Iglesia Familiar de Restauración: IFRAN Bogotá Norte
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Propósito: “Recordar a la iglesia que, como esclavos de Cristo, debemos reconocer su señorío absoluto y vivir en total dependencia y devoción a Él.”

Hoy cuando escribimos una carta, iniciamos describiendo a quien va dirigida, luego el cuerpo del mensaje y terminamos con los datos de quien la dirige.

En el primer siglo, esa estructura era algo diferente. Primero se mencionaba quien dirigía la carta, luego a quien iba dirigida y finalmente el mensaje.

Así inicia la carta que vamos a estudiar: “Yo, Santiago, esclavo de Dios y del Señor Jesucristo, escribo esta carta a las «doce tribus»: los creyentes judíos que están dispersos por el mundo. ¡Reciban mis saludos!” Santiago 1:1 NTV.

Ahora, ¿quién es este Santiago? Los estudios coinciden en que el autor de esta carta es Santiago, uno de los hermanos de Jesús.

Este Santiago es nombrado en varios pasajes de las escrituras, sin embargo, es muy probable que usted no vea el nombre de Santiago, sino el de Jacobo. Es la misma persona. ¿Cómo pasamos de Jacobo a Santiago? Por similitud fonética entre la pronunciación de Saint Jacob, con Santiago.

Hechas las aclaraciones correspondientes, desarrollemos el inicio de la carta:

Yo Santiago: Santiago, el hermano de Jesús, el que según nos narra el evangelio de Juan no creía en Jesús. Y es que intentemos imaginar sin ir más allá de la palabra de Dios, cómo sería para Santiago haber crecido con Jesús, un hermano perfecto. Y es que sabemos por el escritor de hebreos, quien en el verso 15 del capítulo 4, nos indica que Jesús NUNCA pecó: “Nuestro Sumo Sacerdote comprende nuestras debilidades, porque enfrentó todas y cada una de las pruebas que enfrentamos nosotros, sin embargo, él nunca pecó.” Hebreos 4:15. Quizás fue precisamente esa perfección intachable la que generó envidia y rechazo en sus hermanos (Jesús nunca dijo una mentira, nunca desobedeció a sus padres, nunca le hizo pilatunas a sus hermanos, no rivalizó con ellos). Es posible que esta conducta perfecta, dificultara que sus propios hermanos reconocieran quién era Él realmente. Como lo relata el evangelio de Juan 7:1-5.

No dudo que muchas veces la confianza y la cercanía nos hace dudar de los dones y la sabiduría que Dios pone en sus escogidos. Me apoyo en la declaración de Jesús en Marcos 6:4:

Pero llegaría el momento de la conversión de los hermanos de Jesús, entre ellos Santiago. Pero este evento no sucedería sino posterior a la muerte de Jesús y su resurrección. ¿Cómo fue? Al parecer se convence que el hombre con el que creció es el hijo de Dios cuando Jesús se le aparece luego de resucitar, así lo relata el apóstol Pablo en 1a Corintios 15:3-4,6-7. Y tal sería la conversión de Santiago, que según nos relata el libro de hechos de los apóstoles y en las cartas paulinas, se convierte en un líder importante de la iglesia en Jerusalén.

Esclavo de Dios y del Señor Jesucristo:

Cuando queremos que nos den importancia, muchas veces utilizamos la familiaridad con personas importantes. El popular “usted no sabe quién soy yo”. Pero no es así con Santiago. Santiago no escribe, Yo Santiago hermano de Jesús, jugaba pelota con él, comíamos juntos……… Sino que dice: ESCLAVO DE DIOS Y DEL SEÑOR JESUCRISTO.

Y es que pensemos, Santiago pudiéndose presentar, como Santiago el hermano de nuestro Señor Jesucristo o Santiago el líder de la iglesia de Jerusalén; porque Santiago al parecer era el líder de la iglesia de Jerusalén, pues cuando salió Pedro de la cárcel pidió que se le avisara a Santiago y a los demás hermanos y cuando Pablo llegó a Jerusalén, rinde un informe a Santiago y a los demás ancianos de la iglesia. según nos narra Hechos 12:17 y 21:18. Y más adelante el mismo apóstol Pablo, narra en su carta a los Gálatas, que él fue reconocido como Apóstol, por Santiago, Pedro y Juan: “Pilares de la iglesia”. Así que pudiendo presentarse con todas sus credenciales, Santiago prefiere presentarse como ESCLAVO de Dios y del Señor Jesucristo.

Esta frase de Santiago, para mi es una clara evidencia que él tuvo un encuentro personal con Jesús; porque al igual que él, otros escritores de la biblia se presentan como esclavos de Cristo y se rinden ante su señorío.

Por ejemplo, el apóstol Pablo: En la carta que escribe a los Romanos y a Tito, se declara esclavo de Jesucristo. Pedro en su segunda carta, también se declara esclavo de Jesucristo. Judas, también en su carta se declara Esclavo de Cristo. Y Juan en su carta del apocalipsis en el prólogo menciona que esta (refiriéndose a la carta), es una revelación de Jesucristo, la cual le dio para mostrar a sus esclavos (doulos=esclavos) los acontecimientos que deben suceder pronto.

Y es que los hombres que tuvieron encuentros íntimos con Jesús, nunca alardearon de ello, ni eso les dio licencia para tratar con insolencia a Cristo. No fueron igualados.

Por ejemplo Juan, quien se denomina a sí mismo como el discípulo amado y a quien Cristo, aún estando en su agonía le deja la instrucción de cuidar de su madre María; cuando se le aparece en la isla de Patmos, no lo saluda con desparpajo, sino que nos narra los versos 9 al 18 del primer capítulo de apocalipsis, que Juan cuando lo vio cayó a sus pies desmayado.

Así que Santiago reconociendo quien fue con el que creció, se presenta como esclavo.

DOULOS: Esta palabra griega, muy de moda entre algunos hermanos, como en su época fue “Jireh”, significa literalmente dominado por otro, sometido a la voluntad de otro. Y en el griego siempre “doulos” traduce esclavo. Sin embargo, vemos en la mayoría de nuestras versiones de las biblias que traducen esta palabra como siervo. ¿Por qué? Tal vez por la connotación de esa palabra en los periodos en que se tradujeron los textos sagrados, pero permita confesarle que no he encontrado una palabra que mejor me permita comprender la obra de salvación de mi señor Jesús que esta: ESCLAVO (doulos).

Si yo se que somos Hijos de Dios, Coherederos de la gracia, sus ovejas, el cuerpo de cristo y todos estos nombres nos permiten comprender facetas y aspectos de nuestra relación con Cristo, pero esclavo para mí fue un detonante en mi cabeza, que me ha hecho revaluar la forma de percibir las cosas de este mundo y mi trasegar por él.

Ahora la pregunta es: ¿Santiago y los demás apóstoles son los esclavos de Cristo? O todos los que decimos ser cristianos somos esclavos de Cristo.

Todos los que decimos ser cristianos, somos esclavos de Cristo.

Acompáñenme a leer Ro. 6: 17-23:

Yo se, que en la sociedad que vivimos este mensaje no encaja, pues el mundo nos vende la idea falsa que somos libres, pero eso no es así, la palabra de Dios nos enseña que o somos esclavos del pecado o somos esclavos de Cristo.

El actual presidente se declara un “emancipador”. Un emancipador es una persona que libera de cualquier clase de subordinación o yugo. Sin adjetivos “descalificativos” hacía el presidente.

¿A usted le parece que ese Señor es un liberador? ¿A usted le parece que ese señor se ve como un hombre libre?

Del libro del pastor John MacArthur, que se titula esclavo, extraje varios datos que quiero compartir con ustedes:

-. Lo primero que debemos descubrir es que la palabra “doulos”, esclavo aparece en el nuevo testamento 120 veces. No es un tema menor.

-. Lo siguiente que debemos entender es la connotación que para la época esa frase significaba. En la época del imperio romano era normal la esclavitud, se calcula que en 60 y 80 millones de personas eran esclavos en todo el imperio romano, por eso el Pastor MacArthur menciona que: “cuando Pablo, Pedro o Santiago se llamaban a sí mismos “esclavos de Cristo”, no estaban usando una metáfora desconocida o suave. Estaban adoptando deliberadamente la identidad más baja y común de su sociedad para describir su sumisión total y absoluta a Jesucristo, su Amo.

-. En el siglo 1 se comercializaban los esclavos y podría darse el caso que un amo compraba el esclavo de otro, porque también eran utilizados como moneda de cambio. Y su precio variaba por sus habilidades, fortaleza, capacidad física y estado de salud. Ahora bien ¿cuanto crees que costaría un esclavo enclenque?, ¿bueno para nada, holgazán, insubordinado, desobediente y esperando la menor oportunidad para traicionarte? NADA, ni siquiera se podría usar como moneda de cambio, pero Dios decidió comprar ese siervo (tú y yo) y lo compró al precio más alto que nadie jamás pudo haber comprado. Leemos en 1ª Pedro 1:18-19

En su libro, el pastor John, hace un paralelo entre un esclavo del siglo primero y nuestra condición de esclavos de Jesucristo, de los cuales extraje algunos:

 

A).  Propiedad exclusiva:

En el siglo 1 cuando se tenía esclavo, este era propiedad exclusiva de su amo, no se podía tener 2 amos, 1 esclavo no se compartía y ese amo podía hacer lo que quisiera con ese esclavo. Existían amos tan buenos, que aunque el esclavo después de cierto tiempo podía recobrar su libertad, decidía voluntariamente quedarse como esclavo y estaba el otro extremo, amos tan malvados que sus esclavos lo único que deseaban era la muerte o ser comprados por otro amo. Y eso éramos tú y yo cuando estábamos esclavos del pecado (un amo cruel e implacable). Leemos en Romanos 6:16-18

B).  Sumisión completa:

Implica estar disponible siempre a obedecer al amo en todas las maneras. El único deber del esclavo era llevar a cabo los deseos del amo, y anhelaba hacer tal cosa sin vacilación o reparo. La sumisión al señorío de Cristo, una actitud del corazón que por sí misma se desarrolla en obediencia a Él, es el marco que define a aquellos convertidos genuinamente.

Recordemos la parábola que el Señor Jesús nos cuenta en Mateo 25, donde nos habla de 3 “doulos”, esclavos: Y aunque los 3 conocían a su amo, 2 lo complacieron y él los llenó de elogios, pero el otro, no hizo lo que le agradaba a su amo; en vez de velar por los intereses de su amo, veló por los propios “¿Y si pierdo la plata?, me mata” Y por eso leemos en el versículo 30: “Ahora bien, arrojen a este siervo (esclavo) inútil a la oscuridad de afuera, donde habrá llanto y rechinar de dientes”. Mateo 25:30.

C).  Devoción singular:

El esclavo está siempre dispuesto para su amo, solo busca agradar a su amo. El mandamiento que resume la devoción singular es “Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente, y con todas tus fuerzas” Ahora, debo caer en un lugar común de mis exposiciones; pero ¿cómo se puede agradar al amo sin conocerlo? ¿Cómo puedo amar a quien no conozco? Y cómo se conoce a nuestro Señor Jesucristo, nuestro amo: No es a través de visiones, no es limitándonos a asistir a un culto evangélico, no es tratando de ser “buena persona”, es a través del conocimiento de la palabra y de una vida de oración que debe ir en concordancia del conocimiento de la palabra de Dios. La devoción es singular, porque solo podemos buscar agradar a un amo. Leemos en Lucas 14:25-26

D).  Dependencia absoluta:

En el siglo primero, muchos esclavos decidían voluntariamente seguir como esclavos, aún al ganar su libertad, algunos hasta siendo libres se hacían esclavos. ¿Por qué? Un esclavo no tenía que preocuparse por absolutamente nada. Su amo le proveía todo: Alimentación, alojamiento, vestuario. Él esclavo solo se debía preocupar por hacer lo que su amo le agradaba y nuevamente encontramos el paralelo con el cristiano. Leemos: “Así que no se preocupen por todo eso diciendo: “¿Qué comeremos?, ¿qué beberemos?, ¿qué ropa nos pondremos?”. Esas cosas dominan el pensamiento de los incrédulos, pero su Padre celestial ya conoce todas sus necesidades. Busquen el reino de Dios por encima de todo lo demás y lleven una vida justa, y él les dará todo lo que necesiten.” Mateo 6:31-33.

El apóstol Pablo si que lo tenía muy claro, pues reconociendo su condición de esclavo de Cristo manifestaba: “Por nada estéis afanosos; antes bien, en todo, mediante oración y súplica con acción de gracias, sean dadas a conocer vuestras peticiones delante de Dios.” Filipenses 4:6 LBLA

E).  Responsabilidad personal:

Los esclavos del primer siglo eran completamente responsables ante sus dueños por todo lo que hacían. Amo complacido, esclavo retribuido. Amo insatisfecho, esclavo retribuido. Nosotros también somos responsables de todo lo que hacemos delante de Dios y según las escrituras, en algún momento tendremos que dar cuentas de nuestras acciones delante de Él. El apóstol Pablo en el capítulo 14 de la carta a los Romanos, nos recuerda que cada uno de nosotros tendremos que dar cuentas delante de Dios. Y en la segunda carta a los Corintios 5:10, nos recuerda…..

que nos dirá el Señor cuando lleguemos al cielo: “Buen esclavo fiel, entra al descanso de tu Señor”. O “Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad”.

Usted me puede decir que esta condición ya no es suya, pues usted ha sido declarado hijo de Dios. Y eso es cierto, pero si reconoce que nos convertimos en hijos de Dios a través de la fe en Jesucristo y la adopción espiritual, no por nacimiento natural. La Biblia describe este proceso como un nuevo nacimiento o una regeneración, donde somos adoptados dentro de la familia de Dios. Este cambio implica una transformación interior, donde el Espíritu Santo nos ayuda a entender y seguir la Palabra de Dios, y nos permite llamar a Dios “Padre” con confianza.

Luego este proceso no pudo llegar a nuestras vidas, de no ser por la obra de Jesucristo, como leemos en Filipenses 2:5-8

Es más, esta condición de esclavos no se nos quita nunca, pues leemos al final del libro de apocalipsis, en el capítulo 21, desde el verso 22-27 (se está describiendo la nueva Jerusalén: Y en ese hermoso lugar, tú y yo estaremos, pero mira en que condición: Apocalipsis 22:3-5

 

Al pueblo de Dios, disperso por el mundo: Esta carta, es llamada una epístola universal, porque no está dirigida a nadie en particular, está dirigida al pueblo de Dios, disperso por todo el mundo. Tú y yo, somo el pueblo de Dios. Así nos lo recuerda 1Pedro 2:9. Y somos un pueblo que peregrinamos en este mundo, como dice en el verso 11. “Somos extranjeros en esta tierra y por tanto nos debemos abstener de los deseos de este mundo”.

Esta epístola, contraría a la carta a los romanos trae muy poca doctrina, pero si viene recargada de una demostración práctica de la fe. Se cree que Santiago escribe esta carta, porque evidenció que los creyentes estaban recostándose sobre la gracia y la fe y dejando de lado las obras que la confirman.

Conclusión:

IFRAN, esta carta de Santiago está dirigida a ti, que al igual que yo, también crees en el evangelio de Jesucristo y crees conmigo que Jesús es nuestro Señor y lo reconocemos como nuestro salvador y descansamos en esa verdad. Todos nos sabemos Juan 3:16, pero no podemos pretender que ese texto está por allá aislado de los demás versos. Así como recitamos de memoria Juan 3:16, recitemos de memoria Juan 3:36: “El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que no obedece al Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios permanece sobre él.” NTV.

Esta carta es un desafío para los que decimos tener fe, pues si decimos tener fe, debemos vivir conforme a esa fe y demostrar con nuestras acciones, cuan grande esa fe que decimos que tener.

 

Este documento ha sido preparado por Maicol Andrés Pérez. Un pecador, redimido por la gracia de Dios, que solo puede hablar de las maravillas que Dios ha hecho y que él ha visto.

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