Iglesia Familiar de Restauración: IFRAN Bogotá Norte
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Introducción

De acuerdo con las predicaciones anteriores, desde que Santiago empieza a hablar, se presenta sencillamente como “siervo de Dios y del Señor Jesucristo” y su humildad es como una línea que atraviesa todo el mensaje de su carta.

Santiago no buscó títulos ni reconocimiento, su autoridad nació de su sincera entrega al servicio de la iglesia, no de una posición social. 

La carta de Santiago es un llamado urgente a la madurez espiritual, y comienza enfrentando la realidad de la vida: “las pruebas”. Es un mensaje fuerte que invita a atravesarlas con un enfoque de formación, ya que las pruebas son una oportunidad para crecer, no para rendirse. 

Las pruebas aportan al carácter paciencia, y de la paciencia se produce una fe más sólida. 

Santiago también invita a pedir sabiduría, y lo hace con la promesa de que Dios la da abundantemente a quienes la buscan sin dudar. 

En un mundo de opiniones cambiantes y corazones inestables, el mensaje confronta la doblez, advirtiendo que un hombre de doble ánimo “es inconstante en todos sus caminos”.

Así que, en el mensaje de Santiago encontramos un llamado a gritos a que los creyentes vivan una fe viva, práctica y perseverante. Un auténtico hijo de Dios enfrenta las pruebas, pide sabiduría, rechaza la hipocresía y muestra actos concretos de amor y santidad.

Pero todo lo anterior sólo será posible en la medida que cada creyente lleve una vida de intimidad con Dios, basada en tres disciplinas relevantes: la meditación en la Palabra de Dios, la oración y pasar tiempo a solas con el Señor Jesús.

Y aquí continúa el mensaje de hoy…

No te enfoques en hacer tesoros terrenales pensando que estos te traerán satisfacción y felicidad, por el contrario, estos te pueden convertir más bien en esclavo.

Santiago 1:9-11

  • Si alguno de ustedes es pobre, debe sentirse orgulloso de lo mucho que vale ante Dios. Si alguno es rico, debe sentirse feliz cuando Dios lo humille, pues las riquezas duran muy poco; son como las flores del campo. Cuando hace mucho calor, las plantas se secan; entonces sus flores se marchitan y pierden su belleza. Lo mismo pasa con el rico: ni él ni sus riquezas durarán.

    Para la época en que Santiago escribe la carta, los ricos y los pobres vivían en un contexto desigual muy marcado, influenciado por la sociedad del Imperio Romano.

    Los ricos eran gobernadores, terratenientes, comerciantes prósperos o altos funcionarios del Imperio. Tenían acceso a lujos, educación, propiedades, y una vida muy cómoda con esclavos que les servían.

    Los pobres en su mayoría eran campesinos, artesanos, viudas, jornaleros y esclavos, que vivían el día a día con recursos limitados.

    La comunidad cristiana buscaba una especie de igualdad espiritual y comunitaria, a pesar de las diferencias sociales. Se valoraba la generosidad, la humildad y la compasión más que la riqueza material y se promovía la ayuda mutua: “vendían sus propiedades y bienes, y los repartían entre todos, según la necesidad de cada uno… Hechos 2:44.


    1. La condición de los pobres

    Santiago contrasta la situación del creyente en condición de pobreza con la grandeza que tiene en Cristo. Esta persona será levantada por Dios a una posición de honra espiritual.

    Aunque el hermano pobre en el mundo tenga pocos recursos o un bajo estatus, en Dios está exaltado. Este versículo coloca la dignidad espiritual por encima del reconocimiento social.

    La verdadera grandeza no viene de lo que uno posee, sino de la posición que Dios nos da. El creyente pobre puede gloriarse no en su pobreza, sino en la exaltación que viene del Señor, porque ante Dios, la condición terrenal no define el valor espiritual eterno.

    El apóstol Pablo, escribiendo a la iglesia en Éfeso dijo: Con Cristo estamos sentados en lugares celestiales y él no se refirió solamente a la vida del creyente después de la muerte sino a una posición presente que tienes hoy y te da descanso, privilegio y autoridad en Cristo.


    1. La condición de los ricos

    Si el humilde debe gloriarse en su exaltación, el rico debe gloriarse en su humillación. Aquí Santiago enseña que la riqueza y la apariencia de poder son temporales y de igual manera que la flor del campo se marchita así el esplendor del rico también.

    La riqueza es tan frágil como una flor del campo, hermosa por un momento, pero destinada a desaparecer, así que esta es una condición que más que impuesta es inevitable.

    Así es hermanos que, el rico debe aprender a gloriarse en la humildad que Dios le da cuando sus riquezas pasan, recordando que la verdadera seguridad no está en lo que posee, sino en el propósito divino eterno.

    El Señor Jesús exhortó a no hacer tesoros en la tierra sino más bien en el cielo, porque donde el hombre tiene su tesoro allí mismo estará su corazón.

    Y el apóstol Pablo escribiendo a Timoteo en su primera carta (6:17) dijo: “Adviérteles a los ricos de este mundo que no sean orgullosos ni confíen en sus riquezas, porque es muy fácil perder todo lo que se tiene. Al contrario, diles que confíen en Dios, pues él es bueno, y nos da todo lo que necesitamos para que lo disfrutemos”. 

    La vida, la belleza y la riqueza son pasajeras. Lo que hoy brilla puede desvanecerse mañana bajo el “sol abrasador” de la realidad, así que la verdadera confianza no debe estar en lo que se marchita, sino en lo que permanece: Dios y su reino.

    Una afirmación más en Salmos 49:16-17 “No te fijes en los que se hacen ricos y llenan su casa con lujos, pues cuando se mueran no van a llevarse nada ni será sepultada con ellos su gloria” 


    1. Sin importar en cuál condición de las dos anteriores puedas estar……..

    toma en cuenta estas recomendaciones para que seas equilibrado y buen administrador de lo que tienes (Proverbios 30: 7-9)

    Vanidad y palabra mentirosa aparta de mí; no me des pobreza ni riquezas;

    Mantenme del pan necesario; no sea que me sacie y te niegue y diga:

     ¿Quién es Jehová?

    O que, siendo pobre, hurte y blasfeme el nombre de mi Dios.


    • Disfruta lo que tienes y trabaja para ser feliz

    La motivación por la cual desgastamos nuestra vida cada día siendo útiles en un trabajo no debe estar enfocada en acumular riquezas y reconocimiento social, se puede correr el riesgo de acabar con la salud y al final no tener los bienes que se pretendía. Lo mejor es trabajar, conseguir todo lo necesario y disfrutar los bienes adquiridos viviendo una vida feliz como Dios lo permita.

    De nada sirve hacer esfuerzos y acumular riquezas si por estar cuidándolas no se puedan disfrutar dignamente.

    Por otro lado, no hay que seguir la corriente que el sistema político quiera imponer frente a la concepción de la pobreza. El mismo Señor Jesús dijo que los pobres existirán siempre, pero la población en esta condición no puede vender su voto cuando hay elecciones de gobernantes y después estar viviendo de una manera mediocre con un subsidio que reciben del politiquero de turno; cuando la Biblia dice que el obrero es digno de su salario y que el que no trabaje que no coma. Así que la pobreza no es una condición vitalicia, sino que cada persona es responsable por buscar su propio progreso y vivir dignamente.


    • Comparte con otros lo que más puedas de tal manera que no te sobre nada

    El Señor Jesucristo estableció la iglesia como una comunidad de personas que comparten la misma fe y basados en el amor de Dios tienen la capacidad de apoyarse mutuamente. 

    El libro de “Hechos de los apóstoles” nos dice que en la iglesia primitiva los creyentes vendían sus bienes y los ponían para el beneficio de todos en la iglesia e inclusive hubo personas ricas que entregaron su casa para que la iglesia se reuniera. Por esa misma razón Dios honró la fe, el trabajo y el servicio de los apóstoles y la iglesia creció y se fue expandiendo a las naciones.

    Cuando tengas la capacidad de identificar una necesidad en otra persona deja que Dios te mueva en amor a ayudarle en algo, porque así desarrollarás en tu carácter la virtud de compasión y bondad y entonces en tu casa no sobrarán cosas que ya no utilizas o que no necesitas.

    Así que es un acto inmoral dar a otros e incluso a la misma iglesia lo que nos sobra. Con ese tipo de actitud sería mejor no dar nada porque eso no refleja el carácter de Dios en nosotros.


    • No te endeudes haciendo compras por anticipado si no tienes como respaldar el pago posterior.

    Hoy en día las entidades financieras son especialistas en enredarte con tarjetas de crédito y crearte el mal hábito compulsivo de comprar, incluso cosas que ni siquiera necesitas.

    Es muy importante analizar siempre nuestra capacidad de endeudamiento y luego sí, tomar la decisión correcta de comprar algo porque es realmente necesario y no comprar algo porque es barato.

    Yo creo que sería mejor trabajar primero y después de recibir la retribución, si realizar un gasto, pero no es sabio gastar desmedidamente y después trabajar para pagar.


    • Cuida lo que tienes, los ladrones andan astutamente en cualquier lugar

    Las mismas redes sociales hoy en día han facilitado a los delincuentes sus actos de robo y los ciberdelincuentes pueden ser inclusive más peligrosos. Cuida de lo que ves en tu celular y por donde navegas o en qué aplicaciones te registras como usuario porque en el momento menos pensado, puedes ser víctima de un robo o extorsión e inclusive pueden estar estafando a tus propios contactos. 

    En la calle no andes distraído ni tan confiado, cuida tu mismo de tu propia seguridad y pide siempre en oración la protección divina, recuerda que eres hijo de Dios y él te puede advertir y cuidar de los peligros.


    • Con actos de obediencia a Dios, verás la protección divina sobre tu economía y tus finanzas

    Uno de los apóstoles que más se enfocó en enseñar a la iglesia sobre el tema de las ofrendas fue Pablo y en una brillante y clara exposición que él presentó en su segunda carta a los corintios, (9:6-9) fácilmente podemos aprender que: 

    1º. El dar ofrendas en la iglesia es sencillamente un acto de obediencia a Dios y es un error pensar que se hace por solicitud de un pastor o de un líder. En el contexto de los primeros años de la iglesia, las personas ponían a disposición todo lo que podían y todo se compartía entre los hermanos respondiendo a las necesidades de todos y así mismo la iglesia crecía.

    2º. El dar ofrendas en la iglesia es un acto de obediencia a Dios, basada en los principios de generosidad voluntaria y dar con alegría.

    No está bien el ofrendar con un sentido de tacañez, pero tampoco está bien dar de lo que sobra; y sí que está peor no dar nada.

    La característica que debe enmarcar nuestra acción de ofrendar debe ser la generosidad, sabiendo que en la medida de lo que yo doy así mismo será lo que yo pueda recibir. Del mismo modo, se entrega una ofrenda con un sentimiento de alegría y no de tristeza como persona necesitada.

    3º. Yo considero que el ser obediente a la Palabra de Dios, está activando la bendición de Dios y su protección divina sobre mis finanzas y mi economía, porque él es fiel en cumplir sus promesas y su Palabra dice que la obediencia trae detrás de sí misma bendiciones a quienes la practican. “Tú eres obediente a Dios y él te bendice” y eso nada tiene que ver con manipulaciones a la fe.

    El neo pentecostalismo introdujo en las iglesias la falsa doctrina de la prosperidad, que no es más que una manipulación a la fe y al bolsillo del creyente.

Conclusión

Cada día es una nueva oportunidad que Dios nos da para ser agradecidos con lo que tenemos y nuestra felicidad no debe estar basada en la capacidad adquisitiva que poseemos o en cúmulo de bienes que estén bajo nuestra propiedad porque todo esto es pasajero. 

Cada día que Dios te regala es una nueva oportunidad para trazar metas y caminar guiado por la voz del buen Pastor para poder alcanzarlas y entender que en el camino siempre encontrarás personas que te apoyaran y personas a las que tu podrás apoyar también porque ese es el sentido de ser parte de la iglesia.

En la medida que Dios nos ha dado a cada uno de nosotros en diferentes proporciones, así mismo cada persona es responsable por administrar, disfrutar y ser feliz, sabiendo que de alguna manera algún día le debe rendir cuentas al Padre.

Cada hijo de Dios hoy recibe un llamado a ser íntegro en todas las áreas de su vida y eso no está determinado por la condición socioeconómica en que le ha tocado vivir…está determinado porque los hijos de Dios llevamos un ADN espiritual de un Padre que es Santo, Santo, Santo.



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