El sermón del monte ¡palabras llenas en corazones vacios!
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Introducción
En el capítulo 7 de mateo se encierra una serie de advertencias para una vida plena en Cristo Jesús señor nuestro:
• Jesús nos advierte de las puertas anchas y carreteras amplias que llevan a la destrucción.
• Jesús nos advierte de falsos profetas, lobos feroces disfrazados de ovejas.
• Jesús advierte que cada árbol que no dé buenos frutos será cortado y echado al fuego.
• Jesús advierte que solo los que hacen la voluntad del Padre en la tierra pueden esperar entrar en el reino del cielo;
• Jesús advierte que los que no actúan según sus palabras son como una casa construida en la arena – dirigida hacia un gran colapso.
Cada una de estas advertencias describe dos tipos de gente – aquéllos que escogen el camino correcto y aquéllos que escogen el camino equivocado – aquéllos que producen buenos frutos y aquéllos que no lo hacen – aquéllos que cumplen la voluntad del Padre y aquéllos que no la cumplen – y aquéllos que construyen sobre roca o aquéllos que construyen sobre arena. A lo largo de la vida, hacemos selecciones que llevan a la vida o a la muerte – a la salvación o a la condenación.
La fe sin la práctica es una contradicción y el amor sin la obediencia es una imposibilidad
MATEO 7:21-29
Jesús nos dice que no basta con proclamar nuestra fe y decir que creemos en Dios. Ser cristiano significa que nuestra fe está inextrictamente unida a la acción, la justicia, la generosidad y el amor. La lectura de hoy llega hacia el final del Sermón del monte, por lo que Jesús nos recuerda que lo que cuenta es lo que hay en nuestros corazones y cómo nos comportamos, y no sólo las palabras que pronunciamos. San Ignacio escribió: “El amor debe manifestarse más con hechos que con palabras”.
Cuando éramos pequeños, tal vez solíamos decirle a nuestra madre: “mamá, te quiero mucho”. Y puede ser que nuestra madre nos sonriera a veces y dijera: “me gustaría que me lo demostraras un poquito más en tu comportamiento”.
También se puede confesar a Dios con los labios, negándole en la vida. No es difícil citar un credo, pero si lo es vivir la vida cristiana. La fe sin la práctica es una contradicción y el amor sin la obediencia es una imposibilidad
Jesús describe gente que aparenta cumplir un gran ministerio. Esta gente no solo le llama a Jesús “Señor, Señor” sino que también logra hacer actos espectaculares en el nombre de Jesús. Ellos profetizan, expulsan demonios, y cumplen grandes hazañas por la causa de Cristo.
Estas últimas palabras de Cristo causan dificultad para algunas personas porque tratan con el juicio de Dios. Para algunos, pensar en el día del juicio final les causa temor, ansiedad y preocupación. Sin embargo, es un tema que se debe abordar porque, tarde o temprano, cada uno de nosotros estará sujeto al juicio de Dios. Jesucristo dijo en Juan 5:28-29
Está claro que hay dos resurrecciones, una para la vida y otra para el juicio. ¿De cuál resurrección formarás parte? ¿Entiendes que todos tendremos una eternidad? Pero es aquí, en el ahora que tenemos la opción de elegir dónde pasaremos esa eternidad.
El señor Jesucristo revela el criterio que usará para juzgar. Todo dependerá de lo que hiciste con Su mensaje, ¿lo escuchaste y obedeciste, o no? ¿Te das cuenta de que cada verdad espiritual que escuchas y cada estudio bíblico al que asistes trae consecuencias?
La consecuencia es que eres responsable por lo que has escuchado. Es por eso que Jesucristo finaliza este sermón con una advertencia muy clara. Vemos lo que dijo Jesús:
¿Cuál es el mensaje de Jesucristo?
El mensaje en esta última parte del sermón es una simple advertencia. Es importante entender esto porque tienes que ver el panorama completo de todo Su mensaje para no perderte en los detalles. Jesucristo está afirmando que tus creencias y acciones tienen ramificaciones. Una conducta religiosa superficial en lugar de una verdadera relación con Él, trae consecuencias. Cristo no quería una demostración superficial de la religión de los fariseos. Quería discípulos humildes que realmente lo amaran. Menciona esto a lo largo del sermón, y lo vuelve a repetir en sus últimas palabras. Observe las tres advertencias que Jesús les da. Tres cosas en las que no deben confiar.
No confíes en palabras religiosas.
En el versículo 21 dice, «No todo el que me dice…». Jesucristo conoció muy bien a los hombres. Sabía que era muy fácil usar palabras religiosas y no vivir conforme a ellas. Identificó este problema como una de las características básicas de los fariseos. Instruyó a los discípulos en Mt. 23:2-3. En otras palabras, los fariseos hablaban muy bien, pero no cumplían su palabra. Usaban palabras religiosas para sacar ventaja, pero, en lo personal, no las cumplían. Probablemente te habrás encontrado con personas que profesan fe en Cristo y son muy persuasivas con la jerga cristiana, pero cuando observas su vida, sus palabras no concuerdan con la realidad. Una persona puede parecer muy espiritual, pero cuando llegas a conocerla te das cuenta de que sabe muy poco de Él. Algunas personas viven una doble vida. Cuando ves esto te preguntas: Caramba, ¿cómo puede ser? La respuesta es muy simple, son solo palabras religiosas que han aprendido. tu vida y tus acciones deben estar en armonía con lo que profesas. Jesús dirá de los que falsamente profesan conocerlo: «Jamás los conocí».
el apóstol Juan enseñó lo mismo y Dijo: «Él que dice: “Yo lo he llegado a conocer”, y no guarda Sus mandamientos, es un mentiroso y la verdad no está en él» (1ª Jn. 2:4). El señor Jesús quiere que tus acciones concuerden con tus palabras, de lo contrario estás viviendo una mentira.
No confíes en obras religiosas.
La segunda advertencia que Jesucristo da a los discípulos es de no confiar en obras religiosas. Dijo, «Muchos me dirán en aquel día: “Señor, Señor, ¿no profetizamos en Tu nombre, y en Tu nombre echamos fuera demonios, y en Tu nombre hicimos muchos milagros?”». Esta es una profesión de obras religiosas sin una relación verdadera con Cristo. Repito, a estas personas les dirán: «Jamás los conocí» (Mt. 7:23). Observa que las obras religiosas que Jesús menciona son formidables. Estas personas profetizaron en Su nombre, echaron fuera demonios y en Su nombre hicieron milagros. Cuando la mayoría de los creyentes lee esto piensa: Un momento, ¿cómo es posible que alguien haga un milagro, eche fuera demonios, o profetice en Su nombre y no sea un verdadero creyente? Hay una respuesta simple que muchas personas pasan por alto. Cuando ocurre un milagro, a veces es por la fe de la persona que recibe el milagro, y no por el predicador o el evangelista. Otra posibilidad es que el predicador o el evangelista profetiza falsamente, como Balaam.
Balaam profetizaba, pero obviamente era un hombre perverso y profetizaba con malas intenciones. Lo hacía solo para ganar dinero.
El simple hecho de ver un milagro o escuchar una profecía impactante no significa nada. Tienes que examinar el fruto de la vida de la persona y sus creencias. ¿Por qué? Porque alguien puede hacer estas cosas por un poder que no es el poder de Dios. Incluso en el Antiguo Testamento se le advierte al pueblo que, si alguien viene y hace un milagro, debe prestar atención a lo que esta persona les dice que hagan. Dt. 18:20-22.
No confíes en el conocimiento religioso.
La tercera advertencia del señor Jesús es que no debes confiar en el conocimiento religioso. De hecho, te garantiza que muchas personas con mucho conocimiento bíblico terminarán en el infierno.
“La enseñanza del Sermón en el Monte no es para ser admirada, sino para ser obedecida”. Ningún título teológico ni un gran número de años de oficiar en una iglesia nos podrán salvar. Un currículo que impresionaría un comité de búsqueda pastoral no influiría al Señor con su capacidad de ver a través de las cosas – capaz de ver hasta lo más profundo de nuestros corazones espirituales.
Es muy fácil ocuparnos del trabajo de la iglesia sin pararnos a pensar si de verdad estamos obedeciéndole a Jesús – ocuparnos de programas mientras que nos olvidamos de las personas – preparar sermones mientras que nos olvidamos de orar – hacer grandes cosas en el nombre de Jesús mientras que nos olvidamos de Jesús – suponer que bancos llenos validan nuestro ministerio cuando el hecho es que hemos perdido contacto con el Señor.
¿entonces, cual es la voluntad del padre?
Si cumplir la voluntad del Padre es tan importante, ¿cuál es la voluntad del Padre?
Para Mateo, la voluntad del Padre es guardar, escuchar, y obedecer la palabra de Dios según lo interpretó Jesús En el Sermón del Monte, (Esdras 7:10)
El señor Jesús nos dice que obediencia requiere pobreza de espíritu, lamentación, timidez, hambre y sed por la verdad, piedad, pureza de corazón, y hacer la paz.
Se Requiere que:
•Dejemos brillar nuestra luz (mateo. 5:16)
•Guardemos los mandamientos;
•Tratemos la ira y resolvamos conflictos;
•Mantengamos las relaciones interpersonales apropiadas;
•Hablemos honestamente sin fanfarrias ni juramentos;
•Actuemos de manera cariñosa y generosa – hasta con nuestros enemigos;
•entregar nuestra ofrenda, buscar intimidad con el padre en lo secreto;
•Perdonemos; ¿quieres sentir paz en tu corazón?, perdona a quien no lo merece, así como el señor Jesús lo hizo por ti.
•Busquemos primero el reino de Dios;
•abstenernos de juzgar por las apariencias.
Dios basará su juicio en el conocimiento que tiene de ti y de tu corazón.
La base de tu relación con Él, o la falta de ella, es lo que determinará si entras al reino o no. Este es el significado del versículo 23, «Entonces les declararé: “Jamás los conocí”». Conocerlo es esencial. Esta palabra “conocí”es una palabra muy importante. Es la palabra griega que describe un conocimiento personal, empírico e íntimo. La palabra conocí no se refiere solamente a un conocimiento intelectual, se refiere a conocerlo por experiencia propia. La diferencia entre el conocimiento intelectual y el empírico se ilustra mejor de esta manera: Puedes decirle a un niño que no ponga su mano cerca de la llama en la estufa porque se quemará. Tus palabras le dan al niño un conocimiento intelectual de que la llama podría quemarlo, y que eso lo lastimaría. Pero, a menos que ponga su mano sobre la llama y sienta la quemada del fuego, no tendrá conocimiento empírico. Esa es la única manera de saber, por experiencia propia, que el fuego quema.
La Biblia usa la misma palabra en Lucas 1:34 (RVR ’60) en la pregunta que María le hizo al ángel que anunció su embarazo y que daría luz a un hijo: «¿Cómo será esto? pues no conozco varón». María usa la palabra conozco para describir la intimidad física entre marido y mujer. En resumidas cuentas, para tener una relación individual contigo, Dios te debe conocer personal e íntimamente. Tienes que conocerlo y conocer personalmente el poder de Su resurrección en tu vida. ¡Él te conoce así, o no te conoce en absoluto!
Conocerlo a Él es la clave para la obediencia en la vida de un creyente. De allí proviene el poder para andar en Sus pasos y seguirlo
Otra evidencia de que muchos que están en el camino espacioso no entrarán al reino es que sus vidas no están construidas sobre el fundamento de Cristo y su palabra. Una vez más Jesús retoma el aspecto de la propia justicia del ser humano, La justicia que es totalmente inaceptable a Dios y que de ninguna manera calificará a un individuo para el Reino celestial
Jesús comprende la construcción de casas. Aquí habla como un arquitecto, aconsejándonos sobre el principio más importante de construcción – establecer los cimientos. Ningún plan puede ser finalizado antes de tener un lugar en el que construir, y nada es más importante que tener fuertes cimientos en ese lugar. Cimientos fuertes hacen posible que la casa sobreviva al pasar por tormentas terribles.
Cuando describimos una casa, podemos hablar del color de la pintura, el número de habitaciones, o el diseño de la cocina, pero Jesús habla solo de los cimientos. Lo que distingue esta casa de otras es que, siendo construida sobre fuertes cimientos, puede sobrevivir el peor clima imaginable. Su fuerza fue establecida al principio – con los cimientos.
observa que la casa no se libra de las tormentas. Su supervivencia no depende de si está protegida o no. Esto sugiere que Dios no protege a los cristianos de las tormentas de la vida (enfermedades, accidentes, muertes, perdidas de trabajo, etcétera). Mientras que la fe puede reducir nuestro nivel de estrés y la oración puede, en algunas circunstancias, llevar a curas milagrosas, los cristianos convertidos debemos estar preparados para vivir las tormentas y las tragedias tan comunes para el ser humano.
¿Qué es lo que nos da cimientos fuertes? Oír y cumplir con las palabras de Jesús (v. 24).
Antes de poder cumplir las palabras de Jesús, las debemos oír. La fuente más creíble de las palabras de Jesús está en las escrituras, la predicación y enseñanza de la iglesia.
También podemos oír las palabras de Jesús en libros cristianos, música, y prensa, y también en el consejo de amigos cristianos. Además, hasta puede ser posible que Cristo nos hable por medios menos tradicionales – libros seculares, obras, películas, música, o experiencias personales. Debemos examinar cada posibilidad, poniéndola al lado de la escritura para verificar su validez.
Jesús nos contó del hombre sabio. Ahora nos cuenta del hombre tonto.
El hombre sabio y el hombre tonto se encuentran en circunstancias idénticas – lluvia devastadora, diluvios, y viento. La diferencia no se encuentra en las circunstancias de cada hombre, sino en la casa (que sirve de metáfora para el hombre mismo). La casa del hombre sabio sobrevive porque la construyó sobre roca (las palabras de Jesús). La casa del hombre tonto se cae porque éste la construyó sobre arena. La diferencia está en si han hecho lo que Jesús enseñó o no.
Nuestra cultura secular nos dice que no es tan simple. Insiste en que la sabiduría verdadera requiere una buena educación – un porfolio de inversiones diversificado – un seguro contra catástrofes – sexo protegido – ejercicio – una dieta nutritiva – una visita anual al médico.
Jesús se refirió a este materialismo, diciendo: mateo 6:31-33
La gente que Jesús describe como ‘sabia’ o ‘tonta’ es gente religiosa. Han tratado de obedecer las palabras de Jesús. “La casa que se derrumba es la casa cristiana que encuentra las palabras de Jesús como algo bastante importante de oír, pero no lo suficientemente realista para vivir”
Conclusión
La diferencia más trágica entre los edificadores está en sus destinos finales. La inigualable e incomparable joya de sermón que Jesús pronunció concluye con una advertencia concluyente de juicio. Sus palabras finales son: “y grande fue su ruina”. El resultado final del Evangelio para quienes rechazan a Cristo no es que pierden gran cantidad de bendición o ni siquiera que pierden una vida de felicidad eterna Con Dios en el cielo, aunque esas cosas son absolutamente ciertas. El resultado final para quienes rechazan a Cristo es que están destinados al tormento eterno, perdición que seguirá aniquilándolos por siempre. Rechazar a Cristo es esperar “ser echado al infierno, donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga (Marcos 9:48)