPIDA  v. 5

Hay muchas malas noticias a las que tenemos que encarar siempre, pero aquella que escuchó Israel de que ya Dios no les iba acompañar,  no pudo ser peor. 

Entre ellos tuvo que haber  un estremecimiento colectivo, pues el grave pecado de la idolatría había conducido a Dios a tomar semejante decisión. 

De hecho, nos dice el v. 4 que cuando ellos escucharon esa mala noticia, “vistieron luto, y ninguno se puso sus atavíos”. Y no era para menos. Y es que el saber que nuestras faltas hacen separación entre nosotros y Dios tiene que producir un gran dolor en el alma, pues se trata de una ofensa contra el Dios que nos ama de tal manera… 

 

mire le digo algo: “Lo único que interrumpe nuestra comunión con Dios son nuestros propios pecados”. El salmista lo dijo de una manera dramática, al decirnos que “si en mi corazón hubiese yo mirado a la iniquidad, el Señor no me habría escuchado” (Salmo 66:18). 

El pueblo de Israel había cambiado la presencia poderosa de Dios por un becerro de oro que no podía hacer absolutamente nada por ellos, excepto el de haberles conducido a pecar, como lo hacen todos los  ídolos. 

Cualquier ídolo que tengamos lo único que hace es llevarnos a cometer pecado. Mientras que la presencia del Señor lo único que produce es una vida santa y llena de profundo significado. 

¿Qué hay en nuestras vidas que está interrumpiendo nuestra comunión con el Señor?  

 

III.EL ESTAR LEJOS DE SU PRESENCIA DEMANDA UNA BÚSQUEDA 

 La comunión con Dios no es un asunto fácil ni se logra con una liviandad espiritual. 

Con frecuencia requiere de una lucha que hay que ganar contra nuestra propia comodidad. A lo mejor demanda largos tiempos de gemir y de quebrantamiento. Es posible que sea una lucha, tipo Jacob, quien no soltó al varón con quien luchó hasta que no lo bendijo. 

¿Se ha sentido alguna vez lejos del Señor?

¡Emprenda la búsqueda hoy!

 

IV.LA PRESENCIA DE DIOS DEMANDA ADORADORES v. 10

La presencia de Dios demanda adoración de parte de su pueblo. El estar consciente de tal presencia tiene que movernos hacia una auténtica adoración. 

Tenemos que admitir que tantas veces hay tanto “ruido” en nuestras vidas que nos olvidamos de rendirnos en adoración a Dios. 

Cuando otros ídolos, al estilo del “becerro de oro” son levantados, la presencia de Dios pareciera no hacer nada en nuestras vidas que nos haga salir de nuestra propia “carpa” para adorarle. Tenemos todas las razones para adorarle. Contamos con las más variadas formas para hacerlo. Disponemos de las más seguras libertades para adorarle. ¿Por qué pasamos tanto tiempo sin hacerlo? Se nos ha dado el Espíritu Santo, cuya principal función ha sido la de glorificar al Hijo, ¿por qué no adoramos a nuestro Dios? Salgamos hoy de donde estamos, y adoremos al que vive por siempre. Así lo hicieron los ángeles, los pastores y los magos cuando nació el Rey del universo. La presencia de Dios en nuestras vidas no es solo para suplir, sino también para adorarle.

  1. SIN LA PRESENCIA DE DIOS ES INUTIL SEGUIR EL VIAJE.

El liderazgo de Moisés nos muestra que en la vida espiritual no debe haber tratos a medias. Que para emprender la ruta de un nuevo tiempo, así como Moisés emprendería la ruta hacia la tierra prometida, no debe haber un conformismo con lo que hasta ahora hemos vivido o hemos visto. 

De manera que cuando él tuvo la experiencia del encuentro cara a cara con el Señor, se atrevió a decirle: “Si tu presencia no va con nosotros, no nos hagas partir de aquí” v. 15. 

Es como si hubiese dicho: “Señor, si tu presencia no está conmigo, entonces no iré para ninguna parte. ¡No moveré  un solo paso si no estoy seguro que estás conmigo!”. 

 

En esto hay coraje, firmeza y resolución. Este hombre sabía que sin la presencia de Dios en su vida, todas las cosas que emprendieran eran inútiles. Nadie como él para saber que la presencia de Dios en Israel era tan distinta a los dioses de las demás naciones. De modo que sin esa presencia él prefería quedarse al pie de la montaña.

Antes de esta resolución Moisés le había pedido a su Dios que le mostrara el camino vr. 13. No podía ser de otra manera. Dios no solo conoce el camino, sino que puede abrir el camino; pero lo que es más importante, él mismo es el camino, según lo diría el mismo Cristo (Juan 14:6). A veces no sabemos qué camino tomar. Muchos de ellos son inciertos y llenos de peligros. Solo el Señor podrá conducirnos. Muchas veces nos preguntamos ¿por qué no hay victorias y respuestas para lo que hacemos o lo que pedimos al Señor? 

“Deberíamos revisar hasta dónde estoy permitiendo que la presencia del Señor me guíe”. 

 

La lucha que esto plantea por un lado es la  de un Dios que quiere guiarnos para que vivamos victoriosos, y por el otro mi propia voluntad que toma la iniciativa para guiar mi vida. Pero vez tras vez descubrimos que nosotros mismos no podemos guiar nuestras vidas. Que ella necesita del más experto y del más conocedor de todas las cosas a quien debemos seguir un día a la vez.  ¡Recuerda Juan 14:6!

¡!!CUIDADO CON LOS ESPEJISMOS!!

(la historia del perro con un filete de res en su boca)

Conclusión

La respuesta de Dios para su siervo no pudo ser más alentadora: “Mi presencia irá contigo, y te daré descanso” v. 14. Cuando Dios es nuestro “guía” tenemos seguridad para hacer el viaje y descanso frente a la presión de lo que está por delante. 

La única forma de ver y conocer a Dios es siguiéndole. Dios no está interesado en que le “veamos”, pero sí en que le sigamos. Ahora tenemos su Espíritu en nosotros. 

¿Quieres experimentar lo que Moisés? Tu y yo podemos tener esta misma conversación con el altísimo ELOHIM, cambia tu actitud frente a él, humíllate como el salmista lo expresa. Permite que ÉL guíe tus pasos, que él reine en tu vida, quita toda idolatría, 

el señor Jesús dice en su palabra juan 10:10: 

Jesús dijo que “él os guiará a toda verdad”. ¿Dejaremos que su presencia nos guíe?

¡Espero que así sea!

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Predicaciones por el Pastor César Muñoz Iglesia Familiar de Restauración IFRAN

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📖 Éxodo 33:13-17

🗓03 de Noviembre de 2024