Iglesia Familiar de Restauración: IFRAN Bogotá Norte
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Las bendiciones del sufrimiento

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Introducción

Apreciada IFRAN es un verdadero privilegio estar nuevamente aquí en este pulpito diciéndoles: ¡Esto dice el Señor Soberano!, con la expectativa si me escucharán o no, o mejor aún si llevaremos a la práctica la predicación o solo la tomaremos como la palabra del domingo.

Hoy debo decirles que cada vez que me presente ante ustedes y tenga la oportunidad de predicar lo haré desarrollando una serie que he titulado: “Estilos de vida que transforman” porque si la palabra no se vuelve vida en nosotros se queda como simple información que recibimos, pero lo que Dios desea es que podamos ver y reflejar su gloria, teniendo un estilo de vida que está siendo transformado a su imagen, muy acorde con la visión de IFRAN.

 

Voy a estar compartiendo con ustedes el día de hoy, pero no haré como hicimos con Ester una predicación de toda la vida de un libro, carta o persona, por razones de tiempo y continuidad. Sin embargo, para el día de hoy, luego de haber pasado lo que se conoce como la “semana mayor”, la “semana santa”, aunque otros la ven como la semana de descanso o de receso, independiente de lo que se piense, bien o mal el mundo habla de Jesús y el creyente, aspiraría yo, que permanentemente reflexione sobre lo que ocurrió, manteniendo en la memoria lo que también llaman la “semana de la pasión”, así nosotros no celebremos rituales como bien lo explico en las redes sociales el pastor Cesar.

 

Pero no se preocupe que no vamos a abordar ese tema, pero si vamos a hablar de una asignatura obligatoria, si lo viéramos como el programa de una carrera, por la que todos pasamos, y que mejor ejemplo, que nuestro modelo principal de vida quien la cursó y aprobó, esa asignatura es el sufrimiento. Debo decirle antes que me acompañen a la palabra, que cada letra de esta prédica fue escrita con alguien en mente, por lo tanto, si usted es esa persona que como yo está sufriendo o ha sufrido por cualquier circunstancia, le pido a Dios que nos fortalezca, restaure nuestra confianza y afiance la fe para ver con esperanza las bendiciones que Él tiene para cada uno de nosotros, porque hay una gran certeza: ¡tú le importas a Dios! Y Él está atento a lo que estamos viviendo, vivimos o viviremos con su amor inagotable.  

 

Es bastante común, aunque no sea cierto, que una persona cristiana no tendría razón de sufrir, porque somos hijos del Rey, somos del reino, los ungidos, los privilegiados y demás argumentos que se ha vendido del cristianismo como si fuera parte de un caramelo del engaño para evangelizar; tanto que una secta tenía o tiene en su slogan “pare de sufrir”, lo cual incluso es un clásico programa religioso que incluye la bendición del vaso con agua e informaciones para los fieles de lo que ellos denominan la Iglesia Universal; pero ese slogan que es lo que nos gusta escuchar es tan verdadero como una moneda de cuero; sin embargo, cantidad de creyentes nos planteamos preguntas en las que cuestionamos el sufrimiento como ¿Por qué ha permitido Dios que me ocurra esto a mí?, ¿De qué vale seguir a Dios si mire lo que me pasa?, ¿Para qué todo esto si yo no he sido tan malo?, esto no puede ser de Dios, seguro es un ataque del enemigo porque si Dios es bueno permite todo este mal.

 

Estas y otras muchas más preguntas tal vez nos hemos hecho, tanto creyentes y muchos incrédulos, y queremos obtener respuesta, ojalá de forma rápida y en la dirección que queremos escucharla; pero al contrario de lo que algunos cristianos hemos aprendido en ciertos círculos, Dios no se apresura en explicar lo que Él está haciendo ni tampoco tiene porqué; ¡ah! Y si piensas que el sufrimiento o desierto o valle o circunstancia o el nombre que quieras ponerle no puede venir de parte de Dios y menos me puede pasar a mí que soy su hijo, pues para que se anime acompáñame a un libro que tiene un nombre bien motivacional, como le gusta a los predicadores de la prosperidad, es sarcasmo.

¿Quién puede ordenar que algo suceda sin permiso del Señor? ¿No envía el Altísimo tanto calamidad como bien?

Lamentaciones 3:37-38

Si usted cree que Dios tiene la obligación de explicarnos su conducta, pues le invito a contestar ese par de preguntas que le hace Dios por medio del profeta Jeremías. Apreciada IFRAN, como dicen popularmente, quiero bajarle la caña, si nos creemos tan importantes que pensamos que Dios debe explicarnos la manera en que obra en nuestra vida, lamento desilusionarte, no tiene porque hacerlo, no solamente porque tal vez ni lo vamos a entender, miremos Isaías 55:8-9, Romanos 11:33 y 1 Corintios 2:16; entonces muchas de nuestras preguntas que especialmente empiezan con el “por qué” tendrán que quedar sin respuesta ahora, por lo que te invito que ante lo que estés viviendo aceptemos nuestra comprensión parcial y confiemos en una verdad que dice Romanos 8:28: “Y sabemos que Dios hace que todas las cosas cooperen para el bien de quienes lo aman y son llamados según el propósito que él tiene para ellos” .

 

No debemos discutir con Dios por ninguna aflicción que tenga a bien enviarnos en cualquier tiempo, nuestro estilo de vida debe destacarse por la confianza que tenemos en el Dios que creemos, con la certeza total que todas las cosas que estamos viviendo cooperan para nuestro bien. Pero es difícil, doloroso, angustioso y todo lo que quiera, es cierto;

Sin embargo, aunque el sufrimiento persista no tiene nada que ver con el amor y la misericordia que el Señor tiene por nosotros; entonces quitemos de nuestra alma afirmaciones que nos decimos como “Si Dios es todopoderoso y lo sabe todo, por qué dejó que algo tan terrible me ocurriera, debe odiarme”; o “es imposible que si Dios me ama tanto nos permita tanto sufrimiento y tanta desilusión, eso no puede ser parte de su plan, seguro es del diablo”. Queridos hermanos esto es tener un concepto equivocado tanto de la Biblia como de nuestro Dios, y si así pretendemos vivir, por eso nuestros estilos de vida no reflejan la verdad sino el engaño.

 

Todo lo que estamos viviendo cuenta con el aval o el permiso del Señor, nada se ha salido de su plan ni lo que nos esta pasando lo ha tomado por sorpresa; esa calamidad o sufrimiento hace parte del currículo de nuestra carrera cristiana, por lo tanto, aunque nos desagrade, es una asignatura obligatoria, no una electiva por la que debemos atravesar; y si quieres más motivación, déjame decirte que la pasaremos en más de una ocasión, pero con diferentes contenidos; algo así como la saga de rápido y furioso o Indiana Jones o la guerra de las galaxias, hay sufrimiento I, sufrimiento II, etc.; y si eso no es suficiente, donde la repruebes no te preocupes podrás repetirla, el Maestro tiene suficiente paciencia para enseñarnos hasta que aprendamos la lección que ha preparado para nosotros y cumpla su propósito que marcará una transformación total en nuestro estilo de vida.

 

Apreciada IFRAN quejarse y tener lástima de sí mismo en medio del sufrimiento es una reacción mortal, aunque parezca muy lógica y hasta nos haga sentir mejor, no nos ayuda a crecer; mientras si recuperamos la perspectiva eterna de la situación ese sufrimiento nos fortalecerá, aunque inicialmente nos desaliente; el sufrimiento fomenta un estilo de vida que engrandece nuestro espíritu, nuestra relación con Dios y ayuda a que nuestra alma desarrolle una perspectiva diferente de las situaciones, haciendo que la reacción que tengamos se transforme y comience a notarse en la manera de actuar, esto lo sabe nuestro Maestro y los científicos en estudios lo han denominado “la ley de la adversidad”. 

A pesar de lo extraño que parezca, el bienestar habitual no es provechoso para ninguna especie del planeta porque produce víctimas.

Piense en un animal débil en un zoológico, todos los días lo alimentan, vive acostado y lo máximo que hace es bostezar; un árbol que lo cuidan tiene a su disposición agua, abono, tierra y demás pues no necesita ni siquiera fortalecer sus raíces ni profundizarlas; pero que de un ser humano que lo ha tenido “todo”, cualquier situación adversa, por insignificante que parezca, lo lleva hasta pensar en quitarse la vida.

Así como los tiempos “fáciles” a menudo producen fragilidad emocional y física, lo opuesto también, los tiempos difíciles producen una profunda fortaleza desde lo más profundo de nuestro ser, el fruto del Espíritu se hace vida en nosotros, revisa conmigo Romanos 5:3-4 y Santiago 1:2-3.

Por lo tanto, apreciada IFRAN ¿existen bendiciones dadas por Dios que transforman nuestros estilos de vida mientras enfrentamos el sufrimiento?, la respuesta es sí y amén.

No podemos ni debemos pensar que los cristianos que se dan “buena vida” son los bendecidos y los que la pasan “mal” deben tener quién sabe qué, porque de lo contrario tenemos un concepto totalmente inmaduro del Dios que nos ama y de Jesús.

 

Es precisamente el sufrimiento que nos evidencia su amor, su gracia, su misericordia y todo su ser; allí le conocemos como nuestro consolador, nuestra fortaleza, nuestro estandarte, nuestro proveedor, quien va con nosotros, el que siempre esta aquí, el que nos ama, el poderoso creador, el que gobierna, nuestra paz, nuestro pastor, nuestra justicia, nuestro sanador, nuestra victoria, el que nunca nos desampara, quien siempre está conmigo… en fin, si solamente el conocerle más íntimamente no le parece que son unas enormes bendiciones que transforman nuestros estilos de vida, sabe que… apague y vámonos.

 

Pero permítame animarlo a que sigamos asumiendo las bendiciones del sufrimiento como parte de nuestro estilo de vida que obedece el evangelio de nuestro Señor Jesucristo, porque precisamente Él fue y es el modelo de haber sido probado y aprobado en esa asignatura, solo miremos Isaías 53 de lo que allí habla, pero no sólo miremos el drama, si el resultado final, versículos 10 y 11. También lo que Él mismo expreso en Juan 12:27 donde a pesar de la angustia que produce, recupera la perspectiva correcta de lo que está pasando y dice “¡pero esa es precisamente la razón por la que vine!” Uff que actitud de confianza.

Conclusión

Amada IFRAN para ir cerrando, mientras sigo viviendo este mensaje recordaba una película que tal ya has visto “Milagros del cielo” y pues no la voy a contar para aquellos que quieran verla; sin embargo diré que se trata de una joven niña que sufre por un grave trastorno digestivo que no puede comer y termina en un hospital en Boston, etc., mírela, pero lo que me quiero centrar es que luego de pasar por diferentes etapas, la mamá de la niña, que es una creyente comienza a observar los diferentes milagros que han sucedido por lo que le ocurrió a su hija y como en medio de tanto sufrimiento que han experimentado, Dios se ha manifestado con tanto amor eterno que su relación con Él se transforma por completo.

 

Iglesia detrás del sufrimiento que tu o yo estamos viviendo hay una enorme bendición que está transformando nuestro estilo de vida, pero esto no se aprende por todos los sermones que quieras o no escuchar, ni tampoco en una clase de teología, ni siquiera por venir a la iglesia, se aprende experimentándolo.

La intimidad con nuestro Señor se da por experiencia propia no es por lo que nos cuenten, por lo tanto, no minimicemos el sufrimiento propio ni del otro, no busquemos validar esa materia o que otro la viva por nosotros; si realmente deseamos ser como nuestro Maestro abracemos lo que estamos viviendo, sabiendo que allí está existiendo una enorme transformación para nuestras vidas y de los que nos rodean. Estoy seguro que si pudiéramos pasar por alto nuestros sufrimientos buscaríamos cómo hacerlo, pero el verdadero crecimiento precisamente esta allí, en ese sufrimiento que Dios nos permite vivir, no es extraño que lo experimentemos, que nos moleste, que queramos cancelar esa asignatura,

que nos sintamos mal por lo que está pasando; pero es hora de verlo como el Maestro lo ve, y es que eso que nos hizo o nos está permitiendo sufrir en este momento es una enorme bendición para nuestra vida.

 démonos la oportunidad de cambiar la perspectiva y ver lo que Dios ha hecho y sigue haciendo en medio del sufrimiento, seguramente encontraremos grandes motivos para darle a Él toda la honra, el honor y la gloria por las bendiciones que estamos recibiendo y podremos decir como el salmista, Salmos 13:5-6:

 

“Pero yo confío en tu amor inagotable; me alegraré porque me has rescatado. Cantaré al Señor porque él es bueno conmigo”.

¡AMEN!

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Giovanny Paredes Predicador

Las bendiciones del sufrimiento

📖 Lamentaciones 3:37-38

🗓14 de Abril de 2024