¡Decídete! ¡¡PERDONA!!

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Introducción
Las estaciones del Transmilenio viven con largas filas de personas afanadas para poder transportarse de un lugar a otro, un día estaba haciendo la fila y me di cuenta que los que iban delante de mí, en un escalón antes de llegar arriba se tropezaban casi cayéndose. Fui hice mi vuelta y al volver había poca gente por lo que me dispuse a averiguar que pasaba, porque nos tropezamos todos es este sitio; observé que se estaba saliendo uno de los tornillos que aseguran la plaqueta del escalón y se encontraba más alta que los demás, por este motivo era que nos tropezamos.
He aprendido que el perdón es como ese escalón, Es un poco más alto que cualquier otra cosa que practicamos como cristianos. Desafortunadamente, es el escalón en el que muchos de nosotros parecemos tropezar con mayor frecuencia, incluyéndome a mí.
Mientras crecía, mi hogar estaba plagado de ira, angustia y dolor. Después de que llegue a los pies de Cristo, como podrán imaginar, hubo mucho que perdonar. Créanme, no se dio de una vez, sino por etapas. La decisión de perdonar ocurrió en un instante, como una bola de cristal que se hunde en el fondo de un vaso con agua. Fue un paso duro y elevado. Sin embargo, a pesar de lo difícil que puede ser el perdón, Jesús nos dice que es el núcleo de la fe cristiana. Es un tema fundamental en las enseñanzas de Jesús.
A lo largo de los tiempos del Antiguo Testamento, el pueblo de Dios ofreció sacrificios de animales para el perdón de sus pecados, de acuerdo con las instrucciones de Dios. Pero sus sacrificios nunca eran suficientes para cubrir todos sus pecados: cada nuevo pecado requería otro sacrificio.
Nuestro Pastor Cesar Augusto Muñoz predicó sobre el valor del arrepentimiento y me acuerdo de citaciones al perdón:
- Arrepentimiento es volvernos a Dios con un corazón humilde y sincero, para suplicar que su gracia nos cobije, nos perdone y nos haga sus hijos.
- Entre otras señales de verdadero arrepentimiento observaremos una buena disposición a hacer restitución a cualquiera que haya sido perjudicado.
En la gran mayoría de los casos se busca perdonar y ser perdonados
- Quitar todo tipo de actitud y acción desagradable. El cristiano debe caracterizarse por una conducta semejante a la de Cristo siendo benignos, misericordiosos y perdonadores.
¿Nosotros qué vamos a hacer para perdonar y recibir el perdón?
¿Elegimos perdonar: el escalón en el que tropezamos?
Decídete a perdonar
El cristiano debe caracterizarse por una conducta semejante a la de Cristo siendo benignos, misericordiosos y perdonadores.
Colosenses 3:13
“Soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros”.
El Apóstol Pablo escribió la epístola a los colosenses estando preso por primera vez en Roma, alrededor de los años 60 – 62 d. C.
Es esencial entender el contexto en que el Apóstol Pablo escribió esta carta, la iglesia enfrentaba desafíos de falsas enseñanzas y presiones culturales que amenazaban con diluir la pureza del evangelio, él nos está exhortando a vivir una vida que refleje la nueva identidad que los creyentes tienen en Cristo.
Este versículo sugiere que los creyentes deben:
Perdonarse unos a otros, Tolerarse unos a otros, Tratarse con bondad y gracia, Superar sentimientos de ira, amargura o venganza, Sanar heridas espirituales, Traer la paz y el amor que solo Dios puede dar
La Biblia dice que tienes razones para dejar atrás tanto tu pasado, como las personas que te han herido, y esas razones no tienen nada que ver con que esas personas lo merezcan o no.
Alguien le dijo una vez a John Wesley, “¡Nunca podré perdonar a esa persona!” Wesley respondió, “Entonces espero que nunca peques”. No vas a querer quemar el puente por el que tienes que cruzar para llegar al Cielo.
Reflexiona sobre esto:
- ¿En qué situación necesitas ofrecer perdón para que puedas dejar tu pasado?
- ¿Qué pecado crees que nunca podrás perdonar?
- ¿Cómo piensas que Dios se siente acerca de ese pecado?
¿Qué significa perdonar?
En la Biblia, el pecado se asemeja a una deuda y el perdón a la cancelación de esta. Un comentario bíblico explica que el verbo griego que se traduce “perdonar” puede significar “pasar por alto una deuda, renunciar a ella al no exigir su pago”. Por eso, cuando decidimos perdonar a alguien que nos ha herido, ya no consideramos que nos deba nada. Perdonar no significa que pensemos que esté bien lo que hizo o que no nos duela. Más bien, hemos decidido no guardar resentimiento, aunque tengamos razones para estar molestos.
Todos los seres humanos cometemos errores porque somos imperfectos (Romanos 3:23 por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios,). Por eso es prudente perdonar a otros, porque, tarde o temprano, nosotros necesitaremos que alguien nos perdone. Además, si perdonamos, también nos beneficiamos nosotros.
Si estamos enojados y resentidos, y no perdonamos, en realidad nos perjudicamos. Esos sentimientos negativos quizás impidan que seamos felices, condicionen nuestra vida y nos hagan desdichados. Incluso pueden ocasionar serios problemas de salud. Un informe del doctor Yoichi Chida publicado en la revista médica Journal of the American College of Cardiology dice: “Estudios recientes apuntan a una peligrosa relación entre la ira y la hostilidad, y la cardiopatía coronaria”.
Ahora piense en el lado positivo, es decir, los beneficios de perdonar. Cuando perdonamos a los demás mantenemos la paz y la unidad, y nos llevamos bien con otros. Pero lo más importante es que estamos imitando a Dios, que siempre perdona a los pecadores arrepentidos y que espera que nosotros hagamos lo mismo (Marcos 11:25 Y cuando estéis orando, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas; 5:1 Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados).
Colosenses 3:13 es un versículo poderoso llamado a encarnar la gracia y el perdón que Cristo nos ha mostrado en nuestras interacciones con los demás
El perdón no es meramente una respuesta emocional, sino un acto deliberado de voluntad. Implica liberar al ofensor de la deuda de su maldad. Este tipo de perdón es incondicional y está atado a la gracia que hemos recibido de Dios (Efesios 4:32 dice: Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo).
En nuestra vida diaria, en nuestras relaciones personales, ya sea con la familia, amigos o compañeros de trabajo, de estudio, las quejas y ofensas son inevitables. Aplicar Colosenses 3:13 significa elegir perdonar a quienes nos lastiman, incluso cuando es difícil. Esto no significa ignorar el dolor o pretender que la ofensa no ocurrió. En cambio, reconocemos el dolor y decidimos dejar de lado el resentimiento y el deseo de venganza. Si tu amigo traicionó tu confianza, perdónalo como el Señor te perdonó, esto implica buscar reconciliación y reconstruir la confianza, en lugar de seguir con amargura en el corazón.
En los conflictos ya sea en el lugar de trabajo, en la iglesia o cualquier lugar, soportarse unos a otros y perdonar, las quejas pueden transformar el ambiente.
Requiere humildad y disposición para priorizar la paz sobre tener la razón. La enseñanza de Jesús en Mateo 18:21-22 sobre perdonar setenta veces siete. Esta es la naturaleza ilimitada del perdón. Tenemos que abordar los problemas de forma directa y constructiva, buscando entender a la otra persona y dispuesto a perdonar las veces que sea necesario.
El perdón puede ser un testimonio poderoso del amor de Cristo. En un mundo que busca a menudo retribución y guarda rencores, perdonar como el Señor nos perdonó se destaca como un acto radical de gracia. Esto puede abrir puertas para compartir el evangelio, ya que otros ven el poder transformador de Cristo en nuestras vidas
Auto perdón:
A veces la persona más difícil de perdonar es uno mismo. Entender que el perdón de Dios cubre nuestros pecados nos permite dejar de lado la auto condena y la culpa. Aceptar la gracia de Dios nos ayuda a avanzar y a vivir nuestra nueva identidad en Cristo. Esto puede implicar afirmaciones diarias del perdón de Dios, buscar consejo de mentores espirituales de confianza y leer la palabra para renovar la mente.
Dentro de la comunidad de la iglesia es primordial aplicar Colosenses 3:13, es vital para la unidad y el crecimiento. Las iglesias no son inmunes a los conflictos y malentendidos. Perdonarse unos a otros fomenta una cultura de gracia y reconciliación. Implica ser paciente con opiniones diferentes, mostrar empatía y trabajar hacia la restauración.
La instrucción más amplia de Pablo en Colosenses 3:14 de vestirse de amor, que los une a todos en perfecta unidad.
La reflexión y la oración diaria son esenciales, comenzar el día pidiendo a Dios la fuerza para perdonar y la sabiduría para manejar las quejas puede preparar nuestros corazones para responder con gracia. Reflexionar sobre el perdón de Cristo hacia nosotros puede ablandar los corazones y recordarnos la misericordia que hemos recibido. Escribir sobre instancias donde necesitamos perdonar o buscar perdón, también puede ser útil.
Perdonar como el Señor nos perdonó no está exento de desafíos. La naturaleza humana a menudo resiste dejar de lado las ofensas, más cuando hay un profundo dolor. Es importante reconocer estos desafíos y buscar la ayuda de Dios para superarlos.
Obstáculos comunes y formas de abordarlos:
ORGULLO: el orgullo puede impedirnos perdonar, ya que exige justicia y vindicación, humillarnos ante Dios puede ayudarnos a superar el orgullo
MIEDO A LA REPETICIÓN: este miedo puede hacer que el perdón parezca arriesgado. Establecer límites saludables mientras se elige perdonar puede proporcionar un equilibrio entre la gracia y la sabiduría.
FALTA DE EMPATÍA: a veces, luchamos para perdonar porque nos falta empatía con el ofensor. Pedir a Dios que nos ayude a verlos a través de sus ojos y entender sus luchas puede ablandar nuestros corazones.
HERIDAS PROFUNDAS: algunas heridas causan un dolor profundo que hace que el perdón parezca imposible. En estos casos, buscar consejería profesional y guía espiritual puede proporcionar el apoyo necesario para trabajar a través del dolor y avanzar hacia el perdón.
EL PODER TRANSFORMADOR DEL PERDÓN: tenemos que reflejar el carácter de Cristo, el perdón es transformador, tanto para el que perdona como para el perdonado. Rompe las cadenas de amargura, fomenta la sanación y restaura las relaciones. A medida que perdamos a otros, experimentamos la libertad y la paz que provienen de vivir alineados con la voluntad de Dios.
Conclusión
Después de haber entendido la importancia que implica perdonar y ser perdonados, no podemos dejar de lado el decidirnos y perdonar. Estamos terminando un año más, el 2024 y el Señor nos invita a estar unánimes con amor.
El próximo martes es navidad y que bueno haber decidido perdonar para estar bien con todos los que nos rodean, especialmente nuestra familia. Hoy podemos compartir natilla y buñuelos viendo a la cara a nuestros hermanos y decirles ¡te perdono!
No olvidemos que los años que tenemos, en realidad son los años que ya no tenemos.
Los únicos años que en verdad tenemos, son los que nos faltan por vivir.
¿Sabemos cuántos años, meses, días, instantes nos quedan por vivir?
¡Comencemos bien el 2025!…
Yo decidí perdonar ya…
DECIDETE. PERDONA
Dios los bendiga