1. LA ACTITUD DE DIOS HACIA SUS ENEMIGOS (v.3b-4)

Parte del problema del pueblo de Dios, en ese tiempo, era que a las demás naciones las cosas les iban mejor que a ellos.  Los Medo Persas estaban en la ascendencia, en el poder político. 

Aun naciones menores, en Canaán, estaban en mejores condiciones que los judíos.  Por eso estaban desanimados, y reaccionando con cierto cinismo contra Dios.

Tenemos que reconocer que eso muchas veces afecta al pueblo de Dios.  Muchas veces el pueblo de Dios vive en pobreza, experimenta problemas y sufrimientos. Y Para los demás, la vida parece ser más fácil.  Pareciera que estuvieran disfrutando la vida más que nosotros.  Esa fue la lucha del Salmista, cuando escribió Sal 73.

Creo que aquí hay una diferencia entre lo Temporal y lo permanente. Lo temporal no dura, no es para siempre y lo permanente es ETERNO

Mira no se cuánto te vas a desgastar pensando en lo que los demás tienen o son, lo del vecino es mejor, O te dedicas a entregarle tu vida a Cristo.

¡!!Vida = todo!!!

Los descendientes de Esaú formaron la nación de Edom.  Esa nación también fue conquistada por los babilonios.  Pero el propósito de Dios con Edom fue muy diferente. 

Dios disciplinó a Su pueblo, por 70 años, pero luego les hizo volver a su tierra.  Eso no pasó con los edomitas.  Ellos fueron juzgados, fueron totalmente destruidos, como nación.  ¿Por qué?  Porque fueron enemigos de Dios.  Esaú, el ‘padre’ de la nación, no amaba a Dios; no estaba interesado en las promesas de Dios, o en Su plan de salvación.  Quería vivir por su propia cuenta, tomar sus propias decisiones.  Se casó con las mujeres que él quería.  No tenía interés alguno en los propósitos de Dios.  ¡Dios no estaba en todos sus pensamientos!  Y lo que fue cierto de él, fue cierto también de sus descendientes.  La nación entera de Edom se volvió enemiga de Dios.

Ahora, a pesar de cualquier apariencia de prosperidad, el propósito de Dios para los que se oponen a Él rotundamente, y menosprecian Su amor, Su misericordia, y Su salvación, es el JUICIO.

¿Por qué actúa Dios así?  ¿Será que Dios es malo?  ¡Por supuesto que NO!  Es que Él es justo, y nos enseña que todo lo que nos proponemos hacer, mientras estamos enemistados con Dios, no contará con Su ayuda; más bien, contará con el juicio de Dios.

Como lo dejo claro el profeta Isaías en cap. 64:6 “si bien todos nosotros somos como suciedad…..

La Biblia enseña claramente, que los que aman a Dios, y andan en Sus caminos, prosperarán (Sal 1:1-3); pero los que se oponen a Dios, y se rehúsan someterse a Él como Su Señor y Dios, no prosperarán.

 ¡Qué tremenda advertencia!

Es importante recordar eso cuando pensamos que los incrédulos están prosperando.  Su aparente ‘prosperidad’ no durará para siempre.  Tarde que temprano, si no se arrepienten, experimentarán el juicio de Dios.  Y cuando más necesiten la ayuda de Dios, hallarán que Dios no está dispuesto a ayudarles.

2. EL PROPÓSITO PRINCIPAL DE DIOS (v.5)

¿Por qué Dios obra de esta manera?  ¿Por qué nos conduce por sendas difíciles?   ¿Por qué no nos da todo lo que queremos?  Y, ¿por qué a veces prospera a Sus enemigos?  ¿Por qué actúa de esta manera?   Y, ¿por qué Dios juzga a Sus enemigos, y adopta una actitud tan fuerte contra ellos? 

Dios tiene DOS propósitos principales, en todo lo que Él hace – sea a favor de Su pueblo, o en contra de Sus enemigos.

1. Enseñarnos más acerca de Él (“vuestros ojos lo verán”)

Es a través de la historia que aprendemos de Dios.  Existen TRES grandes fuentes de revelación: la creación, la Biblia, y la historia.  Lo que Dios hace en la historia nos dice mucho acerca de Él.

Al escoger a Jacob, Dios estaba indicando que Él es soberano sobre nuestras vidas.  Pero al permitir a Su pueblo pasar por momentos difíciles, nos enseña que ser escogido por Dios conlleva una gran responsabilidad. Tenemos que vivir rectamente delante de Él.  Si no lo hacemos, nos disciplinará como un padre a sus hijos.

 Además, siendo el pueblo escogido por Dios no nos garantiza una vida fácil.  Dios está dispuesto a permitir que suframos ciertas cosas, con tal que aprendamos a vivir mejor la vida cristiana.  

También la forma en que Él trata a sus enemigos nos dice mucho acerca de Dios – nos habla de Su justicia, Su santidad, Su seriedad, Su severidad.

1. Motivarnos a honrarlo como Dios (“Sea Jehová engrandecido más allá de los límites de Israel”).

A veces tenemos una idea equivocada y superficial de Dios. 

Esas ideas nos llevan a caer en la tentación de pensar que puedo criticar a Dios, o volverme cínico en cuanto a Su accionar en este mundo, y en particular en cuanto a cómo Él me trata a mí. 

Sin embargo, es cuando llegamos a conocer a Dios bien, que quedaremos asombrados ante Su grandeza, Su majestad, Su poder, Su soberanía.  Y todo eso nos llevará a glorificar Su nombre, y a hablar a otros de Él.

¿Cómo me has amado? Le preguntas tú a Dios Jehová de los Ejércitos? La respuesta de Dios es: “Yo te he amado hasta una cruz”. Porque De tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito. ¡Esa es la prueba contundente del amor de Dios!: el hecho de que El estuvo dispuesto a morir en una cruz por ti y por mí.

Sin embargo, muchas veces – como el pueblo de Dios – nos dejamos convencer de que si Dios realmente nos amara, no tendríamos problemas; seríamos ricos, disfrutaríamos de salud perfecta y todo nos iría perfectamente bien. Pero La Biblia jamás nos enseña esto; esa es una mentira del enemigo.

IFRAN, el que yo te ame, no me hace ser permisivo o alcahueta, el que te ame no me hace que te de todo lo que pides; uds conocen el dicho: “porque te quiero te aporrio”. El concepto equivocado del amor forma una sociedad equivocada creyendo que todo lo merece y que todo se le debe de justicia, crea hijos inútiles, dependientes, sin carácter y sin decisión.

Cuando amas verdaderamente a alguien, quieres verlo crecer, ser mejor persona, ser mejor profesional, esposo, padre etc, y eso no es gratis, eso tiene un costo que a veces es alto, muuuuy alto

El Señor Jesús dijo en su palabra: “Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción, pero confiad, yo he vencido al mundo. Juan 16:33