Amemos a nuestros enemigos

Comparte este artículo
Propósito:
“Renovar la firme convicción de cumplir el primer mandamiento de la ley: amar a Dios y en El a mi prójimo”.
Introducción:
Jesús nos llama a amar y no a condenar, a abrirnos de corazón al prójimo y a no ponerle límites legales o doctrinales a nuestra disposición de comprenderlo y aceptarlo tal como es y tal como nos necesita.
A través de los tiempos han habido muchas revoluciones, pero la que más nos impactó fue la revolución de Nuestro Señor Jesucristo que nos sorprendió con estas palabras: “Hacer el bien a nuestros enemigos, devolver bien por mal, amar a quien nos persigue y calumnia”. Son todas acciones, pasos de esta revolución existencial, cimentada en el centro firme del amor. Este es el núcleo de la doctrina cristiana, incomprensible, si, si no hubiese alguien quien haya recorrido ese camino. Veamos a Jesús en la cruz, despreciado, vituperado, maltratado, perdonando a aquellos que le crucificaron.
Y yo cristiano del año 95, y han pasado los años y los siglos, y ahora somos todos nosotros los cristianos del 2023. Como Él cada uno de nosotros sufrimos en mayor o menor medida, las ofensas de los demás: puede ser una indiferencia de alguien que teníamos por amigo, un desprecio de un desconocido, o un pequeño olvido de un ser querido, no se acordó de mi cumpleaños, de mi grado, algo que para mí era muy importante ¿cómo reacciono? ¿Aplicando la estricta justicia del ojo por ojo y diente por diente o recordando el amor de Cristo en la cruz, que perdono incluso a sus propios enemigos?
No puede ser alguien que no conocemos alguien que se nos atraviesa en el camino, no lo conocemos, pero ahora lo consideramos nuestro enemigo y queremos vengarnos.
Los soldados en la guerra a veces no se conocen y pelean y se matan entre sí. ¿Por qué? Porque les dijeron que eran enemigos.
En cuanto al trato con los enemigos, los que se nos hacen odiosos por sus hechos en contra nuestra, el Señor nos ordena imitar su Misericordia.
Juan Calvino en el libro titulado: EL LIBRO DE ORO DE LA VERDADERA VIDA CRISTIANA dice: “cuando la escritura nos ordena conducirnos de tal manera para con nuestros semejantes, de modo que prefiramos a los demás antes que, a nosotros mismos, nos está dando un mandamiento de tal envergadura que no podemos recibir a menos que primero seamos curados de nuestra naturaleza pecaminosa”.
Tenemos enemigos por donde quiera que veamos: en la familia, en la iglesia, en el trabajo, en las finanzas, en los amigos.
El evangelio de Lucas nos propone el amor a nuestros enemigos, cambia de raíz los esquemas del corazón humano.
Lectura del texto: Lucas 6:27-28,35-36
En la Santa Biblia Reina – Valera 1960 hay un título al iniciar estos versículos del capítulo 6 y es: EL AMOR HACIA NUESTROS ENEMIGOS, Y LA REGLA DE ORO. Y tendremos que ver el texto muy a fondo y entrar en ese contexto que nos da el Señor en este evangelio.
Hoy estudiaremos los versículos 27, 28, 31, 35 y 36. Los otros se los dejo a nuestro Pastor César para que el haga la disertación correspondiente.
Este mensaje que vamos a ver el día de hoy contiene un segmento de una verdad que transmitió nuestro Señor Jesucristo muy importante, conocida popularmente como la regla de oro.
Es algo que nosotros como hijos de Dios tenemos que conocer porque nos instruye con respecto al comportamiento con personas que de pronto en algún momento pudieron ser conocidos como enemigos.
Es uno de los textos menos entendidos y más mal aplicados. Nuestro Señor Jesucristo conocía perfectamente la ley judía, los escritos de Moisés citados en los libros de Éxodo 21:24 y Deuteronomio 19:21; y también citado por los rabinos, era la ley del talión “ojo por ojo y diente por diente” Se trata de una ley judía muy humana: hacer el bien a quien nos hace el bien y devolver mal a quien nos trata mal, amar a quien nos ama y odiar a quienes nos odian, es la ley de hacer a los demás lo que ellos me hacen a mí. ¿¡cuántas veces hemos hecho nosotros lo mismo?
Somos llamados a amar y no a condenar, a abrir nuestros corazones al prójimo y entender las circunstancias por las que está pasando y saber que, así como necesita el abrazo de Dios, también necesita el nuestro aquí en la tierra.
Las guerras, pleitos, contiendas, enemistades, muertes, siguen persiguiendo a muchos países, pueblos, veredas, barrios; el mandato de Jesús resuena como un clamor que recorre la historia y llega hasta nosotros aquí y ahora “Amad a vuestros enemigos”. En nosotros puede que nos haga recapacitar ese clamor, pero, ¿Cómo hacemos que en los corazones de las demás personas también los hagan cambiar y amar? Debemos empezar por nuestra propia casa a amarnos entre sí, en nuestra congregación, en donde quiera que estemos.
En el versículo 27 a, Jesús nos dice: “Amad a vuestros enemigos“, en la palabra encontramos por lo menos tres tipos de amor, y el amor del que se habla en este versículo no es de sentimiento sino de acciones y esas acciones lo que pretenden de parte de nuestro Señor hacia nosotros es que hemos experimentado el carácter de Dios.
No más, el hecho de tener salvación, nos muestra esa pauta de cómo es Dios y como nos trató cuando éramos sus enemigos, se mostró misericordioso pero esto no era lo que los escribas estaban enseñando a la gente. Ellos decían: ama a tu prójimo y odia a tu enemigo lo vemos en Mateo 5:43 “oísteis que fue dicho: amaras a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo” se cambiaba el énfasis de la verdadera intención de la ley.
Se tiende a decir que el cristiano debe tener una actitud positiva frente a las ofensas o las agresiones, lo cierto es que el texto nos dice todo lo contrario, tampoco avala la violencia, nos damos cuenta que la palabra nos enseña un punto medio en el cual nosotros tenemos que ser ese agente de cambio y tenemos que mostrar la verdad de lo que Dios ha hecho en nuestras vidas.
¿Quién es un enemigo? Es alguien que nos ha hecho daño, es alguien que nos ha perjudicado, es alguien que nos ha hecho sufrir, es alguien que nos ha quitado algo, es alguien a quien le tenemos odio; y sin embargo Jesús nos dice: a esta persona tenemos que amar, para poder hacer esto primero tenemos que quitar de nuestras mentes esa palabra “odio”, y, saber que la venganza no es una alternativa, sino que debemos dejar la justicia en manos de Dios.
Y la parte b: “haced bien a los que os aborrecen“; en otras palabras, nuestra disposición de corazón y mente debe revelarse en nuestras acciones. Encontramos un mandamiento que va en contra de nuestra naturaleza, ¿Quién va a querer en sus cinco sentidos hacer bien a los enemigos? Sabemos claramente quienes nos rechazan, quienes nos insultan, quienes nos hieren, Jesús nos dice que a estas personas no solamente tenemos que amarlas, sino que debemos hacerles el bien, ayudarles en lo que necesitan.
Nuestro Señor Jesucristo dice también: bendecid a los que os maldicen, miremos esa contradicción, la maldición es un deseo negativo que alguien tiene contra otra persona deseándole lo peor, en cambio la contraparte es bendecir. Bendición es desear lo mejor para alguien.
Jesús dice que cuando alguien te maldiga, tu respuesta no es devolverle mal por mal, sino al contrario, devolverle mal con bien.
Cuando alguien nos maldiga, debemos ir al nivel espiritual y decirle al Señor, Señor por favor bendice a esta persona.
Para llegar a esto debemos pasar primero por la parte emocional, tenemos que descargar nuestra ira, descargar nuestro odio, y pasar al amor, perdonar a esta persona y pedirle que nos perdone y orar para que reciba la bendición de Dios y encuentre el camino que Dios le tiene preparado. Romanos 12:14-21 “¿qué tremendo, Verdad?”
Y la otra parte del versículo 28 de Lucas 6 nos dice: “y orad por los que os calumnian“. Aborrecer, maldecir y calumniar, son comportamientos de naturaleza general, y, todos nosotros cometemos estos errores en mucho de lo que hacemos. Pero también nos llama a amar a hacer el bien y a orar.
En la Biblia la acción de orar es interceder por alguien, acercar a Dios a otra persona, rogarle a nuestro Dios Todopoderoso que cuide a esta persona, que, si no le conoce, abra sus ojos espirituales y le pueda conocer de una manera tan especial que no pueda negarse a seguirle y que sea el salvador de su vida.
Con esto comprendemos que tenemos que aplicar este principio (amad a vuestros enemigos) de manera creativa y fiel a las relaciones con nuestros enemigos.
Tomemos la decisión de amar, hacer el bien, bendecir y orar. Esto puede parecer débil frente al odio y la violencia, pero nuestro Señor Jesucristo los transforma.
En la cruz demuestra lo poderosos que pueden ser. En la cruz, no maldijo a sus enemigos, sino que oro por su perdón. Francisco de Asís, Martin Luther King, y otros han demostrado la fuerza del amor a través de los siglos. ¡el amor gana!
Todo esto lo hemos repasado en la predicación de nuestro pastor Cesar del 11 de diciembre en donde aprendimos sobre la cruz.
Jesús en el versículo 31 dice: “y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos”. ESTA ES LA REGLA DE ORO.
Este principio se expresa en uno de los libros apócrifos que compartió Milton Martínez en nuestra iglesia. Tobías 4:15 “no hagáis a nadie lo que no quieres que te hagan”.
El ser humano puede ser incoherente en muchas ocasiones, y es la madurez y la experiencia lo que determina hasta qué punto esto sigue sucediendo “no hacer lo que no te gusta que te hagan”. En muy pocas ocasiones cumplimos esto. A veces no somos conscientes de que estamos haciendo lo que previamente criticábamos.
Es importante saber que el ser humano está en continuo cambio, lo que hoy me parece correcto, mañana puede no ser así. Esto es la negociación de los absolutos (lo que sucede en el mundo de hoy es la negociación de los absolutos y todo lo vuelven relativo). Hoy puedo querer casarme y dentro de unos años ya no. Evolucionamos, maduramos, cambiamos. Las experiencias cambian nuestras vidas y la modifican. Nunca dejamos de aprender.
¿Qué ocurre cuando pienso una cosa e inmediatamente hago lo contrario? Esto no es evolución, no es cambio ni madurez, esto es incoherencia. Tenemos que pensar en nuestra estabilidad emocional.
Debemos saber quiénes somos y actuar conforme a ello, no podemos pensar algo y hacer lo contrario después.
Conclusión
Versículos 35 y 36, Dios te ama con un amor sincero, así mismo tu puedes amar a tu familia, a tus vecinos, y, aun a tus enemigos. ¿Será suficiente este amor de Dios para nosotros lograr el amor hacia los demás?
Oración
Piensa por un momento y trae a tu mente esas personas que consideras tus enemigos, esas personas que te han hecho algún daño, aquellas personas que te odian, aquellas personas que te maldicen, esas personas por las que te sientes rechazado; y comienza a decirle a Dios que te ayude a cumplir con el mandato de amar a nuestros enemigos y que te ayude a perdonarlos.
Si sientes en tu corazón repite conmigo esta oración: Señor yo declaro que perdono a esta persona (diga su nombre), lléname de tu amor para perdonarlo y que él me perdone a mí, te pido que lo bendigas junto con su familia, que si no te conoce, te conozca verdaderamente a ti y se rinda a tus pies. Gracias Señor por tu infinito amor para conmigo.
¡¡ AMEN !!