El valor del Arrepentimiento

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Introducción
¿Ha conocido alguna vez a un verdadero cristiano? ¿Ha estado alguna vez en una iglesia de auténticos cristianos? ¿Está usted seguro? En el mundo turbulento y confuso en que nos ha tocado vivir, hay centenares de sectas e iglesias que, llamándose cristianas (esto es que profesan, siguen, declaran que el Señor Jesús es Cristo), suelen tener entre sí diferencias radicales en sus creencias y costumbres. Esta es una de las razones por las cuales las personas no cristianas rechazan la idea de que el cristianismo sea una religión directamente inspirada por Dios.
Si entendiéramos lo que la Biblia dice en forma tan clara y sencilla, sabríamos por qué hay tan pocos cristianos de verdad. El Señor Jesús dijo muy claramente: “Vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán”. Tenga en cuenta que estas personas NO vienen en su propio nombre, sino en el nombre de Cristo.
Estos falsos profetas no dicen que ellos son Jesucristo, sino que se valen del nombre de Él para enseñar sus falsas ideas religiosas y sus conceptos bajo el estandarte del cristianismo.
Ud. ¿Ha escuchado hablar de la suplantación de identidad? ¿Le ha pasado alguna vez?
A varias personas de IFRAN los han suplantado. A otros los suplantan y les desocupan las cuentas propias y la de amigos.
Así son los lobos vestidos de ovejas, suplantan el nombre del Señor Jesús para lucrarse de las ovejas cautas que caen en sus redes.
En estos últimos días y teniendo en cuenta los acontecimientos que se presentan: ¿Cómo tengo que ser y que tengo que hacer frente a cada una de estas situaciones sociales?
Será que tendré que proponer marchas, tirar piedras y dañar los bienes públicos, escribir en las redes sociales cualquier cantidad de cosas, o tendré que evaluar el trasfondo de cada situación y mi participación en ellas.
En la Iglesia también pasa lo mismo, día a día tengo que evaluar mi vida, mi libertad, mi conducta y mi comportamiento en ella. Y una pregunta fundamental es: ¿Qué estoy haciendo?, cuál es mi aporte al mejoramiento y crecimiento de “la Iglesia”
el apóstol Pablo dice que todos como piedras vivas, que somos llamados a ser un pueblo y por eso debemos cultivar la unidad. A lo largo de la carta a los Romanos continúa desarrollando la idea y considera que como somos llamados a ser un pueblo santo debemos cultivar la pureza.
Unidad y pureza son dos características indispensables del pueblo de Dios. Los creyentes formamos parte de un cuerpo, la Iglesia, que debe manifestar un estilo de vida, una libertad, una conducta y un comportamiento que realmente evidencie que somos nuevas criaturas
Jesús nos dijo “Así que por sus frutos los conocerán.” El Señor hablaba de cómo podrían reconocerse a los verdaderos discípulos y también a los falsos discípulos. En los temas anteriores vimos cómo los verdaderos creyentes comienzan a serlo con un verdadero arrepentimiento, un giro de 180 grados en su forma de vivir.
Como dijo el Apóstol Pablo, “las cosas viejas pasaron, ahora han sido hechas nuevas.” La fe salvadora produce inevitablemente frutos de la nueva naturaleza.
MATEO 7:13-20 – N.T.V
El arrepentimiento genuino lleva mucho fruto, esto es ESTILO DE VIDA
“Entren por la puerta estrecha, porque ancha es la puerta y amplia es la senda que lleva a la perdición (destrucción), y muchos son los que entran por ella. Pero estrecha es la puerta y angosta la senda que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan. (Mat 7:13-14)
Aquí vemos dos antítesis: Una puerta angosta y una puerta ancha; y un camino angosto y un camino ancho. Ambas son metáforas que nos hablan del caminar de las personas. El camino ancho es muy fácil de caminar… uno se puede decir a sí mismo: “el camino ancho no es tan malo”, todo el mundo anda por él, todos hacen lo mismo. Hay personas que, aunque van a la iglesia, o incluso usan el púlpito, van por el camino ancho. Mientras, quienes van por el camino angosto encuentran que éste se vuelve cada día más angosto.
- Como era nuestra conducta antes de la conversión.
En la Carta a los romanos el Apóstol Pablo quiere que los lectores se den cuenta del contraste entre lo que habían sido como paganos y lo que eran ahora como cristianos, entre su vida vieja y su vida nueva. Destaca sobre todo el factor intelectual en la manera de vivir “ya no andéis dice en una de sus cartas”, por medio de palabras como “mente”, “entendimiento”, “ignorancia” y “corazón”.
Ahora, ¿Cuál es el origen de la oscuridad de las mentes paganas? Lo podemos resumir en cuatro estados:
- Obstinación.
“La dureza de su corazón” petrificar, endurecerse y como resultado se vuelve insensible.
¿No consiste acaso la conversión en el cambio que Dios opera en un corazón de piedra para volverlo un corazón de carne, o sea, sensible? (Ez. 11:19)
- Oscuridad.
Viene dada por tres situaciones: la vanidad de la mente, el entendimiento entenebrecido y la ignorancia que en ellos hay. Este es el estado en que nos encontrábamos cada uno de nosotros hasta que la luz del evangelio iluminara nuestro corazón y el Espíritu Santo nos regenerará para darnos vida.
- Muerte.
Todos estábamos muertos en delitos y pecados. efesios 2:1
- Desenfreno.
Es la etapa final y la consecuencia de lo anterior: la dureza del corazón lleva primero a la oscuridad de la mente, luego a la muerte del alma bajo el juicio de Dios, y finalmente a la vida vacía. Cuando habíamos perdido toda sensibilidad nos entregamos a la lascivia que significa “indecencia pública de tipo vergonzoso para cometer toda clase de impureza”.
Quizás pensamos que nosotros no habíamos caído en tal desenfreno, pero seguro que había otras cosas semejantes en nuestra vida.
“Así, todo árbol bueno da frutos buenos; pero el árbol malo da frutos malos. “Un árbol bueno no puede producir frutos malos, ni un árbol malo producir frutos buenos.
El buen árbol es una forma metafórica de referirse al genuino cristiano. El árbol malo es una metáfora del que dice ser cristiano, pero no lo es. ¿Y cuáles serán los frutos malos y los frutos buenos? Pablo lo explica claramente en su carta a los Gálatas cap. 5:19-23
¡AHORA BIEN!
- Cómo es entonces la conducta a partir de nuestra conversión.
La Biblia es nuestro dogma y en ella encontramos todos los lineamientos de vida, que nos llevan a ser piedras vivas y no piedras de tropiezo.
Despojarse del viejo hombre
la idea es que como ya nos hemos despojado de la vieja naturaleza, lo que ahora nos corresponde es vivir de acuerdo con la nueva, es decir, conforme a la verdad que está en Cristo.
Vestirse del nuevo hombre.
Así como hemos abandonado nuestra vieja naturaleza y nos hemos vestido la nueva como un ropaje de luz que es creación de Dios ahora hemos de vivir conforme a ella en justicia y santidad, es decir, con toda rectitud moral y apartados de aquella vida de desenfreno que era propia de nuestra condición.
Renovarse en el espíritu de nuestra mente
en una conversión genuina está implícita una renovación diaria continua.
Si la degradación pagana se debía a la vanidad de nuestras mentes, entonces la justicia cristiana depende de la renovación constante de nuestras mentes.
Desechar la mentira y hablar la verdad.
El creyente debe ser conocido como una persona honesta, confiable, cuya palabra no se pone en duda: la razón es que los demás son nuestro prójimo a los que debemos amar y además en la iglesia somos miembros los unos de los otros y no podemos mentirnos, sino decir la verdad.
Airaos, pero no pequéis
Miremos lo que dice el Sal. 4:4 (N.T.V) y ahora leámoslo en efesios 4:26.
Podemos molestarnos, enojarnos, pero cuidado que hay una línea muy delgada entre airarnos y sentir rencor, rabia, amargura, satanás siempre se aprovecha de estas situaciones para utilizarte y dañar el nombre de Dios.
Quiero decirte algo: “tú como creyente no le importas a Satanás”, lo que el quiere es utilizarte para que el nombre de Dios sea manoseado
No utilizar la boca para el mal, sino para el bien
Debemos utilizar palabras que edifiquen, es decir, para ayudar a los demás a crecer y no dañarlos. Antes había dicho que no demos lugar al diablo y ahora que no contristemos al Espíritu Santo.
Quitar todo tipo de actitud y acción desagradable
El cristiano debe caracterizarse por una conducta semejante a la de Cristo (efesios 4:32),
siendo benignos, misericordiosos y perdonadores. Por tanto, debido a la misericordia de Dios y a sus acciones generosas hacia nosotros, debemos ser imitadores de Dios. Así como un niño imita a sus padres, también nosotros debemos imitar a nuestro Padre Dios, como Jesús dijo (Mt. 5:45,48).
Andar en amor.
El modelo de conducta en amor es Cristo, el cual se entregó en el sacrificio de la cruz como ofrenda por todos nosotros. Esta auto entrega por los demás es agradable a Dios, como olor fragante y llama la atención que el amor sacrificial por los otros se transforma en sacrificio agradable a Dios. El tipo de conducta que señala Pablo tiene una base teológica, es decir, está basada en Dios pues tenemos que imitar al Padre, aprender de Cristo y no contristar al Espíritu.
conclusion
Quiero terminar mi prédica de hoy con un desafío que te ponga a meditar en estos tiempos contradictorios donde se premia la maldad, el abuso, las masacres los desenfrenos de la corrupción etc “Mateo 7:21-23”