La encrucijada de la vida - Parte 1
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Introducción
Nuestra vida está llena de decisiones: qué comer, que ponernos, a dónde ir, qué hacer, que decir, que comprar, con quien casarse, qué carrera seguir, y así sucesivamente. Muchas de las decisiones son triviales e insignificantes, y algunas son esenciales y cambian la vida.
La más crítica de todas es nuestra decisión acerca de Jesucristo y su reino. Esa es la decisión suprema que determina nuestro destino eterno, y es la decisión que Jesús pide aquí en el sermón del monte que tomen todos los seres humanos.
El predicador supremo del sermón del monte, el Señor Jesucristo ha estado enseñando las normas de Dios a lo largo del sermón. Normas que son santas y perfectas, y diametralmente opuestas a las normas endiosadas, autosuficientes e hipócritas del ser humano, tipificadas en los escribas y fariseos de la época del señor Jesús.
El señor ha mostrado cómo es su reino y cómo es su pueblo, y como no lo son. Ahora presenta la alternativa de entrar o no al reino. Aquí se enfoca en la inevitable decisión que, frente a la encrucijada, toda persona debe tomar en relación a la puerta por la que entrará y el camino que seguirá.
He aquí el recurso al que Jesús ha estado apelando a través de todo el sermón. Él llama a decidir ahora entre cómo llegar a ser ciudadanos del Reino de Dios y heredar la vida eterna, o seguir siendo ciudadanos de este mundo caído y recibir condenación.
El camino a la vida es solo en los términos de Dios; el camino a la condenación es en los términos que el individuo quiera, por qué todos los caminos menos el de Dios llevan al mismo destino.
En perfecta armonía con su soberanía absoluta, Dios siempre he permitido que los hombres elijan seguirlo o no, y siempre les ha declarado que decidan por Él o que enfrenten las consecuencias de tomar una decisión en contra de él.
Desde que la humanidad le dio la espalda en la caída, Dios ha hecho todo lo posible y no ha escatimado ningún costo en invitar a sus criaturas a que vuelvan a él. Ha proporcionado y mostrado el camino, dejando al hombre nada más que la decisión. Dios tomó su decisión al proporcionar el camino de la redención. Ahora la decisión es del individuo
Hoy tienes la enésima oportunidad de decidir en esta encrucijada de la vida, porque puerta entrar y que camino seguir.
Muchos respetan la profundidad de la palabra de Dios, pero no la siguen. Muchos respetan y admiran al señor Jesús, lo hacen parte de su jerga, pero no lo aceptan como su único y suficiente Salvador.
Mateo 7:13-14
Desde el principio mismo de la creación el señor Dios todopoderoso está invitando a la humanidad a tomar una decisión de seguirle o no seguirle, de obedecerle o no, de seguir sus propios principios y decisiones mundanas o de seguir las normas y preceptos de cuidado que el señor Dios nos brinda.
En el Edén; en 2:16-17
Mientras el pueblo de Israel estaba en el desierto, el señor le dio instrucciones a Moisés de que dijera el pueblo: Deuteronomio 30:19-20ª.
Luego Josué el sucesor de Moisés volvió a confrontar al pueblo con esa decisión: seguir sirviendo a los dioses egipcios y cananeos que los hebreos habían adoptado o volverse al señor que los había liberado de Egipto y les había dado la tierra prometida a través de Abraham
Josué 24:14-15
En el monte Carmelo el profeta Elías desafío al pueblo elegido con la siguiente pregunta: ¿hasta cuándo claudicareis vosotros entre dos pensamientos?, Si Jehová es Dios, seguidle; y si Baal, id en pos de él.
El señor Dios continúa desafiando su pueblo para que tomen una decisión acerca de él y mandó a jeremías que volviera a enfrentar al pueblo con su decisión Jeremías 21:8
No siendo suficiente lo anterior en el Nuevo Testamento Dios sigue desafiando a su pueblo a tomar una decisión en el Evangelio de Juan 6:66-69
Y hoy desde este púlpito en IFRAN, el señor Dios Jehová de los ejércitos te está diciendo:
¡volveos a mí! otra vez os digo ¡!volveos!!
Ese es el llamado que Dios Jehová de los ejércitos ha estado haciendo a los seres humanos desde que se alejaran de él, y es la apelación Suprema de su palabra.
En el sermón del monte, el predicador supremo presenta todavía una vez más esa gran variedad de opciones. De ahí que este sermón no pueda simplemente ser admirado y alabado por su ética. Sus verdades bendecirán a quienes aceptan el rey, pero dictarán sentencia sobre aquellos que lo rechazan. Aquel que admira el camino de Dios, pero no lo acepta está bajo mayor juicio, porque reconoce que conoce la verdad.
Este sermón tampoco se aplica únicamente a la era futura del reino milenial.
Las verdades que el señor Jesús enseña aquí son verdades cuya esencia Dios enseña en el Antiguo Testamento y a lo largo del Nuevo Testamento. Son verdades para el pueblo de Dios de toda época, y la decisión en cuanto a la puerta y el camino siempre ha sido una decisión del momento.
En su libro el sermón del monte” contracultura cristiana”, su autor John stott escribe con respecto a este texto: “el señor Jesús trasciende nuestro sincretismo tolerante”. No existen muchos caminos al cielo sino uno, el hombre no puede llegar a Dios, por ninguno de los caminos que él mismo crea; Ese dicho popular que dice que todos los caminos conducen a Roma cuando hacen referencia a las religiones y a la vida cristiana están un poco desviados de la verdad; todos los caminos conducen al mundo y a la perdición, pero solo un camino conduce a Dios: La Biblia dice: “yo soy el camino y la verdad y la vida; nadie viene al padre si no es por mí”. Se trata de un contraste entre la justicia divina y la injusticia humana, la cual toda es injusta.
Incluso la ley dada a través de Moisés, aunque divina, no fue un medio de salvación sino más bien un medio para mostrar la necesidad de salvación en el ser humano.
La ley vino para mostrarnos nuestra pecaminosidad y culpa delante de Dios, y para mostrarnos que somos incapaces por nosotros mismos de cumplir la perfecta ley de Dios.
Pero cuando el hombre egocéntrico y moralista Vio que era pecador por la norma de la ley, simplemente puso de lado la ley e ideó normas propias. Inventó nuevas religiones que dieran hospedaje a sus defectos y que fueran humanamente alcanzables. Por tanto, al cumplir con sus propias normas asequibles el hombre mismo se consideró justo. Eso es lo que los rabinos y los escribas habían hecho con relación a sus tradiciones. Rebajaron las normas de Dios, elevaron sus propias opiniones, y creyeron que habían obtenido una reputación justa con Dios
Romanos 10:3
A partir de Mateo 7:13-14, Jesús señala varias veces dos aspectos: la necesidad de elegir si seguir o no a Dios, Y el hecho de que las decisiones son dos y solo dos, hay dos puertas, la estrecha y la ancha, dos caminos el angosto y el espacioso, dos destinos, la vida y la destrucción; dos grupos, los pocos y los muchos.
En esa decisión es en la que el Señor Jesucristo te está diciendo hoy aquí en este lugar;
¡volveos a mí!
Me llama la atención que el versículo 13 inicia con la palabra “entrad”, en el griego esta palabra está en un tiempo imperativo aoristo, que exige una acción definida y específica.
El mandato aquí no es de admirar la puerta ni reflexionar en ella sino de entrar. Muchos se sienten admirados por la belleza y la profundidad de la palabra de Dios, pero no la siguen. Muchos respetan la profundidad de la palabra de Dios, pero no la siguen. Muchos respetan y admiran al señor Jesús, lo hacen parte de su jerga, pero no lo aceptan como su único y suficiente Salvador.
El mandato de Jesús no es de entrar simplemente por cualquier puerta sino de entrar por la puerta estrecha. Todas las personas entran por una puerta o por la otra; eso es inevitable. Jesús aboga para que los hombres escojan la puerta correcta, la puerta de Dios, la única puerta que lleva a la vida y al cielo. Juan 14:6 “yo soy el camino,………”
Quiero que tengas algo en cuenta y que siempre lo tengas presente: la persona que entra por la puerta estrecha debe entrar sola. No podemos llevar a nadie más ni nada más con nosotros.
La gente no entra al Reino de Dios ni en grupos ni en familias sino cada uno por separado; es algo así como un torniquete que solo permite dejar entrar una persona a la vez y sin equipaje.
Además, la puerta de Dios es tan estrecha que debemos atravesarla desnudos.
Es la puerta de la abnegación, por medio de la cual nadie puede llevar el equipaje del pecado y su propia voluntad. La Biblia dice en Mateo capítulo 16:24-25
Alguien decía: “la salvación es gratis; peeero no es barata”
La puerta estrecha demanda arrepentimiento. Muchos judíos creían que por el solo hecho de ser judíos descendientes directos de Abraham era suficiente para entrar al cielo; hoy muchos creen que por el solo hecho de decir que soy cristiano o de asistir a una determinada iglesia las califica para el cielo; a través de las filosofías modernas muchos creen que por el solo hecho de ser humanos los califica, “porque es que Dios es demasiado bueno y bondadoso para excluir a alguien”; mis amados el señor Dios ofrece el camino a todos, y su más grande anhelo es que todo El Mundo entre porque así lo dice en su palabra en 2ª Pedro 3:9 “……. No queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.”
El camino del arrepentimiento, devolvernos de nuestro propio camino y nuestra propia justicia al camino y a la justicia de Dios, es la única manera de entrar a su reino y, por tanto, la única manera de evitar que perezcamos.
Spurgeon lo explicó muy claramente: “usted y sus pecados deben separarse, o usted y su Dios nunca estarán juntos”. No debemos guardarnos ningún pecado; es necesario renunciar a todos, y todos es todos.
Una vida arrepentida es una vida cambiada, es una vida transformada.
El mensaje principal de la primera carta de Juan es que la verdadera vida redimida se manifestará en una vida transformada, en la cual la confesión del pecado, la obediencia a la voluntad de Dios, el amor por los demás hijos de Dios, y la práctica de la justicia, son normales y habituales en vidas transformadas. “En esto es glorificado mi padre, en que llevéis mucho fruto y seáis asi mis discípulos.”
Conclusión
Muchos autodenominados profetas, apóstoles, salmistas etc, con el fin de ganar adeptos y llenar sus bodegas de personas incautas les venden un Evangelio fariseico, ligth, y salido de toda realidad. Ese Evangelio de autocomplacencia es diferente al Evangelio que el Señor Jesucristo predicó. La puerta del orgullo, del fariseísmo, y de la gratificación personal, es la puerta ancha del mundo, y no la puerta estrecha de Dios.
La gran mayoría de personas se pasan la vida corriendo de lugar en lugar, de culto en culto, de profecía en profecía junto con las multitudes, haciendo lo que todos los demás hacen y creyendo lo que todos los demás creen. Pero en lo que se refiere a la salvación, no hay seguridad en los números. Y si todos en un grupo son salvos se debe a que cada uno de ellos individualmente entra al reino por su propia decisión, fortalecidos por el Espíritu Santo, a fin de confiar en Cristo.