Piénsalo, ¿cuál fue el primer mensaje que Jesús hizo, después que salió de la tentación en el desierto? Las escrituras dicen, “Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.”

¡Jesús hizo el llamado al arrepentimiento antes de llamarles a creer! Cristo predica, “Arrepiéntete primero, y cree.” 

En otra parte Jesús habla de su misión, “…porque no he venido a llamar justos, sino pecadores al arrepentimiento.” (Mt. 9:13). 

¡El evangelio de Jesús era acerca del arrepentimiento!

Dios en su santa Palabra hace continuamente un llamado al ser humano para que se arrepienta y se vuelva a Él.

El arrepentimiento no es opcional. Es un mandato de Dios: Hechos 17:30 

Jesús habla de que el arrepentimiento se debe de poder ver: Lucas 3:8 

¿Tú por qué crees que eres cristiano?

• ¿Por qué un día hiciste la oración del pecador? ¡No!
• ¿Por qué levantaste la mano en una reunión? ¡No!
• ¿Por qué vas a la iglesia? ¡No!
• ¿Por qué ofrendas? ¡No!
• ¿Por haber sido bautizado? ¡No!

El verdadero discípulo inicia con el arrepentimiento.

El mensaje de Juan a los judíos fue simple y directo: “Y en aquellos días vino Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea, Y diciendo: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.” (Mt. 3:1-2). 

Personas venían de todas partes para escuchar la predicación de Juan. Y él les dijo en términos claros: ¡El Mesías pronto aparecerá en nuestros medios, así que prepárense para encontrarse con El! Se sentirán contentos por su venida. ¡Pero les digo, sus corazones no están preparados, porque aún están en pecado! 

“por fuera tienen apariencia limpia y santa. Pero por dentro, están llenos de los huesos de hombres muertos Ustedes son una generación de víboras, serpientes, sin temor alguno a Dios. Aun así no tienen el concepto de que son pecadores. Les advierto, deben tratar con su pecado antes que puedan creer en el salvador y seguirle. ¡Así que, arrepiéntanse, vuélvanse de su pecado, y vivan de una forma que refleje un cambio genuino!” 

¿Por qué los cristianos de hoy no se arrepienten?

Es producto de la predicación superficial que vemos hoy en día que no produce cambio verdadero. Debe haber una señal de regeneración. Somos salvos por fe, pero la fe sin obras es muerta.

Algunos citan Hechos 16.31 (Cree en el Señor Jesús, y serás salvo, tú y toda tu casa) y dicen que la salvación viene por el creer, “pero Creer NO es suficiente”

El apóstol Santiago escribe una carta muy pastoral y dice en 2:19-20:

“Tú crees que Dios es uno (que hay un solo Dios). Haces bien; también los demonios creen, y tiemblan. Pero ¿estás dispuesto a admitir (¿quieres saber), oh hombre vano (necio), que la fe sin obras es estéril?”

¿Qué es el arrepentimiento?

El significado completo y literal de la palabra “arrepentimiento” en el Nuevo Testamento es “sentir remordimiento y reproche propio por los pecados contra Dios; es estar contrito, dolido; el querer cambiar de dirección.” 

Arrepentimiento es la traducción al español de la palabra griega “metanoia” que significa cambiar de mente o nuestra forma de pensar. Sentirse dolido no constituye arrepentimiento. Más bien, el verdadero dolor lleva al arrepentimiento. 

Resumiendo, este término significa un cambio de mente, pero se trata de un cambio de mente que afecta al ser moral del hombre hasta lo más profundo de su ser. Es un cambio de mente que le hace apartarse de sus pecados con repulsión, y que lo lleva a aborrecerse por haberlos cometido. 

El Apóstol Pablo dice en 2ª corintios 7:10 

N.T.V “pues la clase de tristeza que Dios desea que suframos nos aleja del pecado y trae como resultado salvación. No hay que lamentarse por esa clase de tristeza; pero la tristeza del mundo, al cual le falta arrepentimiento, resulta en muerte espiritual”

R.V 60 

Pablo predicaba arrepentimiento a los creyentes. Él predicó un mensaje fuerte de arrepentimiento a los cristianos en Corinto. Los creyentes de Corinto habían sido ricamente bendecidos por Dios, siendo enseñados bajo poderosos maestros de la palabra.  Sin embargo, su congregación permanecía en pecado. 

Mientras observo la iglesia actual, pienso: ¿Nosotros como protestantes, insistimos en un “dolor” bíblico como evidencia del verdadero arrepentimiento? 

¿Estaremos llevando a las masas de personas no arrepentidas a una paz falsa? ¿Estaremos enseñándoles mal al decirles que todo lo que Dios requiere de ellos es que digan, “¿Creo en ti, Jesús?” 

¿Hemos acortado la convicción genuina por el pecado? Nos hemos adelantado y ofrecido salvación a aquellos que realmente no se han arrepentido, quienes no se han dolido por sus ofensas, quienes no han visto lo extremo de sus pecados, quienes han buscado la fe tan solo para esconder sus lujurias tras ella.

El arrepentimiento es cambio de mente, es cambio de actitud. Es abandonar nuestros propios caminos para andar en los caminos del señor; es dejar nuestra confianza en nosotros mismos y en nuestra propia piedad, para confiar plena y exclusivamente en la gracia divina.

Hay quienes se “arrepienten” y lloran, simplemente porque fueron sorprendidos en su maldad; ¿¡si no hubiera sido así!? , nunca hubieran expresado arrepentimiento. 

El arrepentimiento no es la vergüenza o el llanto por haber sido descubiertos, es el dolor de descubrir que en nosotros no hay nada bueno, que lo que hay en nuestro corazón nos avergüenza delante de Dios, así nadie mas sepa de nuestra maldad. Es volvernos a Dios con un corazón humilde y sincero, para suplicar que su gracia nos cobije, nos perdone y nos haga sus hijos

Ahora bien:

¿Qué no es arrepentimiento?

1- No es sencillamente tristeza por el pasado o remordimiento emocional, véase p. ej. el pueblo de Israel, tristes pero sin arrepentirse. (Números 14: 39-41).

2- Es posible estar avergonzado profundamente por la conducta que se tuvo anteriormente, sin apartarse sinceramente de la misma. véase p. ej. el caso de Judas. (Mateo 27:3-5).

¿Qué diferencia hay entre arrepentimiento y remordimiento?

En el remordimiento ¡NO! hay un verdadero aborrecimiento por el pecado. Uno puede estar lleno de remordimiento por algo que ha hecho sin sentir demasiado dolor por el pecado mismo. 

En tal caso el alma se vuelve sobre sí misma en amargura. No se acude a Dios con juicio propio.

Judas se sintió lleno de remordimiento por su sórdida traición cuando contempló su terrible resultado. Pero no hubo un verdadero arrepentimiento, un apartarse del pecado y del yo para volverse a Dios. En la amargura de su alma, se fue y se colgó.

El alma verdaderamente arrepentida queda afectada por el amor y la bondad de Dios. No se hunde en la negrura de la desesperación, sino que se da cuenta de que, a pesar de su terrible pecado y corrupción, tiene que aferrarse a Cristo. 

Lo mismo que Pedro en Lucas 5, el pecador verdaderamente arrepentido se da cuenta de su indignidad de que el Salvador se fije en él, y exclama, «Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador», y sin embargo, al mismo tiempo se arroja a los pies de Jesús.

Hay tres Áreas que deben de verse en un arrepentimiento genuino

1. Emociones -Dolor del pecado…
2. Intelecto -Cambio de mente
3. Voluntad. -Cambio de vida

¿Por qué es necesario arrepentirnos?

1. Porque todos hemos pecado contra Dios sin exceptuar a nadie. (Romanos 3:23).
2. Porque el pecado nos hace transgresores de la ley de Dios, por tanto, culpables ante Él. (1 Juan 3:4; Santiago 2:10).
3. Porque la falta de arrepentimiento acarrea la ira y el juicio de Dios. (Romanos 2.5)
4. Porque si no reconocemos nuestra necesidad de arrepentimiento y perdón, hacemos a Dios mentiroso y nos engañamos a nosotros mismos. (1Juan 1:8-10)
5. Porque es un mandato explícito de Dios a todo hombre pecador. (Hechos 17:30)
6. Porque esa es la voluntad de Dios dirigida con AMOR y misericordia hacia todo pecador. (2 Pedro 3:9)

¿Cuáles son los resultados del arrepentimiento?

1. Recibir el perdón inmediato de Dios y lo trae a una comunión con Él. (Marcos 1:4; Hechos 3:19)
2. Producir la salvación en el pecador que viene a Dios con un corazón contrito y humillado. (2 Corintios 7:10)
3. Al cambio genuino de mente y actitud le sigue un nuevo patrón de vida. (Mateo 3:8; Hechos 26:20).
4. Dispone y prepara el corazón para recibir la promesa del Espíritu Santo. (Hechos 2:38).