El propósito de las Escrituras

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Propósito:
“Es imposible tomar en serio a Jesús sin tomar en serio las Escrituras; es imposible creer que Jesús declaró la verdad absoluta y no considerar que las Escrituras sean la verdad absoluta.”
Introducción:
Una pregunta que muchos me hacen, y que se que muchos creyentes se hacen:
¿se puede perder la salvación? Esta pregunta es el coco del creyente
¿Y cómo podemos hablar de la soberanía de Dios y la responsabilidad del hombre?
Se puede perder la salvación ¡NO!
Lo primero que habría que definir qué es la salvación para ver entonces si se puede perder: ¿qué es la salvación?
“La salvación es que la justicia perfecta de Cristo es puesta en nuestra cuenta por medio de la fe. Consecuentemente si la salvación se pudiera perder entonces la justicia de Cristo no es suficiente”.
Dios es soberano, esa es una verdad y el hombre es responsable también es otra verdad.
pero entender cómo funcionan esas dos cosas al mismo tiempo yo creo que en el cielo tal vez tendríamos un mejor entendimiento de eso.
Yo debo creer lo que la Biblia enseña tal cual. la Biblia le enseña y la Biblia dice que Dios es soberano y del hombre responsable. por ejemplo, dice la palabra de Dios claramente que es Dios que da la fe. la fe es un don de Dios efesios 2:8-10
La fe es un don de Dios el arrepentimiento es un don de Dios.
Entonces es Dios quien da al arrepentimiento, pero es el nombre del que cree y es el hombre el que se arrepiente. Dios no cree por mí ni se arrepiente por mí.
Dios me da el don de la fe y Dios me da el don del arrepentimiento,
ahora ¿como yo sé que Dios me ha dado el don de la fe? porque cree, como yo sé que Dios me dio el don del arrepentimiento porque me arrepentí.
¿como yo sé que Dios me está preservando? porque yo estoy perseverando; esa es la responsabilidad humana y la soberanía de Dios.
Una persona que no está perseverando y está viviendo como un impío y dices: no, pero yo creo en la perseverancia de los santos ¡probablemente está engañado camino al infierno! Eesa persona no cree en la perseverancia de los Santos, cree en la perseverancia de los impíos. y los impíos no perseveran, los impíos van camino al infierno.
Entonces, en este sentido nosotros creemos en la perseverancia de los Santos, los que dan muestras de que son verdaderos creyentes; ahora bien y qué pasa con esas personas que profesaron un tiempo la fe y ahora ya no profesan la fe, ¿perdieron la salvación? ¡NOOOO! Es porque nunca la tuvieron.
Mira lo que dice el apóstol Juan en 1ª de juan 2:19: “salieron de nosotros, pero no eran de nosotros; porque si hubiesen sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros; pero salieron para que se manifestase que no todos son de nosotros.” Así que no hay cristianos descarriados; “hay personas que nunca estuvieron en el carril”.
En Mateo capítulo 7 dice: “no todo el que me dice señor, señor, entrará en el Reino de los cielos sino el que hace la voluntad de mi padre que está en los cielos, muchos me dirán en aquel día pero señor, señor, en tu nombre echamos fuera demonios en tu nombre hicimos milagros en tu nombre profetizamos, y entonces les declararé yo nunca os conocí apartaos de mí hacedores de maldad”. “ustedes nunca fueron míos ni cuando estaban profetizando ni cuando estaban haciendo milagros ni cuando estaban echando fuera demonios ustedes nunca fueron míos”.
Así que un verdadero creyente no se puede perder porque es la justicia de Cristo la que está puesta en su cuenta y no soy yo que me aferro al padre, es el padre el que me tiene aferrado a mí.
Juan capítulo 10 versículo 27 en adelante dice mis ovejas no se pueden perder porque mi padre que me las dio es mayor que todos y nadie las puede arrebatar de la mano de mi padre yo y mi padre somos uno Dios nos tiene aferrados, y no hay forma de que Dios nos suelte la mano.
Iglesia, un creyente que asiste a un edificio o denominación, pero desobedece las escrituras, es un mero religioso y la perseverancia de los santos no aplica en el. Hay tantos, pero tantos que se creen salvos, pero que su realidad es otra.
Mateo 5:20
Lo que les acabo de compartir, Es lo que el Señor Jesucristo enfrenta cara a cara en este versículo. En la Biblia hay dos cosas que con vehemencia ataca. ¡El pecado y la religión por logros humanos!
¿Ud. recuerda la parábola del fariseo y el publicano? En lucas 18:10-14
La persona más aborrecida y odiada en la sociedad judía de la época era el recaudador de impuestos. Porque consideraban que se había vendido a Roma para recaudar impuestos de sus hermanos, que extorsionaba para lograr cobrar más impuestos, decían los judíos que estos los recaudadores de impuestos habían abandonado la lealtad nacional, social, familiar, y religiosa; por lo tanto eran traicioneros. Y por otro lado estaba el fariseo que era el modelo de judío, sumamente religioso, moral y respetable.
El señor Jesús manifestó que a pesar de la traición y el pecado del recaudador de impuestos este sería justificado por Dios debido a su arrepentimiento; mientras que el fariseo a pesar de su alta moral y religiosidad sería condenado porque estaba confiando más en su propia justicia y en sus buenas obras que en la fe, la misericordia de Dios.
Este versículo 20 nos enseña entonces que el tipo de Justicia ejemplificada por los fariseos no era suficiente para obtener entrada al Reino de Dios para los oyentes de Jesús, legalistas y orientados en sus obras, esto fue sin duda alguna lo más radical que alguna vez se les había enseñado. Si los fariseos meticulosamente religiosos y morales no podían entrar al cielo, ¿quién podría hacerlo?
Lo que es claro en este versículo es que el propósito de la ley no era mostrar qué hacer para hacerse aceptable, mucho menos exponer cuan bueno ya se era. el propósito de la ley no era la perfección porque nadie podría llegar a serlo, el propósito de la ley es mostrar lo totalmente pecadores e indefensos que son los seres humanos en sí mismos (y éste es el tema en el que más se enfoca el apóstol Pablo tanto en la carta a los romanos como en gálatas).
Mientras que la primera bienaventuranza del sermón del monte no sea una realidad en el ser humano y que pueda reconocer su pobreza de espíritu, reconocer su propia y total desdicha e insuficiencia delante de Dios, no podrá entrar al reino de los cielos.
En varias ocasiones el Señor Jesucristo aclaró que los escribas tan dedicados tan religiosos y meticulosos en la interpretación de la ley, no entendían lo que estudiaban y enseñaban. A pesar de toda su exposición a la palabra de Dios, al sumergirse continuamente en ella de modo tan superficial pasaban por alto su profundo propósito espiritual.
Los fariseos estaban convencidos de que Dios debía honrarlos por sus delicadas y demandantes obras. Al compararse con las normas que había establecido, no podía ni imaginarse que Dios no estuviera favorablemente impresionado con esa bondad que exhibía.
Los fariseos al igual que muchos eruditos de hoy en día también estaban ciegos al significado de las palabras que con diligencia estudiaban y debatían.
La norma de Justicia que los escribas y fariseos enseñaban y practicaban diferiría ostensiblemente de la justicia de Dios de varias maneras. era externa, parcial, redefinida, y egocéntrica.
Dios no solo requiere justicia interior sino también justicia perfecta. La Biblia dice en Mateo 5:48 "a fin de ser calificados para el Reino de Dios debemos ser tan Santos como el rey mismo" Esa norma es tan infinitamente alta que ni siquiera es la persona con mayor justicia propia se atrevería a afirmar que la posee o que puede obtenerla.
Externa
Para los escribas y fariseos la preocupación más grande era la obediencia externa de la ley y la tradición. por eso el señor Jesús en Mateo 23 les dice fariseos hipócritas que limpiáis lo de afuera del vaso y del plato pero por dentro estáis llenos de robo y de injusticia.
Los escribas y fariseos no veían nada malo en tener malos pensamientos mientras no lo sacarán a relucir externamente, no creían que Dios los juzgaría por lo que pensaban sino tan solo por lo que hacía.
Las próximas enseñanzas que veremos en el sermón del monte muestran que el principal interés de Dios está en el corazón, con aspectos tales como la ira, el odio, la lujuria, la falta de perdón etc. “la hipocresía no puede sustituir a la santidad”
Parcial
Los dirigentes religiosos de la época estaban más ocupados en las minucias de la ley, que se olvidaron de la justicia y la misericordia hacia otras personas, y de ser fieles en sus corazones para con Dios. Se ocupaban más de hacer interminables y ostentosas oraciones en público pero no tenían ningún reparo en despojar de su casa a una viuda o de matar con su lengua a su prójimo.
Redefinida
Yo me atrevería a pensar que esta es la parte más complicada ya que los escribas y fariseos y muchos de los predicadores de hoy, cambian el sentido de lo que la palabra de Dios dice para acomodarlas a sus propios pensamientos enseñando un Evangelio que no conduce a la salvación y al arrepentimiento sino más bien a tratar de elevar la autoestima del oyente haciéndole creer que es salvo, cambian el Evangelio de salvación que es el verdadero arrepentimiento y la justicia y la misericordia por recursos económicos y poder.
Egocéntrica
La justicia de los fariseos y los escribas era producida por el yo para los propósitos de gloria propia por encima de todo. Dichos dirigentes buscaban su propia satisfacción y habían elaborado un sistema religioso de tal modo que resaltara esa autosatisfacción proveyendo maneras de lograr cosas externas y vistosas acerca de los cuáles jactarse y estar orgullosos. La satisfacción les llegaba cuando recibían aprobación y elogios por parte de las demás personas.
Lo contrario que es la palabra de Dios: esa persona piadosa está entristecida y se siente miserable por su pecado y llora por esa condición malvada de su vida interior y por la injusticia que ve en su corazón y mente, no tiene ninguna confianza en lo que es y en lo que puede hacer pero ansía la justicia que solo Dios puede ofrecer debido a su misericordia y a su gracia.
El individuo que se cree justo en su propia opinión no ve la necesidad de alguna otra justicia ni necesidad de salvación, misericordia, perdón o gracia.
Los fariseos querían gobernar sus propias vidas y determinar sus propios destinos y no estaban dispuestos a someterse a un rey que deseaba gobernarles tanto sus vidas internas como externas como dice Romanos 10:3
Conclusión
IFRAN, la justicia que Dios quiere de los ciudadanos de su reino es mayor que la de los escribas y fariseos. El señor requiere de cada uno de nosotros justicia genuina, santidad verdadera que excede todo lo humano, y que existe únicamente en el corazón del redimido.
Vaya conmigo a 1º Samuel 16:7 Cuando el interior es hermoso, la belleza exterior es apropiada; pero sin belleza interior el adorno exterior es fingimiento engaño e hipocresía.
Yo quisiera que usted por favor me escuchará atentamente lo que le quiero decir: Dios no solo requiere justicia interior sino también justicia perfecta. La Biblia dice en Mateo 5:48 “a fin de ser calificados para el Reino de Dios debemos ser tan Santos como el rey mismo” Esa norma es tan infinitamente alta que ni siquiera es la persona con mayor justicia propia se atrevería a afirmar que la posee o que puede obtenerla.
¿Recuerdan mi introducción, cuando inicié, hablando acerca de lo que es la salvación?
Está imposibilidad de que Mateo 5:48, sea una realidad en la vida del creyente tiene que llevar a ese individuo a preguntarse: ¿cómo se obtiene un corazón Santo? Lo lleva a hacerse la pregunta que los discípulos de Jesús le hicieron un día: ¿quién pues podrá ser salvo? Y la única respuesta es la que Jesús ofreció en ese momento “para los hombres esto es imposible más para Dios todo es posible”.
Mis amados, aquel que demanda justicia perfecta, proporciona justicia perfecta, aquel que nos habla del camino de entrada al reino es el mismo camino. Como dijo el Señor en Juan 14:6 “yo soy el camino y la verdad y la vida nadie viene al padre sino es por mí”. El rey no solo fija la norma de la justicia perfecta, sino que él mismo lleva a esa norma a cualquiera que esté dispuesto a entrar en el Reino de los cielos bajo las condiciones del Rey.
Gálatas 2:16
Ser justificado significa ser hecho justo y ser hecho justo por Cristo es la única manera de convertirse en justo.
¡¡¡AMÉN!!!