Cuando el sufrimiento
tiene un propósito

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Introducción
¿Quiénes hemos sufrido por algo, alguna vez… o por alguien? Algunas personas sufren por la pobreza, otros en medio la riqueza y la opulencia, algunos por enfermedad y otros por el temor a enfermarse, algunas personas sufren por la familia y otros porque no tienen familia.
Por supuesto que no todo el sufrimiento es igual. Algunos sufrimientos son definitivamente más dolorosos que otros, pero ahora quiero preguntarte por un sufrimiento profundo que como cristianos deberíamos tener: las personas que mueren y no conocen de Cristo.
¿Sientes la urgencia de hablarle a las personas de Jesús? ¿Ese dolor por la posible condenación de otras personas te acerca a ellas para compartir tu experiencia en Cristo?
IFRAN, lo que voy a decirte no es muy popular, pero debo decirlo, y es el hecho de que, aunque no quisiéramos sufrir, la realidad es que, en la mayoría de las ocasiones, el sufrimiento es biológicamente útil porque nos incentiva a tomar acción y hacer cosas que de otra manera ni siquiera intentaríamos.
Todos sufrimos por alguna razón, pero Jesús nos dice: “Yo les he dicho estas cosas para que en mí hallen paz. En este mundo afrontarán aflicciones, pero ¡anímense! Yo he vencido al mundo.” Jn 16:33 NVI
Hoy clamo a Dios para que fortalezca en ti la necesidad de que el mundo entero conozca el mensaje de salvación, que salgas de aquí con un propósito mayor con el que glorificarás a Cristo en todo momento y confío en que Dios ponga en tu corazón una semilla de ese sufrimiento que te convierta en un creyente permanentemente insatisfecho y te mantenga luchando, evolucionando, construyendo y conquistando almas para el Cristo.
La evidencia de Su presencia en tu vida, es decir, Sus frutos, es directamente proporcional al tiempo que le dedicas profundizar en Él, a profundizar en Su palabra y aplicar ese conocimiento a tu vida diaria. Así se reflejará la presencia del Espíritu Santo en ti. Ser testigo implica ser fiel a la verdad y profundizar en su palabra cueste lo que cueste, pero...¡cómo nos cuesta!
Filipenses 1:12-17
El Apóstol Pablo es el ejemplo perfecto de ese sufrimiento nacido en su corazón, pero él no se concentraba en sus propios sufrimientos, sino que se regocijaba en el progreso del evangelio. Él sabía que Dios siempre estaba en control de todo. Por esto, quiero resaltar dos aspectos importantes en el mensaje de hoy:
1. La confianza de Pablo en su circunstancia actual
¿A qué se refieren las Epístolas de prisión? Las cartas que mayor impacto tuvieron en nuestra cosmovisión cristiana fueron las escritas por el apóstol Pablo desde la cárcel. Esta es una de ellas.
Él escribía esta carta a los Filipenses desde la cárcel, probablemente en Roma, pero él sabía y tenía la plena seguridad y esperanza de que jamás sería avergonzado.
Las palabras que registra en este texto son palabras de fe en toda su expresión porque el Apóstol Pablo confiaba poderosamente en Dios. Para él lo más importante no era la vida o la muerte sino el evangelio.
¿Por qué lo hacía? No era solamente porque había tenido una tremenda experiencia de transformación tan instantánea, que muchas personas, aún algún tiempo después, veían con sorpresa y cierta incredulidad la conversión del Apóstol.
Él lo escribe en Gal 1:23-24: “Todo lo que sabían de mí era lo que la gente decía: “¡El que antes nos perseguía ahora predica la misma fe que trataba de destruir!”.
Ese encuentro que el Apóstol tuvo, lo podemos tener todos en el momento en que Dios decida, pero más allá de esto, ↑la razón principal por la que el Apóstol muestra una serenidad impresionante en este texto bíblico es por el progreso del evangelio.
Y noten que su sufrimiento fue biológicamente útil no sólo para él, sino que encontramos en el versículo 14 que la mayoría de los hermanos, aumentaron su valentía para hablar la palabra de Dios sin temor por causa de las prisiones del apóstol Pablo.
A pesar de que justo en ese momento se encontraba preso y estaba esperando un juicio delante de César, el Apóstol Pablo tenía la certeza de que estaba dentro de la voluntad de Dios y que el sufrimiento que estaba viviendo no era un castigo sino una forma en que él y la mayoría de quienes lo rodeaban podían glorificar y magnificar a Cristo y ↑si él tenía que pasar estos amargos momentos por esta causa, estaría dispuesto a morir porque tenía la certeza que valdría totalmente la pena.
IFRAN: Felipe fue crucificado cabeza abajo y lapidado hasta la muerte, Marcos murió en Alejandría, arrastrado por caballos por las calles hasta morir, Pedro crucificado boca abajo y Pablo fue torturado y luego decapitado por Nerón en Roma.
Y a ti: ¿te da pereza levantarte a las cinco de la mañana a orar? ¿Eres de los que se “quita el traje” de cristiano en tu trabajo por miedo a que te echen o para no parecer demasiado espiritual?
La realidad es que necesitamos el poder Espíritu Santo para mostrarnos firmes como creyentes, pero como los apóstoles en Hechos 1:8 nosotros ya recibimos ese poder del Espíritu Santo y seremos testigos hasta los confines de la tierra.
La Biblia no nos habla de un testigo en el sentido de una persona que sólo está presente en un acto o en una acción. La palabra griega referente a testigos que leemos en la Biblia es: “uno que muere por su fe”, es decir la palabra “testigo” y la palabra “mártir”, es la misma.
¿Y cuál es la diferencia entre un testigo fiel de Jesús y un testigo pasivo? ¿Entre quienes predican a Cristo por envidia y rivalidad y los que lo hacen de buena voluntad y por amor? Vers 15-16 La llenura del Espíritu Santo. El mejor programa de entrenamiento para el evangelizar no logra mucho sin la llenura del Espíritu Santo.
Gildardo, “pero es que no siento al Espíritu Santo dentro mí” Grábate o recuerda lo siguiente: cuando tu abriste las puertas de tu corazón a Cristo, el Espíritu Santo llegó a morar contigo como garantía de las promesas de Dios.
Así que esa costumbre de decir “derrama tu Espíritu sobre mí” o “que tu Espíritu descienda sobre tu pueblo” no tiene ningún sentido. A lo sumo, descenderá hasta los pies porque Él no va a salir de mí, Él ya está en mí, ya está en ti.
Ahora, “una cosa es una cosa y otra cosa es una casa”. ↑La evidencia de Su presencia en tu vida, es decir, Sus frutos, es directamente proporcional al tiempo que le dedicas profundizar en Él, a profundizar en Su palabra y aplicar ese conocimiento a tu vida diaria. Así se reflejará la presencia del Espíritu Santo en ti. Ser testigo implica ser fiel a la verdad y profundizar en su palabra cueste lo que cueste, pero…¡cómo nos cuesta!
John Piper decía: “Satanás dedica 168 horas a la semana tratando de engañarte. ¿Crees que puedes mantener una mente renovada con un vistazo de 10 minutos a la Palabra de Dios una vez al día? “
Iglesia: le damos mucha más importancia a nuestra vida terrenal que a glorificar a Dios y esto sucede porque, no tenemos la certeza de la ganancia que obtendremos al otro lado de la eternidad y de manera consciente o inconsciente le seguimos dando más importancia a lo que tenemos de este lado.
Darle más importancia a cualquier otra cosa, persona o situación que profundizar en la palabra de Dios se convierte una maraña de obstáculos en tu relación con Él; así que primero debe importarte algo más importante que esas distracciones.
Y la situación de Pablo en ese momento, en circunstancias tan terribles nos recuerda que los cristianos debemos procurar el progreso del evangelio en lugar de enfocarnos en las distracciones o en los problemas pasados o presentes.
Si hoy estás sentado aquí escuchando este mensaje es porque conoces la importancia de aprender de Dios, de encontrar el momento y el espacio para entrar en Su presencia, de sentirte un poco más cerca de nuestro Dios, pero, ¿le estás dando a Él la mayor importancia en tu vida? ¿Realmente es lo más importante?
Glorifica a Dios a tiempo y fuera de tiempo y nunca, jamás, independientemente de la situación en la que te encuentres (vivas o mueras en ella) serás avergonzado.
2. Designados para la defensa del evangelio
Recordando un poco de la historia de Pablo, encontramos en Gálatas 1:11-24 que a él ninguna de las personas que tuvo contacto directo con Jesús de las que aún vivían, le predicó el evangelio. Pablo tuvo una experiencia directa con Jesús y por Su revelación recibió el evangelio.
El evangelio no le llegó al mismo tiempo que a los apóstoles, no compartió con Jesús mientras vivía y ninguno de los discípulos le predicó. Sin embargo, estaba tan seguro de su propósito y de la gracia de Dios en él, que tenía claro lo que iba a hacer.
Yo creo también que como experseguidor de la iglesia y testigo visual de lo que les sucedía (Esteban), sabía que su tiempo era corto y debía aprovechar el que le quedaba para predicar con urgencia. No necesitó especializarse o esperar a hacer un doctorado en teología.
Mi mamá falleció el 26 de Julio pasado, hace 4 meses y 14 días exactamente. El día de la cremación, a las 2 de la mañana estaba fuera de mi cama.
¿Pero saben por qué? No era por la tristeza de la partida de mi mamá que, por supuesto, estaba, pero esa tristeza era superada por dos cosas:
La primera: por la certeza y el consuelo de que mi mamá ahora la estaba pasando mejor que todos los que aún estamos aquí en este plano y, segundo, no dormí por la necesidad de llamar al arrepentimiento y acercar a Cristo a todas las personas que iban a estar acompañándonos en esa sala de velación, gran parte de esas personas son familiares alejados de la verdad de Cristo.
¡Que mejor oportunidad que esa! 2 Timoteo 4:2 A tiempo y fuera de tiempo, cuando sea oportuno y cuando no lo sea.
¿Y será que actos como esos sí tendrán algún efecto en las personas? Muchas veces, pareciera que no. De hecho, puedes ganarte enemigos como los detractores que el apóstol Pablo tenía y que buscaban desprestigiarlo por su labor apostólica, pero él no se dejó provocar ni permitió que se convirtiera en una lucha de egos, todo lo que le interesaba era la defensa del evangelio en el que Cristo fuera anunciado.
¿Sientes esa misma urgencia de hablarle a alguien de Jesús? ¿Cuántos pasan por alto la posible burla o la mala cara o que te tilden de demasiado espiritual por querer transmitirle el mensaje de salvación a alguien o… de sólo pensar en ello, prefieres cambiar el tema de conversación?
Todos dependemos de la gracia de Dios porque no podemos salvarnos solos pero debemos escuchar el evangelio para aprovechar esa salvación que Jesús ofrece gratuitamente, pero los que están afuera ¿cómo invocarán a aquel en el cuál no han creído y cómo creerán en aquel de quien no han oído y cómo oirán sin haber quien les predique? Rom 10:14
Las personas que aún no conocen a Jesús nos deben importar tanto pero tanto que, como Pablo, nos cueste decidirnos si morirnos ya para ir a la gloria con Jesús que ya tenemos garantizada o quedarnos para seguirles hablado de Él a quien no lo conoce para que los que se pierdan sean cada vez menos. Debemos sentirnos en esa encrucijada, entre sea incertidumbre de no saber si escoger la espada o la pared, pero, en este caso, entre dos situaciones positivas.
Todos, tú y yo, nos encaminamos con paso seguro al día del juicio y el veredicto será de castigo o vida eternos. Los que estamos aquí somos conscientes de la gracia Dios en nosotros porque creemos en su hijo Jesús y perseveramos en Él…y ¿los que faltan?
No como un amigo que dice que no le importa si va al cielo o al infierno porque en los dos lados tiene amigos.
No se trata de usar palabras bonitas, bien elaboradas y estructuradas. De la forma más sencilla puedes persuadir a las personas de su posible condenación para que el Espíritu Santo los convenza y no sabemos por cuánto tiempo más tendremos la oportunidad de hacerlo. Ese es el mejor fruto que puedes dar para glorificar a Cristo.
Ilustración
Hace muchos años, un gran rey decidió que su hijo, que estaba por nacer, iba a tener una vida perfecta sin sufrimiento y que cada necesidad y deseo siempre serían satisfechos.
Así que construyó muros muy altos para que su hijo, jamás conociera el mundo exterior. A ese niño lo malcriaron, no le faltaban los regalos y con sirvientes que cumplían todos sus caprichos y, en efecto, creció ignorando las crueldades de la existencia humana.
Pero a pesar del lujo y la opulencia, el príncipe vivía frustrado, todo le parecía vacío y sin valor. No importaba la riqueza, no era suficiente ni significaba algo para él.
Así que una noche, escapó del palacio para ver qué había más allá de los muros. Un sirviente lo llevó a un pueblo cercano, y lo que vio ahí, lo horrorizó.
Por primera vez en su vida vio el sufrimiento humano: gente enferma, vieja, sin hogar, con dolor, en agonía, gente sin Dios. El príncipe regresó al palacio y entró en crisis existencial y sin saber cómo procesar lo que había presenciado, se volvió insoportable y se quejaba de todo, culpando a su padre por todo. Pensaba que toda esa vida de riqueza lo había hecho miserable y le robó el sentido a su vida.
Así que decidió escapar para siempre. Renunció a la nobleza, a su familia y a todas sus posesiones y decidió que viviría en las calles y dormiría en la tierra como un animal.
Y así lo hizo. Durante años sufrió como un mendigo, marginado y olvidado en el fondo de la escala social. Tal como lo planeó, sufrió enfermedad, hambre, dolor y soledad y estuvo al borde de la muerte. Así pasaron algunos años, luego otros años más y después…. no pasó nada. El príncipe empezó a darse cuenta de que su vida de sufrimiento no le aportaba el sentido que deseaba, ni le revelaba algún profundo misterio del mundo.
De hecho, sólo pudo descubrir lo que ya todos sabemos: que el sufrimiento es terrible. Y que no necesariamente es significativo. Como en su época de riqueza, el príncipe tampoco encontró el valor del sufrimiento cuando sufrir no tiene un propósito.
Conclusión
¿Estás dispuesto a sufrir por las personas que aún no conocen de Cristo con el propósito llevarlas ante Él?
La serenidad impresionante del Apóstol Pablo en medio de su terrible situación te confronta ante la majestuosidad de su propósito, su convicción y su deseo imparable de glorificar a Dios a pesar del sufrimiento. Hoy te invito a que experimentes esto cada día de tu vida.
Asiste a tu iglesia, procura no faltar, no tomes vacaciones espirituales, como dice el Pastor y en el 2024, comprométete a asistir regularmente a un grupo de vida virtual o presencialmente para edificarte e invita a alguien más, evangeliza y hazlo de la manera más sencilla: con tu propia historia.
Enfoca tu mirada y mira más allá de tu vida cotidiana y observa lo que sucede en los cielos, lo que Dios espera, planea, y anhela para tu vida y la manera en que quiere que vivas, des fruto y que cuando llegue tu momento, seas salvo no solamente tú sino también a quienes presentas ante Jesús.
Hoy clama a Dios y pídele al Espíritu Santo que se revele a través de una intimidad y una relación más profunda, que siembre en tí ese sentido de urgencia para proclamar su palabra en cada oportunidad que tengas.
Y nunca, Iglesia, nunca tengas miedo de que te vean como una persona “demasiado espiritual” para el gusto de ellos, “los que viven conforme a la carne, ponen la mente en las cosas de la carne, pero los que viven conforme al Espíritu, en las cosas del Espíritu”. Así que sí, sé lo más espiritual que puedas “porque la mente puesta en la carne es muerte, pero la mente puesta en el Espíritu es vida y paz”.