Tú necesitas hablar con Dios

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Introducción:
Parte del Sermón del monte lo dedicó Jesús a enseñar a cerca de la oración y gran parte de su vida la dedicó Jesús a tener comunicación con Dios Padre por medio de la oración, siendo sus oraciones más reconocidas la que hizo en Getsemaní según E. Marcos 14:32, la oración por sus discípulos en E. Juan 17, y una noche orando antes de elegir a los 12 discípulos según E. Lucas 6:12.
En el texto citado en E. Mateo 6, Jesús, enseñando cómo orar utiliza un ejemplo de los religiosos de su época y básicamente resalta lo que no se debe hacer:
- No orar buscando ser visto
- No usar banas repeticiones
- No usar palabrerías.
Y Jesús colocó por encima de todo lo anterior, la manera adecuada para orar a Dios:
- En un lugar privado
- En lo secreto con Dios
Y seguidamente Jesús expuso la oración del “Padre nuestro” como modelo que se puede tomar en cuenta, pero no necesariamente porque se tenga que repetir el texto. Aquí Jesús coloca en primer lugar la acción de glorificar, alabar, exaltar el nombre de Dios Padre…no como la mayoría de oraciones que actualmente escuchamos que tienen como acción principal el pedir y pedir.
Siguiendo las recomendaciones de Jesús, podemos crear el habito de orar de una manera que nuestro tiempo de oración sea de comunión y dialogo con nuestro Padre y dejar las oraciones tradicionales que son más bien un monologo de PQRS (peticiones, quejas y reclamos).
Nuestro tiempo de oración debería estar acompañado de una canción de alabanza a Dios, una corta lectura bíblica (podría ser un salmo) y así desatar el ambiente de comunión con Dios teniendo en cuenta también que hay que ponernos en paz con Dios, reconocer nuestros pecados y pedirle perdón a él.
De los puntos más importantes que Jesús enseñó sobre la oración y él mismo lo hizo en sus oraciones, es pedir que se haga la voluntad de Dios en nuestras vidas, estar dispuesto y alineado con los planes que Dios determine.
Y en esto nos ayuda el Espíritu Santo, según Romanos 8:26 De igual manera, el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad, pues no sabemos qué nos conviene pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.
Y a la hora de la verdad, a orar se aprende orando. Deberíamos por lo menos desarrollar el habito de la oración al iniciar cada día y antes de ir a dormir. Como lo declaró el salmista en el Capítulo 92:2 Anunciar por la mañana tu misericordia, Y tu fidelidad cada noche.
Una de las obras que el Espíritu Santo hace en nuestras vidas es guiarnos a orar como convine (él intercede por nosotros con gemidos indecibles y él nos guía a toda la verdad), así que crear un habito de oración si es posible y se debe convertir en uno de los pilares de nuestra fe.
Mateo 6:5-8
Cinco razones por las que tú debes hablar con Dios:
1. La oración es una manera de alabar y expresar gratitud a Dios
Isaías43:7 Todos los llamados de mi nombre, que para gloria mía los he creado, los formé y los hice.
El primer llamado que nos hizo el Señor fue a conocerle como nuestro Padre y a partir de ahí a amarle y alabarle. Fuimos creados para alabanza y gloria de Dios, y esa es nuestra primera responsabilidad como hijos. Cuando ya hemos comprendido esta responsabilidad, entonces viene la siguiente que es servirle por amor.
El Salmo 95 es una exhortación a que nos presentemos a Dios siempre con alabanza, lo escribió el rey David y de él fue dicho que tenía un corazón conforme al corazón de Dios. Hagamos que nuestras oraciones sean alabanzas para nuestro Padre y así nuestro ser interior también va siendo transformado conforme al corazón de Dios.
Los hijos de Dios no nos dejamos agobiar por las preocupaciones, sino que siempre damos gracias a Dios por todo, tal como lo escribió el apóstol Pablo a la iglesia en Tesalónica.
Y la oración no es un monologo, es una conversación entre dos, así que debo estar dispuesto para que Dios me hable.
2. Por medio de la oración confesamos nuestros pecados y recibimos el perdón de Dios
Salmo 51
Por medio de esta oración que se convirtió en un salmo, su autor dejo en las Escrituras un modelo de oración que me ayuda a ser confrontado con mi condición de pecador y venir en arrepentimiento ante la presencia de Dios para confesar mis rebeliones, mi maldad, mi pecado y ser perdonado por Dios.
Solamente con esta actitud frente a Dios, cara a cara con él, es que podemos experimentar su misericordia y ser perdonados y con toda devoción pedirle que cree en nosotros un corazón limpio, nos renueve con rectitud y su Espíritu siempre esté en nosotros para desarrollar carácter de santidad.
Si confesamos nuestros pecados en oración, él es fiel y justo para perdonarnos porque lo que nuestro Padre siempre busca en nosotros es un corazón humillado ante él, esa es nuestra mejor ofrenda, la cual él siempre recibirá con agrado.
Pero el creyente que no toma un tiempo a solas para ponerse a cuentas con Dios, fácilmente se convierte en un esclavo de sus propias pasiones y deseos, que lo inducen a pecar, olvidando que sin santidad nadie verá a Dios.
3. Cuando oramos recibimos dirección de Dios para tomar decisiones correctas
Hechos de los apóstoles 16: 6
El pasaje bíblico nos muestra un ejemplo de cómo Dios con su Espíritu guiaba a los apóstoles a las regiones donde debían predicar el Evangelio y también les manifestaba en cuales lugares no debían hacerlo.
Hoy en día en las iglesias, la mayor cantidad de citas que atienden los consejeros espirituales tienen que ver con orientación en grandes dificultades que afrontan los creyentes y que se originaron en decisiones mal tomadas porque las personas no consultaron a Dios en oración.
Si oramos más, pidiendo la dirección de Dios para tomar decisiones sabias, tendremos menos problemas a futuro.
Aquí encontramos otra razón más del porque debemos orar y actuar conforme a la voluntad de Dios, así como el Señor Jesús oraba al Padre: “que se haga conforme a tu voluntad”. Y en la oración modelo que él dejó, también se resalta la acción de pedir que se haga la voluntad de Dios.
4. La oración es una manera de traer las bendiciones de Dios a nuestra vida
1 Juan 5:14-15 Esta es la confianza que tenemos al acercarnos a Dios: que, si pedimos cualquier cosa conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que Dios oye todas nuestras oraciones, podemos estar seguros de que ya tenemos lo que le hemos pedido.
En la Biblia encontramos ejemplos de personas que vieron el poder y el amor de Dios revelado en diferentes circunstancias de sus vidas porque oraron y creyeron y así mismo fueron bendecidos. (Abraham y Sara, Moisés, David, Josué, Elías, Jesús, los discípulos de Jesús)
El mismo Señor Jesucristo prometió en E. Juan 14, que lo que pidamos al Padre en su nombre, él lo hará.
El apóstol Santiago hace una gran exposición sobre la oración, y enfatiza que debemos saber pedir y hacerlo con fe, incluso él resalta una gran responsabilidad de los lideres de la iglesia en la oración por los necesitados.
Sin embargo, no está bien que dejemos toda la responsabilidad de orar por nuestras necesidades al ministerio de intercesión de la iglesia; debemos pasar más tiempo en la presencia de Dios de manera individual, ya que nuestra relación con él es directa sin intermediarios.
En estos tiempos, es importante que cada familia tenga un tiempo para orar juntos y poner todas las metas, planes y necesidades familiares en las manos del Señor y más cuando hay pequeños en el hogar, para que en ellos también se cree el habito de la oración personal con Dios.
Las bendiciones que todavía no han llegado a tu vida, muy seguramente es porque no están con forme a la voluntad de Dios, o no estás orando con fe, o sencillamente no estás dedicando tiempo a la oración.
5. En la oración recibimos poder espiritual de Dios para enfrentar los ataques del maligno
Efesios 6:10-11: Por lo demás hermanos míos, fortalézcanse en el Señor y en el poder de su fuerza. Vístanse de toda la armadura de Dios, para que puedan estar firmes contra las asechanzas del diablo.
Sabemos que mientras estemos en este mundo, aunque no somos del mundo, el diablo siempre buscará la manera de atacarnos para desviarnos de los propósitos de Dios, pero la oración del justo puede mucho, así que en la oración nos revestimos del poder de Dios para poder estar firmes sin ser derrotados.
Es fácil entender que un hijo de Dios que no tiene el hábito de la oración, prácticamente está en una condición de derrota, incluso antes de haber enfrentado la tentación.
Y tampoco es suficiente pedir el apoyo de otra persona en oración, sino que cada creyente es responsable por su tiempo personal de comunión con Dios cada día.
La palabra de Dios nos enseña que en las pruebas y dificultades somos perfeccionados, afirmados, fortalecidos y establecidos y todo esto para que al nombre de Dios sea la gloria por los siglos.
En oración nos fortalecemos y recibimos protección divina de Dios para que los espíritus diabólicos y la maldad de este mundo, no nos puedan tocar.
Conclusión
Una de las obras que el Espíritu Santo hace en nuestras vidas es guiarnos a orar como convine (él intercede por nosotros con gemidos indecibles y él nos guía a toda la verdad), así que crear un habito de oración si es posible y se debe convertir en uno de los pilares de nuestra fe.
Y…¿tú que haces, por ejemplo, el miércoles en la noche? ¿vienes a la iglesia a orar? Es necesario que dediquemos menos tiempo a ver telebovelas y más tiempo a la oración con Dios…¿y tus hijos?…disfrutando de los mejores regalos como el Xbox, play station, celular con todas las redes sociales…cuando el mejor regalo que deberían recibir debe ser la Biblia y un buen libro de devocionales…y la mejor enseñanza que les deberías dar es “cómo tener una relación personal con Dios”.
Los miércoles en “Anochecer con Dios” con Albita, estamos teniendo un tiempo para interceder por los hijos y los jóvenes, ya que necesitamos ver que Dios levante una nueva generación, conforme a su corazón porque estamos en un mundo en gran manera perverso. No esperes mas para unirte a esta reunión porque en tu propia casa hay necesidad de Dios.
Es necesario que dobleguemos nuestro ego y nuestros deseos del cuerpo bajo el poder del Espíritu Santo para que podamos ver y reconocer la gran necesidad que tenemos de Dios; y sin más vacilación anhelemos y busquemos la presencia de Dios en alabanza y adoración con oraciones que toquen su corazón y él transforme nuestra vida.
¡¡¡AMÉN!!!