La verdadera motivación del dar

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Jesús inicio su instrucción en el sermón del monte retratando en las bienaventuranzas los elementos esenciales del carácter cristiano, y continuó indicando con sus metáforas de sal y luz la influencia para bien que los cristianos ejercen en la comunidad si exhiben este carácter.
Luego describió la justicia cristiana que debe exceder a la justicia de los escribas y fariseos al aceptar las implicaciones plenas de la ley de Dios sin evitar nada ni colocar límites artificiales.
La justicia cristiana es justicia ilimitada. Debe permitirse que ella penetre más allá de nuestras acciones y palabras hasta nuestro corazón, mente y motivaciones, y que nos domine incluso en aquellos rincones secretos más recónditos.
Jesús ahora continúa su enseñanza sobre “la justicia”.
El capítulo 6 comienza, “guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres. La palabra que se usa aquí es la misma que se usa en 5:6,20, pero su énfasis cambia aquí.
Déjeme le explico; en los textos anteriores justicia se había relacionado con bondad, pureza, honestidad y amor; ahora está ligada a prácticas tales como la ofrenda, la oración, y al ayuno.
Así es como el autor del sermón del monte pasa de la justicia moral del cristiano a su justicia religiosa.
Para el predicador del sermón del monte la justicia cristiana tiene dos dimensiones es tanto moral como religiosa.
En ambas dimensiones De Justicia su insistente llamado es para que sus seguidores sean diferentes: en Mateo 5 enseña que nuestra justicia tiene que ser mayor que la de los fariseos (porque ellos solo ven la letra de la ley mientras que nuestra obediencia tiene que incluir el corazón), y mayor también que la de los paganos (porque ellos se aman entre sí, mientras que nuestro amor debe abarcar también a nuestros enemigos).
Una vez más el verdadero seguidor del Señor Jesucristo debe de ser diferente tanto de los falsos profetas, de los traficantes de la fe, de los legalistas inclusive de los literalitas bíblicos, así como de los paganos, de los religiosos y de los irreligiosos.
El Señor Jesucristo hizo un llamado muy especial a todos y cada uno de sus discípulos a no conformarse a este mundo. Él estaba viendo inclusive la mundanalidad de la Iglesia, él nos está invitando a ti y a mí a no ser una iglesia meramente nominal sino a ser una comunidad cristiana verdaderamente distinta en su vida y práctica del Estado religioso.
Nos está enseñando que la verdadera justicia religiosa no es solamente una manifestación externa, sino que también es una manifestación de lo íntimo del corazón.
Dar para ayudar a aquellos en necesidad debería ser una actividad normal del Cristiano, y debería llevarla a cabo de la manera más simple, directa y discreta que sea posible.
Mateo 6:2-4
Un hipócrita originalmente era un actor griego que usaba una máscara que describía de manera exagerada el papel que estaba dramatizándose. Por obvias razones el término llegó a usarse para alguien que fingía ser quien no era.
Juan Calvino creía que en todas las virtudes debía evitarse que entrara hipocresía, ya que no hay obra tan loable como no ser en muchos casos corrompidos y contaminados por ella.
Una de las maneras más comunes y eficaces en que Satanás socava el poder de la Iglesia es a través de la hipocresía. Por tanto, la hipocresía es un gran peligro para la iglesia y aparece en dos formas:
1- La primera es la de no creyentes disfrazados como cristianos.
2- La segunda en la de creyentes no convertidos, pero que fingen ser más espirituales que cualquiera.
La advertencia del señor Jesús dada aquí en el texto de hoy aplica para ambos grupos. Mire le comparto algo que encontré sobre lo que dijo Agustín:
“El amor al honor es el flagelo mortal de la verdadera piedad. Otras inmoralidades producen obras malas, pero esta produce buenas obras de mala manera”.
La hipocresía es peligrosa por ser engañosa; usa cosas que son básicamente buenas para propósitos que son básicamente malos.
Escúchame: “la hipocresía es el homenaje que la inmoralidad rinde a la virtud” Yo quisiera que usted se detuviera un momento en el inicio del versículo dos; ¿qué dice?
“CUANDO”, este es un condicional que indica que es algo que se espera que se haga constantemente. Dar limosna se refiere a donaciones reales, no a buenas intenciones, o cálidos sentimientos de piedad que nunca haya expresión práctica. Cuando se hace con el espíritu correcto no solo es admisible sino obligatorio para todos los creyentes.
Dios siempre se ha deleitado en obras de misericordia y generosidad, a su pueblo siempre le recordaba continuamente a través de los escritos en los salmos en proverbios y en escritos proféticos que fuera considerado y generoso con aquellos que han caído en pobreza fueran estos judíos o gentiles.
Los escribas y fariseos estaban principalmente con el fin de atraer honra para sí mismos no de servir a otros o de honrar a Dios. Muchos judíos debido a las falsas enseñanzas de estos falsos profetas creían que la salvación era mucho más fácil para los ricos porque podían comprar su entrada al cielo dando a los pobres.
Ese principio fue establecido en el dogma católico. Un papa llamado León el grande declaró “por la oración buscamos apaciguar a Dios, mediante el ayuno extinguimos la lujuria de la carne, Y por medio de las limosnas nos redimimos de nuestros pecados” ¿Uds. han escuchado hablar acerca de las indulgencias?
Fueron creadas por Clemente VIII. Dentro de la iglesia tradicional su mayor promotor fue un monje dominico del siglo XVI Johann Tetzel, que era famoso por ser un eficaz vendedor de indulgencias que prometía a la gente el perdón de los pecados a cambio del precio de un escrito de indulgencia.
Se dice que sus métodos inspiraron las 95 Tesis de Lutero y dieron inicio a la Reforma Protestante. Para Lutero, las indulgencias eran una estafa y un engaño a los creyentes con respecto a la salvación de sus almas. En 1517, Lutero clavó en la puerta de la iglesia de Wittenberg sus 95 tesis, en las que atacaba las indulgencias y esbozaba lo que sería su doctrina sobre la salvación solo por la fe.
Mis amados ningún acto de caridad o ninguna buena obra puede expiar el pecado. Los actos de caridad y las buenas obras son consecuencia de un corazón arrepentido (efesios 2:8-10).
Dar para ayudar a aquellos en necesidad debería ser una actividad normal del Cristiano, y debería llevarla a cabo de la manera más simple, directa y discreta que sea posible.
La ofrenda más satisfactoria y la que Dios bendice, es la que se hace y se olvida. Es la que es hecha con amor en respuesta a una necesidad, y cuando la necesidad está satisfecha el dador, continúa con sus asuntos, sin querer ni esperar reconocimiento.
Lo que se ha hecho debe incluso ser en secreto incluso para nuestra mano izquierda. Se dice que en el templo había un lugar especial y poco conocido donde los judíos tímidos y humildes podían dejar sus ofrendas sin ser observados; otro lugar especial cercano se proporcionaba para los tímidos pobres, que no querían ser vistos pidiendo ayuda.
Aquí venían y tomaban estrictamente lo que necesitaba. El nombre de ese lugar era la Cámara del silencio. Personas daban y personas recibían ayuda pero nadie conocía las identidades de ninguno de ellos.
Tanto en el antiguo como en el Nuevo Testamento se deja claro que dar con disposición y generosidad de corazón siempre ha de ser una característica fundamental del pueblo fiel de Dios.
“IFRAN, recuerde algo yo no doy para que Dios me de; yo doy porque Dios ya me dio”. Cuando damos, Dios bendice, y cuando Dios nos bendice damos otra vez de lo que nos ha dado. Proverbios 11:25
La Biblia nos enseña por lo menos 7 principios para guiarnos en dar de manera no hipócrita:
1- Dar de corazón es invertir con Dios (lucas 6:38), (2ª co 9:6)
2- Dar de verdad es dar de manera sacrificial. La generosidad no se mide por el tamaño de la ofrenda en sí, sino por su tamaño en comparación con lo que posee Marcos 12:41-44.
3- La responsabilidad de dar no tiene relación con cuánto tiene la persona. Una persona que no es generosa cuando es pobre o no puede no será generosa si obtiene riqueza. Lucas 16:10. Dar no es un asunto de cuánto dinero se tiene sino de cuánto amor y preocupación por la iglesia y por otros hay en el corazón.
4- La prosperidad al dar está íntimamente ligada con el excelente manejo de las finanzas.
5- Cuánto dar está determinado de una manera personal 2ª co. 9:7 La ofrenda justa se hace desde un corazón recto y generoso, no de porcentajes o cuotas legalistas. Los cristianos macedonios dieron con abundancia de su profunda pobreza económica porque espiritualmente eran ricos en amor
6- Debemos dar en respuesta a la necesidad que vemos y sentimos. Los primeros cristianos en Jerusalén compartieron sus recursos sin reserva alguna hechos 2:45-47, Siempre ha habido charlatanes que inventan necesidades y juegan con el buen corazón de los demás. Además, siempre ha habido mendigos profesionales que pueden trabajar pero prefieren no hacerlo. Un cristiano no tiene la responsabilidad de apoyar a tales individuos y antes de entregar su dinero debe tener un cuidado razonable para determinar cuando existe una verdadera necesidad.
7- Dar demuestra amor y no ley y mucho menos legalismos u obligaciones. El porcentaje que demos Lo determinará el amor en nuestros propios corazones y las necesidades que sentimos Por la Iglesia y por los demás.
Todos los principios anteriores señalan hacia la tarea de dar con generosidad porque estamos invirtiendo en la obra de Dios, porque estamos dispuestos al sacrificio por aquel que se sacrificó por nosotros, porque eso no tiene nada que ver con lo mucho que tengamos, porque queremos más las riquezas espirituales que las riquezas económicas, porque personalmente hemos decidido dar, porque queremos suplir tanto como no sea posible, y porque en nuestro amor nos impulsa a dar.
Cuando entregamos nuestra ofrenda en lo secreto, con amor, sin pretensiones, y sin pensar en reconocimiento o aprecio, nuestro padre que ve en lo secreto nos recompensará en público.
El principio es este: “si recordamos, Dios olvida, pero si olvidamos Dios recordará”. Nuestro propósito debe ser suplir toda necesidad que podamos suplir y dejar a Dios el arreglo de cuentas comprendiendo que la Biblia dice en Lucas 17:10: “porque siervos inútiles somos, pues lo que debíamos hacer, hicimos.
Quiero que usted se lleve esto hoy en su mente y en su corazón: Dios no dejará de dar una sola recompensa. “No hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta.
El Señor conoce nuestros corazones nuestras actitudes y nuestros motivos, y nos dará toda recompensa que nos corresponda conforme a lo anterior.
La mayor recompensa que un creyente puede tener es saber que ha agradado a su Señor.
La mayor motivación que debemos esperar es que esa recompensa se apuesta a los pies de nuestro Señor, aquel que todo nos dió. Así como los 24 ancianos un día colocarán sus coronas delante del trono, y que tú y yo podamos decir: “digno, digno, eres tú oh señor de recibir toda la gloria y la honra y el poder y la alabanza”
¡¡¡AMÉN!!!