Las 5 excusas producidas por el miedo

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Propósito:
“Sólo aquel que no se rinde a pesar de la derrota presente, un día tendrá un futuro glorioso.”
Introducción:
¿En qué áreas de tu vida sientes miedo? ¿Miedo a ir odontólogo? ¿Miedo a volar en avión? ¿Miedo al compromiso? ¿Miedo a la muerte? ¿Miedo a las serpientes? ¿Miedo a hablar en público? ¿Miedo al fracaso? ¿Miedo a la soledad? ¿Miedo al divorcio?
Decirle a una persona “no tengas miedo” es como decirle a alguien con una pierna lastimada “no cojees”. No es útil, no es constructivo y, por lo general, genera el efecto adverso.
Cuando Dios nos dice “no tengas miedo”, también nos da el fundamento y la guía para no tenerlo y nos demuestra que nos ha preparado previamente para asumir, sin miedo, lo que nos llama a asumir. Las promesas de Dios para tí, son muy atractivas pero muchas veces no son de cumplimiento inmediato como a veces quisiéramos que fueran.
¿Y por qué la relación tiene las promesas de Dios con el miedo? Bueno en la prédica de hoy veremos cómo llega el inicio el cumplimiento de la promesa de la tierra prometida a los israelitas y Dios llama a Moisés a sacar al pueblo de Israel de Egipto, pero el miedo. las inseguridades y la falta de actitud salen a flote y hoy aprenderemos que nuestros mayores enemigos no son otras personas, como el Faraón de Moisés o lo que dice la gente de nosotros como el pueblo de Israel que debía enfrentar Moisés o nuestras falencias para cumplir con el propósito de nuestra vida como la aparente ausencia de facilidad de palabra de Moisés. Hoy aprenderemos que Dios te dice “no temas” pero también te dice “ve”, es decir, actívate. Él espera de ti obediencia activa, porque si fuera pasiva no sería obediencia.
Y sí, es el miedo el que paraliza así que tu mayor lucha es contra ese miedo, el mismo que tuvo Moisés y que tenía que vencer para ser capaz de llevar al pueblo de Israel a la tierra prometida. Es el mismo miedo que, si tomas la mano de Dios podrás superar para la Gloria de Su nombre y a así vencer a los gigantes en la tierra que estamos llamados a conquistar y ocupar.
Éxodo 3:6-10
En la selva vivían tres leones, todos muy fuertes. Un día, el mono quien era el vocero de los animales y conocedor de que el león es el rey de la selva, convocó a una reunión para decidir a cuál de los tres debían rendir obediencia, decidir cuál de los tres debía ser su rey.
Los leones, entendieron que no podían ser reyes los tres al tiempo, aunque tampoco querían luchar entre ellos porque eran muy amiguis. Así que los animales se reunieron de nuevo y después de mucho deliberar, llegaron a una decisión y se la comunicaron a los leones: encontramos una solución que consiste en que ustedes tres vayan a escalar la “Montaña Difícil”. El que llegue primero será nuestro rey.
La Montaña Difícil era la más alta de toda la selva con corteza profundamente comprimida, topografía basta, llena de laderas inclinadas, crestas puntiagudas, grietas y zanjas profundas, desniveles bastante marcados, precipicios infinitos. Definitivamente era LA montaña difícil.
Sin embargo, los leones aceptaron el reto y todos asistieron a la gran escalada. El primer león lo intentó, pero no pudo escalar, el segundo león también empezó con todas las ganas pero tampoco lo logró. El tercer león también lo intentó, pero no pudo escalarla y bajó derrotado.
Los animales estaban impacientes y con incertidumbre porque si los tres leones han sido derrotados, ¿ahora cómo elegiremos al rey de la selva? En ese momento, un águila grande en edad y sabiduría, pidió la palabra: ¡Yo sé quién debe ser el rey de la selva!
Todos los animales hicieron silencio y le preguntaron con gran expectativa: “¿Cómo lo sabes?”. “Es simple”, dijo el águila, yo estaba volando cerca de ellos y cuando volvían derrotados en su escalada de la “Montaña Difícil”, escuché lo que cada uno dijo a la montaña.
El primer león dijo: ¡Montaña, me has vencido! El segundo león dijo: ¡Montaña, me has vencido! Pero el tercer león dijo: ¡Montaña, me has vencido…por ahora! Porque ya llegaste a tu tamaño final y yo todavía estoy creciendo.
La diferencia, dijo el águila, es que el tercer león tuvo una actitud de vencedor cuando sintió la derrota en aquel momento, pero no desistió y quien piensa así, esa persona es más grande que su problema. Él es el rey de sí mismo, por lo tanto, está preparado para ser rey de los demás.
Los animales aplaudieron entusiasmados y coronaron al tercer león con el Rey de la Selva.
Sólo aquel que no se rinde a pesar de la derrota presente, un día tendrá un futuro glorioso.
Lo único que persigues al querer tener las aptitudes perfectas para lograr algo a lo que Dios te ha llamado, es sentirte bien contigo mismo pero entre más persigas el sentirte bien, más insatisfecho estarás porque esto sólo refuerza el hecho de que careces de ello.
1. ¿Quién soy yo? Éxodo 3:11
Moisés como hijo adoptado de la hija del faraón, recibió un entrenamiento completamente egipcio y fue educado con todo su sabiduría y conocimiento como lo dice Esteban en Hechos 7:22 donde además enfatiza que era poderoso tanto en palabras como en acciones.
Pongámonos en las sandalias de Moisés por un momento: era adoptado, fue educado por una familia diferente a su familia biológica, intentó defender a los suyos cuando tenía unos 40 años y lo rechazaron; así que el miedo lo hizo huir ahora, llevaba 40 años ejerciendo el hermoso oficio del pastoreo pero en tierras que no eran de él. Quizá Moisés sentía que no pertenecía a ningún lugar y en este encuentro con Dios casi que se autosaboteaba.
De hecho, podemos percibir que, al nacer su primer hijo, convivía con este sentimiento de desolación al nombrar a su hijo “Gersón” porque forastero era en tierra extraña. Sabía que no pertenecía a Egipto, pero ahora estaba lejos de su gente hebrea y no veía que en poco tiempo se hiciera realidad aquella tierra prometida a sus padres.
Moisés debía confrontar al Faraón, no era una labor sencilla, el Faraón era en su momento la persona más poderosa del mundo e inevitablemente esto lo metía en un círculo de sobreanálisis ¿Te ha pasado?
Te pongo un ejemplo:
Así, como Moisés, te encuentras en una situación en la que debes enfrentar alguien con “mayor autoridad” que tú y eso te genera nervios.
Ese nerviosismo te bloquea y empiezas a preguntarte por qué estás nervioso. Piensas: “No tiene sentido, es un ser humano igual a yo”.
Pero esto avanza y ahora estás nervioso por el hecho de estar nervioso. ¡Doblemente nervioso!
Ahora estás nervioso por tu nerviosismo, lo que te causa más ansiedad.
¿Les ha pasado? Hay personas que hasta deben sentarse con un vasito de agua.
O a veces nos metemos en situaciones donde sobreanalizamos las cosas:
“Dios, sí, he pecado pero confesé mi pecado y tu palabra dice que eres fiel y justo para perdonarlo…pero, ¿será que sí habré pronunciado las palabras correctas para que me perdones?
¿Pensar en eso me convierte de nuevo en un pecador?
Creo que debo dejar de pensar así.
¡Dios me siento tan pecador por decirme pecador!
Debería dejar de pensar que soy un pecador.
Dios lo estoy haciendo de nuevo, ¿lo ven? ¡Soy un pecador!”
Claro que somos pecadores, pero Dios nos ha redimido, nos ha perdonado y nos perdona cuando le confesamos y le pedimos perdón desde un arrepentimiento genuino y; tranquilos, hasta cierto punto no está mal sentirse mal porque allí está el Espíritu Santo convenciéndonos de pecado y llevándonos a ese arrepentimiento.
Lo que sucede es que en la sociedad de hoy a través de la cultura del consumismo y del “oye mira, mi vida es mejor que la tuya”, se ha cultivado en las redes sociales una generación entera que cree que sentir miedo, culpa o ansiedad no está bien.
En nuestra vida nos encontramos con situaciones similares a las de Moisés donde somos conscientes de dos aspectos:
El primero que si estamos frente a un reto que determinará un quiebre en nuestras vidas y el tamaño del desafío es titánico, empezamos a dar valor a lo insignificante, empezamos a dudar de nuestras capacidades alimentando nuestro miedo con aquellas situaciones desagradables del pasado, es decir, sobreanalizando.
Lo segundo, es que Dios ya nos ha preparado para enfrentar ese reto porque sabemos (aunque sea muy en el fondo) que con lo que creemos que hemos sido ofendidos y humillados, delante de Dios sólo hemos sido enaltecidos y aunque no nos prometa que no habrá dificultades en el camino, nos da la confianza de Su presencia durante todo el recorrido hasta lograr lo que nos encomienda.
Si deja de importarte sentirte mal, el círculo vicioso del sobreanálisis hará corto circuito y si te dices a ti mismo: me siento mal pero no importa porque Dios está conmigo; entonces Él vendrá, te empoderará y dejarás de sentirte mal por sentirme mal.
2. No tengo autoridad para hacerlo Éxodo 3:13
Moisés, poniendo ahora sus ideas en orden en cuanto al papel relevante que tendría a partir de ahora y teniendo el conocimiento de que Dios estaría con él, presenta una segunda excusa.
Quizá, Moisés entendió que creía lo que estaba sucediendo porque estaba viendo en vivo y en directo la majestuosidad de Dios y escuchando su voz audible, pero sintió que las personas a las que se iba a dirigir para reavivar su esperanza no serían conmovidas tan fácil porque no estaban teniendo esa misma experiencia celestial y preguntarían cuál es ese Dios y el debería mostrarles sus “credenciales”.
Dios le responde con contundencia al diferenciarse de cualquier otro dios que las personas adorasen. Con “Yo Soy el que Soy”, Dios le transmite permanencia, continuidad sin interrupción y duración sin límite, sin pasado, sin futuro, sólo presente eternamente.
Iglesia: Moisés no necesitaba levantar su autoestima, él necesitaba saber quién era el Dios que lo estaba comisionando.
Moisés no necesitaba autoafirmación, Moisés necesitaba en ese momento saber quién es Dios y precisamente eso es lo que Dios le revela: “Moisés: la pregunta no es quién eres tú, la pregunta es quién soy yo. Yo Soy el que Soy.”
Ahora, ¿cómo puedo estar seguro de que cuento con la autoridad y el respaldo de Dios en esto que voy a hacer? La respuesta es sencilla: si actúas conforme a la voluntad de Dios, siempre vas a contar con la autoridad de Dios.
Entonces, te preguntarás: ¿y cómo hago la voluntad de Dios? En la Biblia encontramos los pasos a la respuesta: 1 Tes. 5: 16-18 Estando siempre gozosos, orando sin cesar, siendo agradecidos; 1 Tes 4:3 Apartándonos del pecado; Rom. 12:2 Renovando nuestra mente al estar por encima de lo que nos ofrece este mundo; 1 Pedro 2:15 Haciendo el bien.
De manera que, todo esto glorificará a Dios y honrará su nombre porque estaremos haciendo Su Voluntad y por lo tanto, inexorablemente, contaremos con Su autoridad.
3. Nadie cree en mí Éxodo 4:1-8
Nuevamente Moisés presenta una excusa. A diferencia de las dos anteriores, esta ya no tenía que ver con él mismo sino con las personas que iban a escucharlo. Aunque aún seguía con dudas en sí mismo, su inquietud en este caso estaba enfocada en que no creerían que Dios se le hubiera aparecido; lo que podría ser comprensible a los ojos humanos porque ya habían pasado casi 400 años en que Dios no se había manifestado a alguno de los israelitas.
Ni siquiera el nacimiento de Moisés fue comunicado por obra divina. Así que, Dios entendió su intranquilidad y, para ello, le otorgó cierto poder sobrenatural expresado en 3 señales precisas (sin contar las que ya le había mencionado en Ex. 3:20-22) que además de ser sorprendentes, contenían un mensaje simbólico: la vara convertida en serpiente, la mano afectada por una enfermedad y sanada de inmediato y las aguas del Nilo convertidas en sangre.
IFRAN: cuando Dios te empodera para una comisión es porque siempre ese reto va de acuerdo con Su voluntad y esto glorificará y honrará Su nombre de alguna manera. Sin embargo, surgirán personas que no creerán en ti y que, de hecho, intentarán desanimarte para que no avances acudiendo a todo de tipo de frases o simplemente ignorando tu llamado o propósito.
Dios nos muestra Su comprensión de esto y te hace entender que, aunque las personas no crean en ti, Él estará proporcionando señales que servirán para afianzarte, pero también para alinear en tiempos, recursos, conocimientos y a las personas necesarias para llevar a buen puerto el propósito que puso en tu corazón.
4. No tengo las aptitudes Éxodo 4:10-11
Una vez más Moisés vuelve a sacar una excusa relacionada con su propia persona que no necesariamente es tartamudeo, pero en un intento de autosabotaje, quizá motivado por ese “sobreanálisis” de sí mismo y debido a la magnitud del encargo que estaba por emprender, procura huir de la responsabilidad que Dios estaba poniendo sobre sus hombros.
Ya sabemos que Moisés fue educado por los mismos egipcios y que Esteban confirma en Hechos 7:22 que Moisés era poderoso tanto en palabras como en acciones. Entonces, ¿por qué Moisés le dice a Dios que no tenía facilidad de palabra? Aún si así fuese, a causa de la transformación o quizá devaluación que tuvo su oratoria por lo vivido en sus últimos años después de huir de Egipto, Dios le confirmó que Su poder es tal que supliría las aptitudes faltantes de Moisés, sus falencias serían cubiertas porque es Dios quien pondría los pensamientos y las palabras necesarias para enfrentar lo que tuviera que enfrentar. De manera que para responder al interrogante de por qué Moisés sacó a relucir esa excusa, la respuesta es porque, evidentemente, lo que le faltaba a Moisés era actitud.
Escuchando a Sammy Morales, el baterista de Miel San Marcos en una entrevista, contaba que realmente se sentía muy agradecido con Dios por todo lo vivido hasta este momento y le daba la Gloria y la Honra por ser usados, su agrupación y él, para llevar el mensaje de Dios a través de la música. Sin embargo, más allá de pronunciar una frase políticamente correcta, Samy explicaba que todo ha venido de Dios porque, al final, sus arreglos musicales, sus melodías, el aspecto técnico, etc. no eran complicados y para los que saben de música, saben que es así. En otras palabras, de no ser por Dios, quizá aún serían conocidos sólo en su iglesia, en ese pequeño pueblo de San Marcos, en Guatemala.
El deseo de una experiencia más positiva es, en sí misma, una experiencia negativa. Y, paradójicamente, la aceptación de la experiencia negativa es, en sí misma, una experiencia positiva.
Lo único que persigues al querer tener las aptitudes perfectas para lograr algo a lo que Dios te ha llamado, es sentirte bien contigo mismo pero entre más persigas el sentirte bien, más insatisfecho estarás porque esto sólo refuerza el hecho de que careces de ello.
Dios no necesitaba a Moisés con las aptitudes perfectas para hacerlo, Moisés necesitaba era quien necesitaba a Dios para hacerlo porque la Biblia dice que sin Él nada podemos hacer.¿Cómo estás tú? ¿Crees que Dios necesita todas las aptitudes perfectas de ti?
Por supuesto que las aptitudes son importantes, pero no siempre contamos con ellas, algunas se fortalecen en el camino y otras jamás las lograremos, pero Dios en su infinita misericordia mira nuestro corazón, nuestra confianza, valentía y convicción y lo más importante: nuestra obediencia a Cristo y de esta manera Dios suple todo el aspecto técnico y de forma…o simplemente no, porque Él considera que no será necesario.
5. ¿La verdad? No quiero ir. Éxodo 4:13-17
Finalmente, Moisés se “destapó” y evidenció que él prefería no hacerse cargo de esta misión divina y, además, le pide a Dios que envíe a cualquier otro. Claramente, esto motivó el enojo de Dios, quien entendiendo que esta falta de actitud procedía de su condición humana, nuevamente le da una solución: su hermano Aarón.
Mi hermano, mi hermana: a pesar de la molestia de Dios con Moisés, no lo desechó ¿por qué? Porque Dios lo predestinó para esa tarea y tú estás hoy aquí es porque estás predestinado para una tarea.
Ahora bien, Moisés le pidió a Dios que enviara a otro, pero no porque realmente no quisiera ir, sino porque sus miedos (que a esta altura de la conversación con Dios aún no habían sido ahogados), bloqueaban su deseo de asumir el reto y lo obligaban a pensar que él no era el indicado. En otras palabras, le importaba tanto que todo saliera tan perfecto que no creía que, por medio de él, ese fuera el resultado.
Nos importa tanto algo que queremos hacer creer que no nos importa nada. De hecho, la gente indiferente a menudo intenta ser así porque en realidad todo les importa demasiado, ¿lo han notado? Les importa tanto su pelo, así que mejor nunca se lo lavan ni se lo peinan o les importa tanto lo que piensen de sus ideas que mejor se esconden detrás del sarcasmo o de comentarios maliciosos y de falsa superioridad moral.
Tú no puedes ser indiferente, algo siempre debe importarte porque eso hace parte de la naturaleza con la que Dios nos creó, pero no sólo basta con que te importe, debes tomar acción y demostrar que te importa.
Iglesia: es claro que los que nos seguimos a Cristo y nos guiamos por Su palabra estamos en contra de todo lo que este mal llamado “progresismo” nos pretende imponer pero hemos estamos tan inactivos frente a esto que nos hemos ganado la etiqueta de la “mayoría silenciosa” y esto debería avergonzarnos.
Entonces, sé selectivo en lo que realmente te importa y toma acción, pégate a Cristo para superar la adversidad y como Pablo ten la valentía de ser diferente, un marginado, un paria y todo por defender tus propios valores cristianos, hoy más que nunca, en el papel de contracultura que debemos asumir en la sociedad y en los tiempos en que Dios nos puso.
Debemos dejar de ser esa “Mayoría silenciosa” y convertíamos en la “Mayoría bulliciosa” dando la batalla espiritual y la cultural.
Si el Espíritu Santo pone en tu corazón lo que es correcto, debes tomar acción, porque lo correcto es más importante que tú mismo, más importante que tus sentimientos, que tu orgullo y tu ego. Así le das importancia a lo que de verdad tiene valor.
Requiere valentía como la que necesitaba Moisés porque no podrás ser una persona importante, de esas que Jesús usa para cambiar la vida de los demás, sin ser, al tiempo una burla y una vergüenza para otras. No es excluyente. Simplemente es imposible.
Es imposible servir a Jesucristo con integridad y agradarles a las personas. Si yo quisiera hacer eso, dejaría de servir a Cristo. Denunciar el pecado trae enemigos y el Señor nos dice que, si somos fieles Él, nos van a rechazar, se van a burlar, incluso dentro de la misma iglesia, pero si tienes temor a los hombres, entonces no podremos nunca ser fieles a Dios.
Recordemos lo que dice Mateo 5:11-12
Cuando avanzas en lo que sabes que es lo correcto, muchas personas también se alejarán sin que les hayas lastimado, dejarán de hablarte o no te hablarán como antes, aún los buscarás para entender qué sucede y no encontrarás respuestas y debes aprender a vivir con eso.
La falta de adversidad y de problemas no existe. Siempre estarán, el punto es entregar a quien tiene el control de todo lo que tú no controlas.
Conclusión
Lucas 22:41-44
Iglesia: nuestro Señor Jesús tuvo un tremendo momento de miedo y ansiedad a tal punto de convertirse en agonía cuando estuvo en Getsemaní y llegaba el momento de llevar nuestros pecados en Su cuerpo sobre la cruz.
En esos tiempos, la forma normal de orar era de pie. Que Jesús se haya arrodillado demuestra la violencia de su lucha en Getsemaní y quienes debían estar allí para apoyarlo, se quedaron dormidos. ¿Pueden creerlo? ¿Se parecen a esa persona de la que esperabas apoyo y no llegó?
Y aquí está lo más hermoso de todo: Jesús sabía qué era lo correcto, y aunque beber de esa copa significaba sufrir el castigo de Dios, Él fue con pleno conocimiento y decidió voluntariamente dar Su vida por ti y por mí venciendo el temor.
Tenía la total y absoluta certeza de cuál era su tarea y el miedo no lo iba a detener. ¿Tú tienes esa misma certeza? ¿Vas a permitir que el miedo y la ansiedad te detenga?
Todos tenemos miedos, ansiedad y dudas porque diferentes circunstancias y situaciones permean nuestra confianza y la debilitan, pero si no las enfrentamos, nuestra falta de confianza y vacilación bloquean el paso que debemos dar hacia el llamado de Dios y nos frenará a la hora de comenzar lo que Él nos ha encargado hacer.
Creyentes con mentalidad de leones que hayan aprendido a dominar esos temores y encarcelar su miedo, entenderán que su destino en Dios y como leones están llamados a reinar sobre la selva del pecado siendo luz en la oscuridad.
Cuando dudas de tu propia capacidad creativa para completar una tarea, que se te ha encomendado, estás dudando de tu Creador y Él siempre ha estado de principio a fin. Él te llamó, te formó, te encontró y terminará la obra que ha empezado en tí. Él está en Control de todo. Él es meticuloso en su preparación en lo que se requiere para el propósito que tiene para tí.
¡Tú no has recibido un espíritu que te esclavice al miedo! En cambio, recibiste el Espíritu de Dios cuando Él te adoptó como su propio hijo para llamarlo ¡ABBA, PADRE! Como ese león de la historia, ¡has sido destinado por Jesucristo para reinar junto a Él y no para ser esclavo! ¡Descubre el propósito de Dios para tu vida y cúmplelo!
No olvides que todo lo que tienes es suficiente y lo que no tienes, no lo necesitas porque Él lo va a suplir y cuando la duda toque a tu puerta o intente colarse en tu corazón, proclama: ¡Gracias al poder de Dios en mi vida tengo lo que se necesita!
¡¡¡AMÉN!!!